Todo comenzó con un flechazo. Pero no, no un flechazo de los de antes. Un flechazo de la era digital. Miré mi teléfono justo antes de entrar a una reunión y ahí aparecía ella. Fue la primera vez que la vi. “Carla34 te ha mandado un flechazo”.
Le di un vistazo rápido mientras saludaba a mis compañeros. Morena, ojos grises. Realmente guapa. Pero bueno, no me hice ilusiones (lo intenté) ya tengo experiencia en aplicaciones y en la cantidad de gente cuyas fotos están basadas (remotamente) en la realidad.
Eso de buscar pareja – o una aventura- había surgido hace seis días. Llevaba más de un año soltera y ya había probado todas las apps lésbicas del mercado. Había tenido algunas citas pero nada duradero. Reconozco que soy difícil (aunque mis amigas prefieren llamarme “complicada” y mi ex novia “histérica”), pero a esa altura ya pensaba que viviría el resto de mi vida sin amor.
Vi el anuncio lésbico de Meetic en televisión. ‘Anda, así que aquí también hay chicas. Bueno, por probar…”.
Me gustó la app. Me pareció la más completa. Podía ver a las chicas que estaban online en ese momento. Estuve chateando con algunas. Podía buscar por geolocalización, las que estaban más cerca, o en otros países. Las que lo tenemos más claro, podemos detallar lo que buscamos, más allá del criterio de la edad. Pero también usar el carrusel, que es ir viendo los perfiles de muchas chicas de manera aleatoria, y dejar pasar si no nos gusta, o agregar a los favoritos si nos gusta.
Lo que me gustó de la app y que la diferencia de otras es que puedes ver quién te ha agregado a ti a sus favoritos, aunque tú no lo hayas hecho. Mandar mensajes y flechazos. Y las que tienen pereza de la charla digital pueden apuntarse a los eventos que organiza Meetic para que las solteras y los solteros se conozcan a la antigua usanza.
No pude concentrarme muy bien en la reunión. Esos ojos grises…
Le mandé la foto a mis amigas. “Ah pues sí, es muy guapa”, “está muy bien”. Me gustó todo lo que leí de ella en su perfil. No fumaba, era deportista, tenía un perro, no tenía hijos pero en el fututo quería tenerlos, le gustaba viajar, escalar, y hasta su defecto (Meetic te anima a poner un defecto) me hizo gracia, le costaba compartir el edredón.
Devolví el flechazo y agregué un mensaje. “Siempre he tenido dos edredones, y recién ahora entiendo por qué. Por fin todo tiene sentido ;)”. La hice reír. Un buen comienzo. Me dijo que no se le daba muy bien chatear. Que era más de tomar un café y charlar. Me pareció perfecto. La mejor ocasión para comprobar si en persona era tan guapa como en la foto…
Y no. No lo era. Era más.
El café derivó en un vino. El vino derivó en una cena y la conversación seguía sin decaer. “¿La beso?” “¿Espero a que ella me bese?”. Comencé a ponerme nerviosa, y cuando lo hago empiezo a decir frases sin sentido (imperfección que no me pareció tan adorable como para compartir en Meetic). Ella se dio cuenta. Sonrió.
“¿Compartimos taxi? Te dejo primero en tu casa y luego sigo yo a la mía”, me dijo.
Oh, eso dolió. ¿Por qué no la besé? ¿Por qué no me besó? Seguramente no le gusto. Más frases sin sentido salieron de mi boca.
El taxi paró en mi casa. Ella también se bajó. La miré expectante, ansiosa. Me miró a los ojos, sonrió. “Bueno, la verdad es que tengo que comprobar eso de los dos edredones…”, me dijo. Y ahí todo empezó.
II
Pero bueno, no era yo la única que se comunicaba a través de flechazos con Carla34. Su perfil de Meetic era bastante popular. Cosa de la que además te informa la app.
“X” o “Y” o “Z” ha visto tu perfil… ¡mueve fichas!, le aparecía en el móvil cada dos por tres. Y ahí empezaban las dudas existenciales… ¿Cuántas citas tenemos que tener antes de tirarle el móvil por la ventana? ¿O tenía que esperar a que se le llenara la memoria para sugerir ‘a ver si te quitas apps, que ya no te caben las fotos… por ejemplo Meetic’”?
El romance iba viento en popa. Hace tiempo no sentía algo tan fuerte por alguien. Pero me metía todo el día a Meetic y la veía conectada. ¿Pero qué quiere? ¿No le basto? ¿Está buscando a otra?
Me hablaban otras chicas, pero la verdad es que no me apetecía ligar. Pasaban las semanas y mi cuerpo solo me pedía la cercanía de Carla34. Pero claro… si ella estaba buscando a otra, ¿cómo yo no?
Un viernes me recogió en el trabajo y me llevó a cenar. Estaba más seria. “Tenemos que hablar”, me dijo. Sentí un nudo en el estómago. “Ya está, encontró a alguien en Meetic. Ya está, la he perdido”, pensé.
– Me gustas mucho- comenzó- ha sido inesperado, no sé, no buscaba nada serio. Pero te encontré y me enamoré… Y bueno, creo que tú no estás en el mismo punto que yo.
– ¿Qué no estoy en el mismo punto que yo? ¿Pero por qué dices eso?
– Porque siempre estás conectada en Meetic. Entro a la app y siempre te veo online, y bueno, algo estarás buscando…
Me reí. Fui feliz. Vaya par de tontas. La besé. Han pasado 2 meses. Y sí, cumpliendo todos los tópicos… estamos viviendo juntas.
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Me encanto !
https://youtu.be/2c4usUyQVlM
Meetic me decepcionó mucho cuando me aboné esta primavera. Para ser un servicio de pago,, bastante caro comparado con otras apps, tiene demasiados fallos: no funcionaba la búsqueda con filtros correctamente y, lo peor tenía notificaciones de flechazos que luego no aparecían en la lista de flechazos, con lo cual perdí muchas oportunidades de contactar con chicas a las que les gustaba. Me di de baja en menos de un mes y reclamé el importe del abono. Estáis en vuestro derecho de reclamar la devolución, dentro del plazo indicado en las condiciones del servicio.
Buen publi-reportaje! Espero que Meetic os haya pagado bien!
Claramente…
Me ha encantado el reportaje, que gracioso. Yo tuve el meetic, conocí a una chica con la que tuve algo muy bonito, después nos hicimos amigas. Pero a mi mujer, con la que tengo un bebé, la conoci en mi curro, de casualidad 🙂
Me alegra saber que no soy la única que, cuando está nerviosa porque le gusta una chica, no puede dejar de soltar tonterías y sinsentidos por la boca.
Hay una app que va bastante bien y es Lcontactos , aunque la verdad , es difícil encontrar a “esa persona especial” , me alegra y llenan de esperanza las historias de amor , con mágia.
Hola Romina. Cuanta razón! Que bellas las historias de amor con magia. Cuanta sensibilidad, sensualidad y luz. Te dejo mi email por si quieres comunicarte: [email protected]
Mi nombre es Carne.
Yo hace años que desistí de utilizar estas aplicaciones, hay mucha loca y mucha desesperada por pillar cacho o pareja. No negaré que he conocido chicas interesantes, pero sólo somos amigas, jamás hemos ido más allá. Aparte, si me apunté en su momento era para huir de las mismas caras del ambiente… y resulta que en todas las aplicaciones también están las mismas chicas, algunas sin foto, y otras tienen que tapar las vergüenzas con un perfil repletito de mentiras. En fin. La verdad es que, cuando conozco a una chica, una de las preguntas que le hago para tantear el terreno es si utiliza aplicaciones de estas: la mayor parte las utilizan para buscar aventurillas fuera de la relación. Yo es que no me fio mucho… pero bueno. Me lo pensaré en temporadas donde me apetezca ser folladora supina, pero de momento, paso, soy demasiado “tradicional” y eso de follarse entre todas aburre un poco.
Ah, y he descubierto un método para poder tantear a una chica si la conoces por redes sociales (que no de ligoteo) y otros lugares: se llama KIK y es un programa que no tienes que utilizar el número de teléfono, es como un Wassap. Gracias a este programa me he quitado de enmedio a muchas gilipollas. Eso de dar mi teléfono a una desconocida me da mucho yuyu, así que prefiero ir despacito.
Conocí a mi novia en match (meetic en España y casi el resto de Europa). Nos hicimos amigas y chateabamos a diario por 2 meses hasta que decidí viajar para conocernos, solo por curiosidad (las dos estabamos recientemente separadas despues de laaaaargos matrimonios yo con una mujer y ella con un hombre) Aunque vivimos en diferentes lugares (yo Noruega y ella Luxemburgo) la relación ha funcionado muy bien. Ya llevamos algo más de un año.
Nunca le he tenido (ni le tengo) fe a eso de encontrar el amor “online” pero me pasó.
My name is Sonja McDonell, 24, stewardess Swiss Airlines with 13 oversea towns. Lesbian sex in Southafrica is the best I’ve ever had. I’ll come back in my july vacations.
Regards
Sonja in [email protected]