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Matrimonio: ¿amor o destrucción de la integridad de la mujer?

, publicado el 1 Diciembre 2011

[caption id="attachment_36" align="alignleft" width="300"] Directora Revista MíraLES[/caption]

¿Qué es el matrimonio? Nejoud al Ahdal, yemení, lo descubrió a los 12 años, cuando después de una breve ceremonia, un hombre de 28 años la alejó de su familia y la llevó a vivir a casa de sus padres, donde la violó y la golpeó cada noche durante casi un año.

 Nejoud, que pensaba que el matrimonio era solo una fiesta con regalos, comprendió que, en su cultura, “matrimonio” quiere decir que dependes absolutamente de un hombre. Que pasas a ser una adquisición más. Que “marido” es sinónimo de “dueño”. Que no importa que grites, sangres, tengas miedo, ni el cuerpo y la mente de una niña, pues tu dueño puede abusar física y psicológicamente de ti, sin consecuencias. Que ya no puedes ir a la escuela y debes recluirte en la maternidad y los cuidados del hogar.

 La historia de Nejoud no es atípica. En muchos países del África subsahariana y del norte, en Oriente medio y Asia meridional, la pobreza, la vulnerabilidad, la cultura y los conflictos armados influyen en la alta tasa de matrimonios infantiles.

 En Níger, el 34% de las niñas menores de 15 años están casadas. Así como el 60% de las que tienen entre 15 y 19.

Para Gulnaz, afgana de 19 años, el matrimonio significa morir un poco por dentro y la única salida para eludir la prisión. Porque Gulnaz acaba de ser condenada a 12 años de cárcel por haber sido violada por un hombre casado, lo que se considera adulterio. Sólo si se casa con su agresor podrá ser absuelta.

En hombre del honor, muchas mujeres son obligadas a contraer matrimonio con sus violadores. Sólo en Pakistán, cada año mil niñas y adolescentes cristianas e hindúes son secuestradas, violadas y golpeadas por radicales musulmanes que las torturan hasta hacerles firmar su conversión al Islam y el acta matrimonial con sus verdugos.

Para otras cientos de miles de mujeres, el matrimonio es una transacción comercial donde ellas son los productos. Se da, por ejemplo, a una mujer en matrimonio para poner fin a un litigio, o por ganado o por dinero, como el caso de una afgana que en marzo pasado se suicidó prendiéndose fuego después de que su marido, con quien llevaba diez años y que la había comprado por casi cinco mil euros, la obligara a mantener relaciones sexuales con tres hombres que visitaban la casa.

Para otras mujeres, el matrimonio no es más que una obligación. Una formalidad acordada por sus padres hasta el punto de que llegan a conocer a sus cónyuges el mismo día de la boda.

Para Patricia y Pilar, españolas, matrimonio significa cuidar la una de la otra. Y cuidar juntas de Zoe, su hija de cinco meses. Significa respetar sus tiempos, sus rutinas. Apoyarse. Bañar juntas a su bebé.

Para Marta y Etel, casadas hace tres meses, matrimonio significa hacer visible su amor y su compromiso. Significa compartir una casa, las labores domésticas, dormir abrazadas e iniciar un proceso de inseminación.

Matrimonio. En algunos casos, un arma de destrucción para la integridad y la dignidad de las mujeres. En otros, una manera de vivir el amor y formar una familia. ¿Qué tipo de matrimonio vas a combatir? Yo lo tengo claro. Lamentablemente, la Iglesia y algunos partidos políticos, también.

Categorías: Editorial , Opinión
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