A muchas nos ha pasado. Ya no somos felices, o ya no tenemos sexo, o quizás sentimos que nuestra cabeza, nuestro corazón o nuestro clítoris apuntan en una dirección contraria a la que tenemos al lado. Y aunque queramos evitarlo porque nos da pena, porque estamos acostumbradas, o porque tenemos miedo a lo que pueda suceder, en nuestro interior hay una voz que nos dice: ya toca romper.
No es fácil, y por eso queremos darte algunos consejos para poder romper una relación.
- Comprométete con lo que dices
Empecemos por lo más importante: No puedes dejarla así como así de repente y luego arrepentirte. Y si ya lo has dejado y vuelto varias veces ¡Warning! Estas a un paso de no creértelo ni tú. Y eso solo va a conseguir que cada vez te sea más difícil dejarlo de verdad.
Medita bien las razones para dejarlo. Escríbelas si hace falta. Pide opiniones, sin necesidad de tener que hacer o creer lo que te digan. Y una vez decidido, trata de que la primera vez sea la definitiva…
Como mucho la segunda…
Bueno, la tercera si acaso ¡pero no más!
- Elige bien el día y la hora
¿Ya tienes la decisión tomada? Bien, vamos progresando. Ahora no erremos en el momento:
No tiene sentido decírselo después de tener sexo o al inicio de un fin de semana de vacaciones, ¿ok? Tienes que decírselo e irte. No tenéis nada de qué hablar, ella no es tu psicóloga. Ya que tu decisión no está a debate, cuanto menos divaguéis, mejor para ambas. Lo mejor es que hayas quedado con alguien después para tener que irte a una hora. Alguien de confianza que te pueda cuidar: Tú también necesitaras apoyo.
- Necesitas un Kit Kat
Una cosa es tu pensamiento, que tiene mil razones para dejar esta relación por lo que veo, y otra la química de tu cerebro, que es de naturaleza conservadora: No le gustan los cambios. En cuantito le digas adiós, toda tu química cerebral se activará para que sientas mono de lo que has dejado atrás. Te entrará pánico. De repente solo recordarás lo bueno de tu novia. Luego sentirás vacío. Luego creerás que nunca hallarás otra persona mejor que ella. Luego pánico otra vez, y así cíclicamente hasta que tus circuitos dopaminérgicos se reestablezcan. Así que una vez tomada la decisión, aguántala un mes sin cambiar de parecer y sin hacer caso a tu ciclotimia emocional.
Otra posibilidad es que estuvieras ya tan harta que solo sientas alivio y una inconmensurable liberación. En ese caso, no hay más que hablar, y no hace ni falta que leas los siguientes puntos: ¡A disfrutar!
- Haz deporte (o algo que te recoloque el cerebro)
Como vas a estar bipolar por un tiempo, como te acabamos de explicar, lo mejor es que ayudes a tu cerebrito a adaptarse a la nueva situación cuanto antes. ¿Cómo? Pues entretenlo. Te decimos deporte porque está científicamente demostrado que es una de las actividades que más endorfinas liberan y además te ayuda a dormir y a restablecer tus ritmos de sueño, hambre, etc, algo que seguro se te remueve en este tiempo. La música (animada) también te viene bien. Sal a bailar. Vete al teatro. Lee. Medita. Engánchate a una serie. Algo que ocupe tus sentidos y descargue tu mente.
- Busca apoyos
Nada de esperar a que tus amigos adivinen lo que necesitas e indignarte si no lo hacen. A veces cada uno tiene tantas historias en la cabeza que se olvida de mirar alrededor. Seguramente piensan que como lo dejaste tú, estás como una rosa. Se tú la que avise a tus amigos de que los vas a necesitar e intenta ponerte proactiva: Propón planes, expresa cómo te sientes y cuál es la mejor manera de ayudarte.
Realmente este punto te lo he colado porque temo que te arrepientas o asustes de tu decisión. Si tienes riesgos de algo así porque te acabas de escapar de una relación de dependencia, maltrato o costumbre, pídeles a tus amigos que no te dejen hacer tonterías y que de vez en cuando te recuerden las mil y una razones por las que lo dejaste.
- Nada de redes sociales.
Las redes sociales no dejan que las cosas se tomen su tiempo. En este caso si es importante respetar la antigua usanza: Deberíais estar como mínimo semanas sin saber la una de la otra para que eso que decimos de la química del cerebro se te pase. No se te ocurra mirar su Facebook, Instagram, o derivados.
Y, sobre todo, no le mandes mensajes cifrados en tu estado de whatsapp ni mires el suyo, ni si está conectada o no.
Ey, ¡a dónde vas! ¡Deja el móvil ya mismo!
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