Un paseo por Bucaramanga (Colombia)

El primer recomendado al llegar a Bucaramanga: contactar al Grupo de Estudios de Género y Sexualidad. Los chicos conocen mucho de la vida diurna y nocturna de la ciudad y son una excelente compañía.

Los parques, en particular el Parque Las Palmas, también son altamente recomendados. Se puede estar hasta muy tarde en la noche por allí, se presentan actividades culturales y el ambiente reúne a metaleros, punketos, población lgtb, heterosexual, bares y restaurantes.

El tercer recomendado, en este caso para la rumba, es Loretta. Es un bar exclusivo para mujeres, aunque de vez en cuando algunos chicos también pueden entrar. El ambiente es algo sombrío, con mesas de madera y con dos meseras un poco ariscas. Pero el lugar reúne tanta diversidad de mujeres que vale la pena ir.

Bucaramanga es una ciudad intermedia. Actualmente se construye el sistema de transporte masivo, que es la esperanza de desarrollo para la ciudad. El comercio, la actividad nocturna y las exportaciones son su fuerte económico. La población joven es grande y la lgtb también. Bucaramanga tiene una universidad pública y una privada donde se acoge la diversidad: allí se puede ser como es y el manual de convivencia apoya a la población diversa, pero hay un quiebre que en las ciudades importantes de Colombia se pude percibir: la gente no está educada para la diversidad. En algunas ciudades más desarrolladas como la capital, Bogotá, Medellín y Cali, la gente en la calle no lanzará una piedra si ve a dos hombres besarse en un parque. Pero pagarán y pagan a vigilantes privados para reprimir a los homosexuales en los barrios y le pedirán a la policía que se encargue de “esa gente”, que les diga que pueden serlo pero no mostrarlo. Que les recuerde que en la ciudad tienen una zona para sus actividades nocturnas, tienen sus bares y allí se pueden reunir, pero que no quieran pasar de ahí.

Según un informe de la ONG Colombia Diversa presentado en 2007, las ciudades donde más se presentan asesinatos contra las personas lgtb son Bogotá, Medellín, Montería y, por supuesto, Bucaramanga.

in embargo, con el Estado sería muy difícil ratificar la información porque se asumen como “crímenes pasionales muy característicos de los gays: uno se enamora de otro y este lo quiere dejar, entonces lo matan a cuchilladas”, diría cualquier policía. Pero va más allá de eso. En los periódicos se ven casos todos los días.

También están los grupos religiosos que en Bucaramanga proliferan. Colombia respeta la libertad de culto, pero algunas religiones no respetan la diversidad. El año pasado, un hombre se paseaba por las calles en su camioneta negra con un versículo de la Biblia inscrito en la parte trasera: “el homosexualismo es una inmundicia, una deshonra, una vergüenza y hace a la persona digna de muerte”. Claramente, una forma de fomentar el odio y la discriminación. En el periódico más importante de la ciudad fue entrevistado y tuvo su oportunidad de hablar. Pero hasta entonces, el hombre no sabía que esto podría inducir el deseo de asesinar a las personas con orientaciones sexuales diversas.

En los últimos dos años en Colombia han sido asesinadas 100 personas por el hecho de tener una orientación sexual distinta. Este dato lo suministró Marcela Sánchez, directora de Colombia Diversa. Hay diversas razones. El odio, la vida complicada de algunos, el desborde de la pasión amorosa. Pero ocurre, y las autoridades de Bucaramanga quieren ocultarlo porque eso mitigaría la inversión que tan ávidamente buscan para la ciudad.

Sin embargo, poco a poco se gana terreno. El Grupo de Estudios de Género y Sexualidad adelantó hace unos quince días un acto simbólico en un parque bastante concurrido de la ciudad: los chicos se tomaron de la mano con sus parejas, las chicas hicieron lo mismo y expresaron su amor en público. Un grupo de personas susurró “pervertidos”, pero en su mayoría, estos jóvenes han adentrado el tema en la ciudad.