Pasar al contenido principal

Georgina nos cuenta cómo es ser Lesbiana en México

, publicado el 22 Abril 2011

“Yo no soy lencha1. Jajaja Ok Ok me gustan las mujeres, ok, soy lencha!”

Para mí era muy normal que me gustaran las chicas. Me fijaba más en ellas que en los niños. Cuando le conté a una amiga que a mí me encantaba la maestra de inglés me dijo: “¡Pero no, no te pueden gustar las chicas, porque las niñas van con los niños y los niños con las niñas!” Estaba en la primaria, y simplemente pensé “A OK….” y empecé a probar con los niños, pero a quién vamos a engañar… a mí siempre me gustaban niñas o mis maestras mmm.

La primera vez que estuve con una chica tenía trece años. Ella quince. Yo sentía que ella me hacía ojitos, pero me decía a mí misma, no, no puede ser, estoy loca, es una niña. Los siguientes días cachondeamos2 un poco en la alberca3 y nos metimos en un vestidor donde nos besamos. Al día siguiente repetimos la escena del vestidor, pero hicimos más que cositas. Ese día si me violó… jajajaja y me encantó. Nunca me pregunté si quería estar con niñas o niños, pero tenía claro lo que me gustaba…

Estuve saliendo con una chica como un año. Teníamos una relación rara. Un día tuvimos una de esas peleas por teléfono en la que llamamos y colgamos varias veces. Mi mamá de pronto me pidió que dejara el teléfono, que lo necesitaba. Pero en lugar de utilizarlo, se puso seria y me preguntó: “¿Te gustan las niñas? Y yo dije que sí. Tendría como 17 años, o algo así.

Lloró y lloró y lloró como en sus quince4, decía que ella siempre había querido tener nietos… que “esas personas sufren mucho”. Y yo sólo decía que sí. No paraba de llorar diciendo que qué había hecho mal. Yo me estaba sintiendo pésimo. Pensé en que chance5 hubiera sido mejor decirle que no, que no era lesbiana. Pero luego pensé que en algún punto hubiéramos vuelto a esa pregunta. Mi mamá se lo dijo a mi papá esa noche, y al día siguiente mi papá preguntó: “¿qué, no tienes nada que contarme?”, “lo que te dijo mamá”, contesté.

Esa mañana mi mamá estaba un poco más tranquila, me dijo que me amaba y que sólo quería lo mejor para mí. Nunca se volvió a hablar del asunto en mi casa. Porque es de esto de que si no lo hablas, no existe…

Con mis amigos nunca tuve problemas, mi mejor amiga siempre fue lencha. En cuanto a discriminación en la ciudad de México realmente había veces que me sentía más discriminada por ser morena y tener rastas, que por ser lencha. Sí que es cierto que hay veces que llegas a un grado de normalidad y no piensas en eso, pero luego la gente te lo recuerda y te sientes de nuevo como fuera de lugar… Miradas, comentarios, todo puede llegar a hacerte sentir fuera de lugar.

A B. La conocí en la universidad. De pronto llegó y se incorporó al equipo de fútbol, en el que más de una era tan o más lecha que yo. Era la única persona con la que podía hablar de temas que me interesaban de verdad. Desde la primera vez que salimos juntas me dije ¡¡uy!! Y cada día tenía más ganas de besarla. Mis amigos empezaron a decirle que dejara a su novio… jajaja. Seis meses más tarde, ella había dejado a su novio y estábamos juntas.

El día del cumpleaños de B. Yo no quería ir a su casa porque su hermano ya me había hecho sentir incómoda alguna vez con algunos comentarios, pero al final B. Me convenció de ir un rato. Llegaron las mañanitas y la súper embarraron de pastel, tanto que se tuvo que meter a la regadera6. Mientras tanto yo esperaba abajo relajada con mis amigos, cuando de pronto vi pasar al papá de B. al bar a servirse una copa. Se acercó a mí con una sonrisa escondida atrás de su bigotito (ahhh… cada vez que me acuerdo) y secamente dijo: “Tienes cinco minutos para largarte de mi casa.” Yo voltee a ver a mi amigo con cara de susto y le dije ¡vámonos!, cuando su novia la Güera7 salió del baño quería saber por qué nos íbamos y cuando le expliqué no dudó un segundo en ir a buscar al papá de B. “Le quiero decir algo”, le soltó de pronto al papá de B. “Soy hermana de Georgina…” y el papá de B. la cortó en seco: “ Pues dile a tu hermana que aquí no se aceptan lesbianas.” A lo que la Güera respondió: “Entonces qué hace aquí su hija”.

Desde la cocina hasta la puerta soltó el grito: “¡Te dije cinco minutos!” y salió hacia mí, directo con toda la fuerza y rabia lo veía venir hacia mí. Lo detuvieron su hijo y un sobrino. Él gritaba cosas horribles que no recuerdo bien, la madre de B. había salido y también me insultaba, y en el fondo el otro hermano de B. gritaba: “¡Madréatela jefe![8]”

Y en eso salió B. que había escuchado los gritos y le soltó un puñetazo en la cara a su hermano. Mi amigo intentaba protegerme y lo empezaron a atacar, también a mí. De pronto sentí una patada. No se bien qué pasó pero B. estaba de pronto en el piso junto a su papá. Y la prima de B. Pedía entre disculpas que por favor nos fuéramos. Salimos como pudimos y estacionamos el coche en la primera esquina para tranquilizarnos un poco. Charly lloraba más que yo, estaba inconsolable.

A B. la encerraron en su cuarto, la novia de su hermano sujetaba la puerta, pero empujó fuerte la tiró y se desmayó. Todos la intentaban ayudar, y aprovechó para escapar, descalza y en pijama se fue caminando a casa de un amigo…

Cuando llegué a mi casa estaba sangrando, tenía una herida cuya cicatriz aún tengo. Le dije a mi madre que había habido una pelea en el bar, que no se preocupara.

El siguiente torneo de fútbol fuera de la ciudad fue sólo días después, la mamá de B. vino de guarura. B. tenía un cuarto aparte, no podía viajar en el autobús con nosotras, sólo podía jugar fútbol… A la vuelta la obligaron a cambiarse de universidad al plantel del otro lado de la ciudad de México, pero nos seguíamos viendo, yo cruzaba la ciudad con metrobús y hasta en burro, mínimo una hora y media de camino para vernos una hora u hora y media, así, en cautiverio. Luego la mandaron a la psicóloga.

Yo la acompañaba. La psicóloga le decía que más bien eran sus papás los que tenían un problema. Para asegurarse de que siguiera todas las reglas, fuera a la psicóloga y no me viera a mí, su papá la amenazó con mandarme a la cárcel. Estaba viviendo una vida muy extraña… limitada y encerrada, no podía seguir así. Decidió irse a estudiar a Alemania. Ellos acordaron que era una buena idea, pero había dos reglas en el contrato:

Sólo iría a estudiar, y terminando regresaría a México Y si yo estaba en Alemania podría olvidarse de cualquier cosa Cuando B. decidió irse a Alemania, yo no estaba enamorada, sino lo que le sigue…

Me quedé en México y dije “entweder”9 move on y dejarlo todo como una experiencia chida10 y ahora ella tiene una vida en Alemania “oder”11 busco una manera de irme a para allá. Y dije, ¿¿dónde está el Internet??Encontré un trabajo de niñera y sin retraso saqué mi visa. Una semana antes “it hit me”11 no sabía nada, no sabía alemán,… ¿qué estaba haciendo? Estaba dejando todo lo que conozco…Ella fue por mí al aeropuerto, empecé a trabajar y a acostumbrarme al ritmo alemán de mi nuevo hogar en Berlín.

Sólo unas semanas después B. Me dijo que ya no me quería y se fue un mes de vacaciones a México. Yo me sentía fatal, súper sola y extraña, no hablaba el idioma y B. Ya no quería saber nada de mí… me Pero un buen día invitó a una fiesta en Hamburgo donde ella vivía, estábamos bien, como amigas… y en la fiesta empezamos a bailar… y ella me preguntó si había estado con alguien y yo confesé. Nos besamos, prometimos que no podía volver a pasar y de pronto otra vez estábamos juntas…Y todo el año estuvimos de aquí para allá…

Pase dos meses de vacaciones en México pero vivir otra vez allí no creo que pudiera. Aquí se vive plenamente, no tienes que asumir un rol. En México siento que te retienes como en una burbuja, tienes que encajar en ciertos parámetros, cumplir con ciertas normas si quieres llegar a tener ciertas cosas o que la gente te acepte. Siento que tienes que ser más como la sociedad dice, y aquí en Alemania la sociedad no se antepone a lo que hay.

Ahora me he venido a Hamburgo a estudiar. Vamos a vivir juntas en la misma ciudad. Estamos en una etapa de exploración, no sé bien exploración de qué, pero de exploración. Lo que me mantiene tranquila es que aunque nos separemos a ratos, volveremos a encontrarnos, porque “we are stuck together”.13

1 Bollo, bollera, lesbiana.
2 Tonteamos.
3 Piscina.
4 En México se celebra con una fiesta masiva a las quinceañeras, es el momento en que pasan de ser hijas a ser potenciales esposas. Se utilizan vestidos rimbombantes y las lágrimas de las madres y abuelas son muy comunes.
5 Quizás, tal vez.
6 Ducha.
7 Rubia.
8 Madréala viene de madrear que significa golpear. No se considera un lenguaje “propio”.
9 Entweder significa “esto o” en alemán.
10 Guay, increíble.
11 continuación de “entweder” … “o lo otro”.
12 Me pegó, me di cuenta.
13 Estamos pegadas la una a la otra, estamos
atascadas la una con la otra…

Etiquetas: lesbiana , México
Comparte este artículo

Comentarios 0

Deja tu comentario

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.
Acerca de formatos de texto

Texto sin formato

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.