VIH/sida, ¿realmente lo sabes todo?

mirales.esHoy, día 1 de diciembre, con motivo del Día Mundial de la lucha contra el Sida, MíraLES se suma a la campaña #HistoriasDeSIDA con este artículo. Este es el objetivo: plantear nociones y herramientas que permitan reducir el riesgo de transmisión de esta infección entre mujeres. ¡Espero que os resulte interesante!

La información que solemos manejar en contextos cotidianos sobre el VIH no siempre está actualizada. Incluso cuando hablamos de conceptos actualizados y científicamente contrastados, las actitudes que se perciben en relación a esta infección no se corresponden con esta información. Además, es habitual que se relacionen con sentimientos de rechazo, de culpa o de vergüenza. Así que, seguramente, sea tan necesario continuar difundiendo información actualizada sobre esta infección, como fomentar la revisión de las viejas actitudes que tenemos sobre el VIH, haciendo que sean coherentes con la información que tenemos hoy en día, más halagüeña.

Siguiendo las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Plan nacional sobre el sida, el VIH es considerado hoy en día prácticamente una enfermedad crónica. Aunque no existe cura que lo elimine del cuerpo, la medicina cuenta con tratamientos eficaces y que, aunque tienen fuertes efectos secundarios, resultan muy efectivos poniendo freno al desarrollo del virus. Hoy en día, estar infectado de VIH no es sinónimo de muerte prematura, sino que es posible convivir con el virus durante muchos años. Además, conocemos perfectamente las formas de transmisión de este virus, muy concretas y controlables, por lo que sabemos perfectamente cómo evitar la infección.

¿Por qué, entonces, el VIH sigue siendo una realidad en nuestra sociedad? Sin duda, no nos queda más remedio que reconocer que la información no es suficiente. Seguramente con cada práctica de riesgo que has asumido en tu vida, tuvieras accesible en tu cabeza la información: “Sé que si me acerco al borde podría resbalar, que si cojo este objeto sin permiso podría meterme en un lío, que si practico sexo oral sin protección podría adquirir alguna infección de transmisión sexual…” pero aun así, lo hiciste.

Cuando tomamos una decisión que, objetivamente, no es la más saludable, la más correcta desde un punto de vista social o la que más nos conviene en definitiva, se debe a que otros criterios cobran mayor importancia. La valoración del momento presente, a corto plazo, por encima del tiempo a medio o largo plazo es el principal motivo de esta cuestión. Si de verdad queremos prevenir el VIH, debemos hacer un ejercicio responsable y bien pensado sobre cuáles son nuestras prioridades en el cuidado de nuestra salud sexual. Esto no es tanto una cuestión de “lo bueno y lo malo”, ni tiene que ver con el miedo a los riesgos; sino que es una cuestión que va más allá:

  • Poder olvidarse de las infecciones de transmisión sexual hace aumentar el placer en un importante grado.
  • El placer no se limita al momento de la relación erótica: antes de la relación y después también debemos sentirnos bien, satisfechas y a gusto con las prácticas sexuales que mantenemos. Gran parte de las dificultades eróticas individuales y en pareja se relacionan con un importante malestar después de la relación, que se acaba anticipando y, por tanto, aparece también antes de la relación erótica. Incluso en aquellas personas que disfrutan durante la relación en sí, pueden aparecer estas dificultades si no tenemos en cuenta esta realidad.
  • El cuidado de la salud sexual, como el cuidado del resto de nuestra salud, es una prioridad en nuestro bienestar y nuestro desarrollo. Y la salud sexual, como sabemos, no es sólo una cuestión de ausencia de dolor o enfermedad, sino que va más allá: es un estado de bienestar biológico, psicológico y social.

Partiendo de esta idea, sólo nos queda atender a esas cuestiones subjetivas y variables que hacen que no siempre utilicemos la información, que de hecho tenemos, como deberíamos. Te invito a ser sincera contigo misma y analizar cuáles han sido las causas implícitas y explícitas de que hayas asumido riesgos en tus prácticas sexuales, hasta donde recuerdes. Es posible que algunos de los siguientes pensamientos apareciesen por tu cabeza:

  • “¡Bah! Qué exageración, sería mucha casualidad queme tocara a mí”.
  • “Tengo pareja estable, ¿por qué debería preocuparme?”
  • “Yo no me acuesto con cualquiera, sólo elijo parejas con aspecto saludable”.
  • “Debería usar algún método de prevención, pero tengo un calentón… ¡por una vez no pasará nada”.
  • “Cómo voy  a plantearle a esta chica que usemos protección… va a pensar que tengo algo raro”.
  • “No voy a tener penetración anal ni vaginal con un hombre, así que tampoco hay tanto riesgo. Esto es una cosa más relacionada con las parejas heterosexuales y de dos hombres”.

mirales.es¿Te resulta familiar? Sin entrar en explicaciones psicológicas, estos son los típicos pensamientos que nos sirven como excusa para dejarnos llevar por una situación, aun cuando sabemos que no nos conviene. Podemos inventar todas las resistencias del mundo para evitar el tema que de verdad nos preocupa a todas: que frenar la transmisión del VIH depende sólo de nosotras y que todo importa, cualquier práctica, sea con quien sea. Siendo conscientes de esta realidad, el nivel de riesgo que cada una decidamos asumir en nuestra vida sólo depende de nosotras: en todos los aspectos de nuestra vida asumimos cierto riesgo, cada persona en una medida, dentro de los límites que nos hacen sentir cómodas. Por ejemplo, comemos un mínimo de comida no saludable que se corresponde con el estilo de vida que deseamos llevar; y tenemos un máximo a partir de cual dejamos de sentirnos contentas con nosotras mismas o nos sentimos en riesgo de enfermedad o sobrepeso. En cualquier caso, hay gente que a diario come grasas “de las malas” y calorías vacías; otras personas comen de forma saludable y se permiten extras el fin de semana; e incluso otras llevan una alimentación absolutamente estricta en la que sólo ingieren aquello que necesitan desde un punto de vista nutricional. Con respecto a las infecciones de transmisión sexual estos límites deben ser igualmente personales y libremente elegidos; pero, como siempre, una decisión informada y reflexionada es preferible a dejarse arrastrar por lo que surja.

Si analizamos algunas de las causas más habituales por las que las personas asumimos riesgos (e inevitablemente son algunas de las causas más habituales de transmisión de infecciones) podemos darnos cuenta de lo relativamente fácil que es perder la perspectiva cuando nos centramos en la tarea presente, olvidando el marco global. Muchas mujeres alegan no necesitar tomar precauciones porque mantienen una relación de pareja estable y duradera. La primera pregunta que debemos hacernos es: ¿tenemos una prueba evidente de que esa persona no está infectada por el VIH? Este virus puede tardar muchos años en mostrar síntomas, por lo que la única forma de descartar una posible infección es realizarse una prueba de VIH. Resulta difícil plantear esto a una pareja cuando comenzamos una relación, pero si consideramos este asunto importante, no tiene por qué ser más complicado que otros temas comprometidos como los planes de futuro, la maternidad, el ideal de pareja, etcétera. Puede ser un buen comienzo, cuando por ambas partes hay una intención de compartir un intento de vida en común, llevar a cabo un chequeo conjunto para descartar la prevención de infecciones.

mirales.esPor otra parte, aunque en un mundo teórico, en el que todas las personas somos fieles y las relaciones son exclusivamente entre dos, nuestra imperfecta y plural realidad hace que esta teoría falle. Cuando ocurren las infidelidades en parejas en las que existe una norma muy estricta a este respecto, es habitual que no se confíe esta infidelidad a la pareja, por miedo a perderla. Si atendemos a las infecciones, es fácil ver el alto riesgo de transmisión cuando estas cosas ocurren; además de la dificultad para conocer el riesgo, ante la falta de información sobre esta infidelidad. Confiar en la fidelidad de nuestra pareja a este respecto puede costarnos caro y basta con contemplar la posibilidad de una infidelidad y hacer un pacto de prevención: “aunque ambas esperemos que ninguna se acueste con otras personas, si ocurriera un desliz, siempre con métodos de prevención, para evitar traer infecciones a la pareja”. Al fin y al cabo sólo es una cuestión de cuidado propio y cuidado en pareja: como nos queremos, evitamos el mal para cada una de nosotras. Además, quien previene con nosotras podemos suponer que ha prevenido en anteriores ocasiones, mientras que quien no previene con nosotras, seguramente tampoco lo haya hecho antes.

Ojalá en este artículo hayas podido encontrar claves que te permitan revisar tus actitudes sobre lo que prevenir el VIH significa y tomar una decisión responsable sobre el nivel de riesgo en que quieres manejarte. Seguiremos profundizando más en esta cuestión, que a todas preocupa y, si nos haces llegar tus dudas, trataremos de ajustarnos al máximo a tu demanda.

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5 comentarios en “VIH/sida, ¿realmente lo sabes todo?”

  1. […] VIH / SIDA todas las respuestas que siempre has buscado – ”¿Por qué, entonces, el VIH sigue siendo una realidad en nuestra sociedad? Sin duda, no nos queda más remedio que reconocer que la información no es suficiente. Seguramente con cada práctica de riesgo que has asumido en tu vida, tuvieras accesible en tu cabeza la información: “Sé que si me acerco al borde podría resbalar, que si cojo este objeto sin permiso podría meterme en un lío, que si practico sexo oral sin protección podría adquirir alguna infección de transmisión sexual…” pero aun así, lo hiciste.” @MJ_MiraLES […]

  2. Desde mi punto de vista es muy complicado usar protección en las relaciones sexuales entre mujeres. Me preocupa el tema, pero debo reconocer que nunca he usado protección, no soy promiscua, pero el riesgo de contraer sida existe en cada relación sexual. No sé, tampoco me imagino usando una barrera cuando practico sexo con una mujer.

  3. La perra strikes back

    A raíz de una mala experiencia con una chica (era mi pareja: se acostaba con las que pillaba a mis espaldas; por eso, ni te puedes fiar completamente de quien está contigo) y que estuvo a punto de contagiarme, exijo protección en todos mis encuentros sexuales, pero os puedo jurar que existe mucho desconocimiento acerca del tema entre las lesbianas con los pretextos anteriormente descritos por este artículo. Más de una vez me he quedado sin sexo porque la otra parte se ha negado, en rotundo. Por muchas explicaciones que pretenda dar, sinceramente, no me sirve de nada, me tachan de “rara” a veces y de ser demasiado “desconfiada”. Como todas sabemos, en el momento del “calentón”, no piensas; en mi caso, mi cabeza se impone demasiado y cuando la otra parte escucha mi reclamación, se le corta bastante la libido, y a mí, cuando observo esa mueca de “de qué coño estás hablando”, se me quitan las ganas de todo.

    A todas las que creéis que esto es una “tontería” que no te puede pasar: no permitáis un riesgo innecesario. Cuando yo me enteré de las infidelidades, sufrí mucho con el tema de las pruebas para comprobar que no había problema (hace años). Y, aunque estoy perfectamente, por suerte, no arriesgaría mi salud por un polvo (y peor: por un polvo penoso).

    También, como sabréis, es delito si, en caso de que seas seropositiva y no lo hagas saber a la pareja (aunque sea casual), en caso de contagio, puede constituirse como delito. Yo, en su momento, podría haber denunciado a esa individua, pero por suerte, no tuve que hacerlo (sé que hay algunas mujeres afectadas, y me consta que alguna de ellas si quiere llevarlo a juicio).

    No juguéis con vuestra salud.

    Un saludo,

    LA PERRA REVUELTA

  4. Por favor, pido encarecidamente a MíraLES que cree un artículo sobre medios de protección en relaciones lésbicas ya que esta revista llega a muchas chicas.
    Lo mejor es usar papel transparente de cocina, es barato y fácil de conseguir.
    Esta entrada sobre protección en relaciones lésbicas en este blog está genial: http://www.mol.com.mx/2013/09/guia-de-sexo-seguro-y-protegido-para.html Veréis todo lo que se puede hacer para protegerse.

    Que te pidan o pidas utilizarlo es algo que debería verse como lo más normal del mundo y todas deberíamos hacer.

    Yo ya he visto a varias personas de mi entorno con contagios de cosas y no mola nada y no sólo está el SIDA, hay muchas cosas que se pueden provocar, hasta cáncer de garganta.

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