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Adrienne Rich: lo personal es político

, publicado el 1 Mayo 2012

De una sensibilidad militante, la poeta Adrienne Rich nunca tuvo pelos en la lengua. Su poesía es reivindicativa, revolucionaria y feminista por excelencia. Su tono poético-militante no deja inmune a ninguna mujer que la lea. Tanto sus poemas como sus ensayos son ejemplos de literatura comprometida. La poesía es un derecho humano – declaraba ella.

En la misma línea que su amiga Audre Lorde, Rich utilizó el arte para militar y reivindicar en voz alta. El silencio es un arma que actúa en nuestra contra. Como muy bien declara Mª Soledad Sánchez Gómez – traductora de dos de sus libros y, por tanto, gran conocedora de Adrienne-: “la obra de Rich pone de manifiesto la evidencia de que es posible exigir responsabilidad [social y moral] a la belleza”.

“Cuando una mujer dice la verdad, está creando la posibilidad de más verdad a su alrededor”. (RICH, ADRIENNE: Sobre mentiras, secretos y silencios, editorial Horas y Horas, 2011)

Adrienne Rich nació en Baltimore en plena crisis del 29 en el seno de una familia adinerada. A la temprana edad de 22 años publicó su primer libro de pomas, A change of world (“Un cambio de mundo”). Unos años más tarde se casó con el economista Alfred Conrad, padre de sus tres hijos. Fue madre por primera vez a los 26 años y a los 30 ya había dado vida a sus tres retoños. Hasta ese momento Adrienne, que se encontraba en una vida que ella misma definiría más tarde como de “domesticidad absoluta” y publicó una poesía no comprometida, que seguía las líneas patriarcales del mundo anglosajón. Pero no por mucho tiempo. Pronto se implicaría de lleno en los cambios políticos y sociales de EE.UU. y se dedicaría a investigar la relación del lenguaje y el poder: el lenguaje como arma de reivindicación, como una herramienta capaz de retransmitir la realidad en su estado puro (y duro), sin máscaras ni algodones. En esta época Rich comenzó a investigar los derechos de las minorías y se involucró en cuerpo y alma en el Movimiento de Liberación de la Mujer. Necessities of Life (Necesidades vitales, 1966), Leaflets (Folletos, 1969) y The Will to Change (La voluntad de cambiar, 1971) se convirtieron en testimonio de su convicción de que lo personal es político.

Poco tiempo después de la separación de su marido, éste se quita la vida trágicamente. Adrienne plasmó este fatídico suceso en los poemas de esta época. A partir de este momento, Rich se dedicó de lleno al feminismo y dio rienda suelta a su orientación sexual como lesbiana. En 1973 gana el premio National Book Award con la publicación de Diving into the Wreck (Buceando hacia el naufragio). Rich dedicó este reconocimiento a todas las mujeres.

Feminista, madre, lesbiana, luchadora, creadora, amante, reivindicativa, filósofa, revolucionaria, pensadora. Ésta era Adrienne Rich. Temas como la sexualidad, el racismo, el amor lésbico, las injusticias socio-económicas o los derechos de las mujeres son algunos de los que toman vida en su literatura. Su compañera de vida durante de 30 años fue la escritora Michelle Cliff.

Adrienne Rich tenía un carácter fuerte y las ideas muy claras. Estas dos virtudes le valieron para rechazar la Medalla Nacional de las Artes que Bill Clinton le concediera en 1997 porque, según, el arte era incompatible con la política cínica del gobierno americano. En su ensayo Por qué rechacé la medalla nacional de las artes, que es una carta dirigida al entonces presidente de los EE.UU., Adrienne Rich fue contundente:

En las últimas dos décadas he sido testigo del impacto, cada vez más brutal, de la injusticia racial y económica en nuestro país. No hay una simple fórmula que relacione el arte con la justicia, pero sé que el arte no significa nada si simplemente decora la mesa para la cena del poder que lo mantiene rehén. Las radicales disparidades de riqueza y poder en Norteamérica se están agrandando a una velocidad devastadora. Un Presidente no puede rendir honores significativamente a determinados artistas simbólicamente elegidos mientras la gente, en su mayor parte, está tan deshonrada […] Mi preocupación por mi país es inseparable de mis preocupaciones como artista. No podría participar en un ritual que me parece tan hipócrita.

Su trabajo no dejó de ser reconocido continuamente. Así, en 2004, obtuvo el premio Nacional del Círculo de Críticos Literarios en la categoría de poesía por su colección The School Among the Ruins.

El pasado 27 de marzo, la vida de esta magnífica mujer tocó su fin a los 82 años. La poeta norteamericana fue víctima de una artritis reumatoide que padecía desde hacía tiempo. Se encontraba en Santa Mónica (California).

Ella nos enseñó el espíritu de equipo, de grupo, para no sentir miedo, para no sentirnos solas. Este mes, desde MíraLes, dedicamos este espacio a la que fuera madre de las feministas.

Adrienne nos dejó un gran legado tras de sí y muchas semillas plantadas. Ojalá seamos capaces de recoger esos frutos con inteligencia. Aquí les dejo dos de sus poemas más conocidos, que se recogen en su libro de Veintiún poemas de amor y que hablan del amor lesbiano.

III

Porque ya no somos jóvenes, las semanas han de bastar

por los años sin conocernos. Sólo esa extraña curva

del tiempo me dice que ya no somos jóvenes.

Caminé acaso yo por las calles en la madrugada, a los veinte

con las piernas temblándome y los brazos en éxtasis más pleno?

Acaso me asomé por alguna ventana buscando la ciudad

atenta al futuro, como ahora aquí, esperando tu llamada?

Con el mismo ritmo tú te aproximaste a mí.

Son eternos tus ojos, verde destello

de hierba salvaje refrescada por la vertiente

Sí. A los veinte creíamos ser eternas.

A los cuarenta y cinco deseo conocer incluso nuestros límites.

Te acaricio ahora, y sé que no nacimos mañana,

y que de algún modo tú y yo nos ayudaremos a vivir,

y en algún lugar nos ayudaremos tú y yo a morir.

 

Poema emergente, sin número

Pase lo que pase, vivirá en mí tu cuerpo.

El ondeante ejercicio de tu amor,

sensible, frágil como la fronda apenas enroscada

del helecho en espiral en los bosques

recién dorados por el sol.

Amplios, tus muslos, viajeros nobles y generosos

donde mi rostro entero se hunde una y otra vez...

La sabiduría honda y la inocencia de esa morada

descubierta para mi lengua...En mis labios, el ritmo

tembloroso e insaciable de tus pechos...

Sentir tu mano en mí, firme, protectora,

descubriéndome, con la fuerza de tu lengua

y tus dedos finos llegando allí, donde te esperé siempre,

en mi fondo húmedo y rosa. Pase lo que pase,

ahí estarás tú.

Etiquetas: Adrienne Rich , lesbiana
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