Hemos acabado The L Word Generation Q. Te contamos todo

Acabamos de ver la segunda temporada de The L Word Generation Q. Es cierto que no tiene el poder de hipnotizarnos de las primeras temporadas de la serie, no sabemos si por la calidad de la producción o porque entonces teníamos 20 años menos. O porque ya no están Marina, Carmen...o Helena.

Igualmente la serie se deja ver, y es de esas cosas que hay que ver, que es parte de nuestra cultura, aunque sea para ponerle pegas.

A partir de aquí, SPOILERS.

Ya habíamos hablado en nuestro Instagram (y vosotras también) de las ganas que teníamos de que Bette y Dani se casaran y vivieran felices para siempre.

 

 

 

 

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Pues la serie parece que nos ha escuchado y ha decidido hacer lo contrario a nuestra petición. Ambas empresarias acaban frontalmente enfrentadas por sus respectivos trabajos y nos rompen el corazón.

En realidad Bette se convierte en una rompedora oficial de corazones en esta segunda parte. No al estilo Shane, no se acuesta con todas. Sino que va dando zascas una a una a las personas que se le acercan, lo cual convierte a nuestra adorada diva en un personaje ligeramente insoportable. Su relación con Pipa es tan pretenciosa que nos da un poco de grimilla, pero nos alegramos por ellas...supongo. Ahora bien, Tina no ha desaparecido. Y "Tibette" va a volver a escena para la tercera temporada, no sabemos si como realidad o espejismo.

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Respecto a Shane nos encanta verla por fin enamorarse sin hacer tonterías, y nos encanta su chica, Tess. Pero el fin que quieren darle a la historia es un poco absurdo. Teniendo tanto dinero, ¿no podéis cambiar a la madre de Tess de residencia en lugar de que Tess tenga que irse y acabar con este romance?

Y lo de Alice es muy interesante. La serie trata con acierto el tema de la bisexualidad en relación a cómo las personas homosexuales y heterosexuales meten constantemente en el armario a los bisexuales, decantándoles a uno u otro polo.

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Incluso los propios bisexuales a veces se armarizan y polarizan para encajar. Así que Alice da una patada a los prejuicios y le dice al mundo, justo cuando el mundo la observa, como la lesbiana del momento (gracias a su programa de TV) no es lesbiana, es bisexual.  Olé por ella.

Hay otro tema innovador, el de la hija de Tina y Bette, y su deseo de conocer al donante que posibilitó su concepción. Sobre ella nos ha gustado mucho el artículo de madreslesbianas.com y el interesante análisis que hace sobre cómo se trata la maternidad lésbica en la serie. 

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