“Intersecciones supone un lugar de empoderamiento y agencia donde las categorías sociales construidas producen diferentes oportunidades vitales para las personas.”
Así nos presenta su último y exitoso libro Lucas Platero (agotada la 1ª edición).
Lucas/Raquel Platero, docente en secundaria y varios programas universitarios de postgrado en género e igualdad, activista, escritor e investigador. Tiene una licenciatura en Psicología, Máster en Evaluación de Políticas y ha cursado el Programa de doctorado en Perspectiva de Género en las Ciencias Sociales (Universidad Complutense de Madrid). Podemos destacar entre sus últimas publicaciones libros como Lesbianas. Discursos y representaciones y Herramientas para combatir el bullying homofóbico.
1-¿Qué entiendes por interseccionalidad?
Se utiliza para señalar cómo interactúan diferentes fuentes estructurales de desigualdad (como pueden ser el género, la sexualidad, la etnia, la edad, la clase social y otras) y generan formas concretas de exclusión y vulnerabilidad a algunas personas. No es tanto una tarea de hacer una lista infinita de desigualdades e identidades de cada persona, sino ver cómo en un contexto y momento determinados producen oportunidades, privilegios y también exclusiones. Si tomamos un ejemplo sencillo, por ejemplo la categoría mujer, cuando la usamos en las políticas públicas, en los movimientos sociales o en las conversaciones cotidianas, ¿incluye a las mujeres transexuales o a las lesbianas?, ¿alude a quienes son aún niñas o son mayores de 65 años?, ¿la clase social modifica las expectativas sociales sobre el hecho de ser mujer?, ¿de qué manera se construyen unos parámetros rígidos de feminidad que determinan el hecho de ser mujer?, Como ves, las consecuencias materiales de las respuestas a estas preguntas son importantes y concretas en las vidas de las personas.
2-¿Qué personas se encuentran en la frontera de la “normalidad”?
En realidad no creo que nadie sea normal. Si normal es cumplir todas las normas sociales hegemónicas y que nos vende esta sociedad de forma acrítica, casi nadie las cumple todas. Estaríamos todas y cada una en la frontera de la normalidad, sólo que unas personas lo están mucho más que otras, por ejemplo una lesbiana gitana podría estar más en la frontera que una lesbiana urbana sin discapacidad y de clase media, en la medida que incluso su existencia nos parecería inconcebible.
Por otra parte existe una presión social importantísima, de la cual las lesbianas no están exentas, por cumplir con normas sociales que se van concretando en todas las áreas de la vida y de la socialización. ¿Qué aspecto tienen que tener las mujeres?, ¿y las lesbianas?, ¿qué peso?, ¿qué trabajo debes tener?, ¿con quién emparejarse?, ¿con cuántas personas?, ¿qué debes pensar sobre la maternidad?… Ante estas preguntas es fácil darse cuenta de que algunas opciones están más valoradas que otras, de manera que la libertad para elegir no es tal.
3-En el libro se mezclan gays, lesbianas, transexuales, intersexuales, teoría queer, personas privadas de libertad, gitanos… ¿Por qué tantas realidades tan distintas en un solo libro?
Intersecciones habla de las realidades de muchas personas distintas y cómo todas ellas tienen en común enfrentarse a unas normas sociales que no hemos elegido personalmente y que constriñen nuestras vidas. Hay un capítulo en el que hablamos también de las lesbianas butch y femme y sirven como ejemplo no tanto para fijarnos en la vida concreta de una persona o dos, sino para entender que una manera interesante de enfrentarse a las normas sociales es crear tus propios espacios de deseo, de ligue, de relación, de unas lógicas eróticas que desafían la heteronormatividad. En este sentido no queremos pensar la interseccionalidad como un cúmulo de dificultades, sino más bien de personas que toman las riendas de sus vidas para pensarse, relacionarse, crear un sentido colectivo y también tener una vida sexual y afectiva.
4-¿Consideras que deberíamos diferenciarnos por nuestra sexualidad antes que por etnias o países?
La forma en la que cada persona conforma su identidad tiene que ver con cómo son entendidas socialmente. En Intersecciones hay testimonios de lesbianas con diversidad funcional que afirman que eran lesbianas en el armario hasta que un accidente les hizo imposible esta realidad. Salir del armario y su experiencia doble con el lesbianismo les ha ayudado a pensar su discapacidad con más herramientas y habilidades. En este sentido, la sexualidad y la diversidad funcional han sido experiencias que se retroalimentan de una manera muy positiva, que para esta mujer que pongo como ejemplo han supuesto una jerarquía. Lo importante es que cada persona pueda tomar sus propias elecciones y pensar sobre su vida con herramientas.
5-¿En qué situación nos encontramos en este momento las personas con sexualidades no normativas? ¿Seguimos en la lucha o hemos perdido el norte?
Tener una sexualidad no normativa no significa tener una conciencia política o crítica sobre ello. Hay lesbianas, gays, bisexuales y transexuales conservadores que piensan que sus vidas y sus necesidades son privadas. O que piensan que sólo podemos hacer política para pedir el matrimonio, que buscan ser más “normales” formando parte del ejército, el mercado o para casarnos. Esta situación de crisis está siendo un estímulo importante para que todo tipo de personas LGTB piensen que su vida podría ser mejor o distinta, y afortunadamente está pluralizando las cosas que pensamos y deseamos para el futuro. Ya no hace falta ser parte de una organización o movimiento LGTB oficial para demandar tus derechos, se puede hacer desde una okupa, una asociación de vecinos, el 15M, una asociación de estudiantes, un colegio profesional, un sindicato, etcétera. En ese sentido creo que es importante que pensemos en objetivos que pudieran ser comunes y que ayuden a movilizarnos por los derechos de las personas inmigrantes LGTB sin papeles, a los niños y jóvenes trans, las lesbianas y mujeres solas que quieren ser madres, por la discriminación laboral… Esas cosas importantes de la vida cotidiana.
6-Me gustaría destacar del segundo bloque del libro los diálogos interseccionales sobre lo butch/femme. ¿Por qué hay que diferenciarse por el tipo de vestimenta que usas? ¿Nos comportamos de manera radicalmente distinta si usamos faldas o pantalones?
Las culturas lésbicas butch y femme no son sólo una cuestión de estilismo, sino más bien de deseo y reconocimiento. Estoy hablando también de seducción y sexo. La ropa es sólo una parte más de la actitud de una persona, que lógicamente sigue estando ahí cuando estás desnuda. En este capítulo, me gusta mucho cuando Carmen Romero señala la fuerza que supone reclamarte como una femme lesbiana, nada de rollo pusilánime ni victimista, sino sexy, poderoso y llamativo. En este sentido, la ropa es importante para hacerse ver, para aderezar una imagen personal que proyecta fuerza y autoconfianza. Pero forma parte siempre de algo más, una actitud, una manera de estar en el mundo donde el lesbianismo es muy importante.
7-La “masculinidad femenina” de Halberstam parece atraer casi tanto como el ideal femenino que nos han inculcado. Entonces, ¿somos realmente unas anárquicas sexualmente hablando, o realmente no existe lo femenino y lo masculino sino meras interpretaciones personales?
El trabajo de Jack Halberstam ha sido muy importante porque reclama la masculinidad femenina como un lugar de empoderamiento, desafiando la etiqueta de “fea” asociada a la masculinidad femenina. Ha construido un lugar para entender a las niñas marimachos y camioneras, para el deseo butch/femme, para emparentar este interés con los estudios generales sobre la masculinidad, en fin, una aportación muy necesaria en el momento actual.
Por otra parte, Halberstam nos recuerda que las dinámicas butch/femme no son una manera de reproducir la heterosexualidad sino más bien de reapropiarse del deseo y el reconocimiento que una sociedad heterosexista, como la nuestra, te roba. Os invito a leer más sobre su trabajo, con la traducción estupenda que hizo Javier Sáez de Masculinidad Femenina (publicado por Egales).
8-¿Es importante saber qué clase de gay, lesbiana, trans es cada cuál? Yo tengo mis serias dudas sobre qué soy. Unos días creo que soy femme, otros lipstick y otros simplemente no quiero ser ninguno. ¿Tenemos la obligatoriedad de encajar o podemos saltar de una identidad a otra?
Las identidades son procesos complejos, moldeados por las experiencias que tenemos con otras personas, y es muy posible que para ti y para otras lesbianas sea móvil, que fluctúe con la interacción con otras mujeres, con el momento vital que tengas como madre, como trabajadora, como estudiante en diferentes contextos. Ser consciente de que tu vida está conformada por determinadas experiencias te da la posibilidad de empoderarte, de tomar las riendas de tu vida sin que todo parezca una casualidad o una circunstancia. Sin ese empoderamiento no surge la necesidad de llamarse lesbiana y querer conocer a otras, o querer cambiar el mundo en el que vives para que se ajuste más y mejorar tus necesidades. En ese sentido, me interesa mucho más la identidad como proceso que ayuda a sentirse más fuerte y a gusto en tu pellejo, con más conciencia.
9-En un mundo lleno de etiquetas para todo se hace difícil pensar en añadir aún más. Ya no sólo somos gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, sino que además somos mujeres que queremos seguir siendo mujeres físicamente pero queremos comportarnos como hombres y al revés. ¿Esto es realmente así de complicado o vamos más allá?
Es importante que las personas seamos inconformistas, que siempre queramos ir más allá. No es tanto que las mujeres quieran ser hombres, sino que no quieren ser discriminadas, ni cobrar menos ni sentirse de segunda clase. Esta búsqueda de nuevos derechos supone pensarse como un sujeto político: ¿quién soy en relación a los demás?, ¿por qué es posible que se me discrimine?, ¿para qué sirve la categoría que me denomina (mujer, lesbiana, trans, clase media, etcétera)? Las etiquetas no son sólo etiquetas, tienen efectos concretos sobre las personas. Parafraseando tu pregunta creo que “va más allá”. Cuando una mujer dice que es lesbiana, ¿qué efectos tiene?, ¿cómo afecta a su entorno?, ¿qué le hace a tu autoimagen llamarte lesbiana?, ¿cómo te aceptan otras personas al usar esta etiqueta?, ¿qué le hace esta etiqueta a tus experiencias sexuales actuales, pasadas o futuras? Claramente cuando una etiqueta deja de ser útil, no la usamos más, o si las etiquetas que hay no me sirven para nombrar mi realidad, lógicamente surge una nueva. Estamos siempre en procesos dinámicos de creación de nuevas formas de nombrar, en la medida que cambia nuestra realidad.
10-¿Qué esperas de este libro? ¿Para qué ha sido creado?
Con este libro queremos que muchas personas puedan tener herramientas para pensar más y más complejamente sobre sus vidas, más allá del enfoque que separa sus vidas como compartimentos estancos para hablar de su clase social, de su género, de su (dis)capacidad, de su sexualidad y otras categorías sociales. Hemos querido generar un estímulo para el diálogo, y lo hemos hecho en un momento tan necesario como el actual, donde politizar las necesidades cotidianas de las personas es muy importante. Si cogemos de nuevo el ejemplo de las mujeres lesbianas, ¿qué dificultades surgen en el mercado laboral actual?, ¿hay una vuelta al armario?, ¿qué dificultades hay para con la maternidad compartida?, ¿y la reproducción asistida?, ¿qué pasa con el lugar secundario que tiene el lesbianismo con respecto a lo gay?, ¿qué nuevas relaciones están surgiendo entre lesbianas y hombres trans? Estas son sólo algunas preguntas que uso a modo de ejemplos sencillos, que hacen evidente que se requiere un análisis interseccional donde la categoría lesbiana ya tiene que ser entendida de una manera heterogénea, que incluya las distintas realidades que tienen las lesbianas en un mundo cambiante como el actual. En este sentido, estamos teniendo un feedback estupendo de mucha gente, también lesbianas, que nos dicen que les ha ayudado pensar sobre su vida y sus relaciones con el entorno.
Como os hemos hecho saber al comienzo, la 1ª edición ha sido todo un éxito y ya está en marcha la 2ª. Además lo tenéis disponible también, para las más modernas, en versión e-book, a un precio irresistible.
http://www.ed-bellaterra.com/php/llibresInfo.php?idLlibre=726
Yo creo que lo que una desea muchas veces, es llevar una vida lo más tranquila posible, al margen de reivindicaciones “visibles” o de “pancarta”. Yo en mi día a día como lesbiana actúo con normalidad, y eso en mi entorno también ayuda a “normalizar” mi forma de vivir como una más. Me paseo dando la mano, beso cuando quiero…y lo hago con naturalidad, no pegando un grito para que me miren. También son importante los pequeños actos diarios sin naturaleza reivindicativa pero sí normalizadora.
Imprescindible lectura. Muy interesante
Nuria, totalmente de acuerdo. Cada persona puede normalizar de muchas maneras y vive tu día a día sin miedo es una muy buena forma de hacer ver que no somos distintas por ser lesbianas sino por ser personas independientes.
Un abrazo y gracias por leernos.