Marie Rosalie Bonheur (1822-1899) fue pintora, ilustradora y escultora en la Francia del XIX. Es posible que no te suene su nombre pero tal vez hayas sido testigo inconsciente de alguna de sus obras, paisajes bucĂłlicos donde los animales son el centro y la naturaleza impresiona con su realismo.
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Su precisiĂłn fascinĂł a los acadĂ©micos del momento y llegĂł al gran pĂșblico con facilidad. La forma en que retrataba a los animales, con mucha humanidad, fue uno de los estandartes de un movimiento que empezaba a nacer: el que contemplaba a los animales como algo mĂĄs que meros objetos. La crĂtica de Nueva York la calificĂł entonces como la pintora mĂĄs famosa del momento.
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La formĂł su padre en el arte de la ilustraciĂłn, Raymond Bonheur. Ella sintiĂł pasiĂłn por el dibujo y por los animales desde muy pequeña. TenĂa carĂĄcter, y las ideas claras en torno a lo que querĂa dedicarse. Algo totalmente intolerable para una “señorita” de su Ă©poca, por lo que llegaron a echarla de varios colegios. Pero ella sabĂa que tenĂa un don y lo consiguiĂł. LlegĂł a ser condecorada y varios mecenas le permitieron centrarse en su arte y despreocuparse de lo econĂłmico.
En estas condiciones, Bonheur tambiĂ©n se atreviĂł a vivir su lesbianismo sin cortapisas. Con 14 años conociĂł a Nathalie Micas, con la que formarĂa una pareja hasta la muerte de Ă©sta, a los 67 años de la pintora. Bonheur vio romperse su corazĂłn, pero seguĂa muy viva, y ese mismo año conociĂł a Anna Klumpke, artista que acudiĂł a su casa para pedirle si podĂa hacerle un retrato, y con la que pasarĂa los Ășltimos años de su vida.
Anna llevaba enamorada del pincel y la figura de Rosa desde que vio sus obras por primera vez. Vivieron juntas en el Chateau de By, el taller de Rosa, en los bosques de Fontainebleau, donde cuidaban y sanaban animales al puro estilo de un santuario de la actualidad.
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Anna fue su Ășnica heredera, y a su muerte se esforzĂł en la creaciĂłn, aĂșn en ciernes, de un castillo-museo sobre su figura, para el que tuvo que hacer una minuciosa recopilaciĂłn de sus bocetos, anotaciones y cartas. Anna tambiĂ©n trabajĂł en la redacciĂłn de la biografĂa de Rosa y en la fundaciĂłn del premio que lleva su nombre.