Esenia y su mujer Anastasia tuvieron que salir de su país de origen, Rusia, para poder llevar una vida tranquila y fuera de los prejuicios y la homofobia del país de este.
Huyeron a Ucrania y ahora están solicitando asilo político para formar un hogar y poder darle educación a su hija (que ya lleva un año estudiando en casa).
Hace unos meses pidieron ayuda y consiguieron que la comunidad lgtb les donase unos ¢ 4500 pero aún no tienen visados para poder trabajar y llevar a su hija a una escuela.
Estamos atrapadas entre la espada y la pared. Por ahora es imposible salir. No somos ciudadanas de este país y no tenemos derecho a ir a la embajada para obtener visados. Escribimos muchas cartas a organizaciones LGBTQ +, pero ninguna de ellas puede ayudarnos fuera del país.
Al igual que la primera pareja en casarse de forma legal, Pavel y su esposo, tuvieron que salir del país por posibles represalias y se les ha dicho que las posibilidades de tener una residencia permanente en Ucrania son casi imposibles. Otras opciones que tienen son mudarse a Georgia o Bielorrusia ya que el idioma es parecido pero ninguna de las dos les van a poner las cosas fáciles.
Rainbow Road, con sede en Canadá, ha ofrecido ayuda a la familia para reubicarse.
“Nos comunicamos con RR directamente, y estamos conversando con ellos sobre cómo obtener ayuda. Esperamos que puedan ofrecernos el consejo que necesitamos. Todavía estamos aquí y no sabemos qué hacer a continuación. No podemos permanecer en Ucrania si la ley de propaganda LGTB entra en acción. Es simple: si nos quedamos aquí, podríamos morir.”, dijo Esenia.
La familia ha comenzado a practicar inglés por la posibilidad de trasladarse a algún país anglosajón dónde poder ser felices y dónde la educación de su hija no se vea afectada.