Estamos a pocas semanas de despedirnos de 2014. Un año de experiencias, vivencias tan variadas y tan únicas como personas hay en el mundo. Acontecimientos diversos, buenos o malos, depende del ojo y la actitud de quien los vive. Más allá de lo que este 2014 ha significado para cada una de nosotras, lo cierto es que ha sido un año muy positivo para la visibilidad lésbica.
El año se termina con el matrimonio igualitario aprobado en 18 países y muchos estados, y con los armarios absolutamente abiertos de mujeres emblemáticas, como una actriz de Hollywood muy querida por nosotras, Ellen Page, a nivel local nuestra Miss España, Patricia Yurena, y hasta en el mundo de la política, con dos ministras lesbianas en Colombia que hicieron pública su relación. Mujeres que serán referentes para otras mujeres. Que suavizarán miedos e inspirarán determinación, libertad.
2014 ha traído más literatura lésbica, películas, series. Bodas y besos entre mujeres que han emocionado y se han hecho virales en las redes sociales, llegando a millones de personas.
Pero no todas son buenas noticias. 2014 ha registrado diversos hechos de violencia hacia las lesbianas. Recientemente conocíamos la noticia de una pareja de mujeres expulsada de una pizzería en Buenos Aires, de una adolescente agredida a pedradas en Murcia, de la eurodiputada Ulrike Lunacek atacada con ácido en las celebraciones del Orgullo LGTB de Viena.
A pesar de que las mujeres lesbianas hemos existido siempre, nuestra historia es tan joven, tan reciente. Que no nos encandilen las hermosas fotos y los pequeños logros. Son importantes peldaños, pero sólo peldaños de una escalera muy grande y muy larga, que aún no acabamos de subir.
A juicio de Beatriz Gimeno, activista implicada de manera rotunda en la obtención del matrimonio homosexual en España en 2005, el siglo XXI desinfla el espíritu de lucha de las lesbianas: “Las Lesbianas del siglo XXI encarnan el modelo despolitizado que niega que exista ningún problema con el género, mujeres voluntaristas e individualistas, poscapitalistas que huyen de cualquier posicionamiento ideológico o reivindicativo, que no ven ninguna diferencia entre ser gay y ser lesbiana (ambas cosas son cool), y se sienten aceptadas, capaces de triunfar y no ven qué relación puede tener la política con la sexualidad. Tampoco les interesa la causa LGTB porque no hay causa y las reivindicaciones de este movimiento les parecen antiguas, aseguran no haber tenido nunca ningún problema por ser lesbianas y mucho menos por ser mujeres, ellas saben que para una mujer sexy todas las puertas están abiertas. Hablan de sexo y lo practican” (Historia y análisis político del lesbianismo).
El mundo occidental lleva siglos imponiendo un modelo que tiene una influencia muy moralista. La de una mujer y un hombre que se unen para procrear, una mujer sometida a los deseos y al cuidado del hombre. Una unión que no puede romperse tan fácilmente puesto que tiene una bendición divina.
Los derechos LGTB, el divorcio, la liberación femenina y su igualdad con los hombres, y las instancias de separar los credos religiosos de los gobiernos, son productos bastante recientes. A pesar de este cambio, este nuevo despertar, esta toma de conciencia, es posible ver cómo la influencia anterior se ha extendido por una buena parte del mundo. La escalera no sólo está a medio subir. También a medio construir.
¿Cuáles han sido tus logros de 2014? ¿Has subido o bajado escaleras? ¿Construido o destruido peldaños?
Hola, soy mexicana, me encanta su revista, sus artículos y temas abordados, me gustaría poder compartir lo que pasa de este lado, compartir experiencias propias y ajenas. Felicidades por esta publicación!!