Cuando escuchamos “A la escuela sin armarios” probablemente lo primero que pensemos sea que niños o adolescentes que ya en el colegio tienen clara su orientación sexual. Pero, ¿Si el armario pertenece a las personas que más quieren?, ¿Si son sus padres los que son gays, lesbianas, bisexuales o transexuales?, ¿Qué pasa entonces?
Le hemos hecho todas estas preguntas a Jesús Santos Homobono, Presidente de Galehi (Asociación de gays y lesbianas con hijos), y esto es lo que nos ha comentado al respecto. “El colegio es el lugar más importante donde se socializan nuestros hijos. Allí pasan la mayor parte del tiempo que no están con nosotros y allí aprenden a socializarse. Obviamente la condición de tener padres homosexuales es específica de nuestros hijos y tiene que aprender a manejarla. Cuando son muy pequeños lo viven de forma n
Ante la educación que pueda recibirse fuera de las aulas, la idea de que la escuela sea un espacio hostil a ataques y actos homófobos es fundamental para proteger y educar a una generación completa de alumnos contra la homofobia. Cualquier iniciativa que fomente la educación y el conocimiento sobre la diversidad sexual y familiar es buena para formar ciudadanos más justos y felices y que se eduquen en el respeto a los demás”. Hay que crear una apertura de mente al tema, para que así los niños de padres LGTB sean tan aceptados como lo son los hijos de madres solteras, padres divorciados, hijos fuera del matrimonio, etc, ya que al final todas esas situaciones pseudo-traumáticas las crea la sociedad e imposibilitan la evolución mental.atural, es decir, lo cuentan de fácilmente y no suele suponer problema alguno con sus compañeros, ya que como mucho se ve de forma exótica. No ven en ello ningún elemento conflictivo. A medida que crecen es más fácil que aparezcan situaciones poco deseables, los compañeros ya tienen conciencia de lo que significa la homosexualidad y ya han recibido mensajes positivos o negativos desde su entorno que pueden utilizar para hacerles daño. Nuestros hijos aprenden a manejarlo; por ejemplo, a medida que crecen es cada vez menos frecuente dar detalles concretos de la familia y suelen asegurarse previamente del círculo de amigos dónde pueden intimar. Lo que está claro es que es función de todos evitar que los niños reciban mensajes negativos sobre la homosexualidad para que no puedan ser usados en contra de homosexuales, nuestros hijos o nuestras familias.
Para avanzar en esto creo que es necesario e imperioso el conocimiento y la representación de estos modelos de familia en el ámbito público ya que significaría un punto positivo de referencia, ahora mismo inexistente, en el que apoyarse. Otro factor indispensable sería la preparación de docentes y la inclusión desde la Educación Infantil de un programa donde se enseñe a los niños y niñas que existen distintas realidades y que todas son perfectamente válidas, enseñar a la no discriminación y fomentar la no marginación social. Claro que lo ideal sería el poder enseñar también a los padres a no ser jueces para decidir si un niño puede o no ser criado por dos padres o dos madres y que con ello no influenciaran negativamente el crecimiento y desarrollo de sus propios hijos pero eso sería cambiar la naturaleza humana que nos hace tremendamente cotillas y tenedores de la verdad absoluta, con lo que sería maravilloso que fuesen sus propios hijos los que les enseñaran la diversidad y el respeto hacia lo que es diferente a ellos.
Y, supuestamente, para que todo este proceso pueda empezar a llevarse a cabo, la CEAPA* y la FELGTB* han firmado un convenio por el cual tanto AMPAS* como asociaciones de familias gays y lesbianas colaborarán enviando la una a la otra propuestas para realizar en común y para que ambas estén enteradas de las actividades que se proponen. Puede leerse todo el convenio aquí.
Somos pocos y muy repartidos en los colegios con lo que hacer fuerza solos es difícil pero si, gracias a este convenio, podemos estar un poco más unidos pues bienvenido sea. Claro que para eso tenemos que asociarnos a la AMPAS, estar presentes en la vida escolar de nuestros hijos y de sus compañeros, que nos conozcan, que nuestra presencia les resulte familiar.
La conclusión a la que llego es que cuando se decide tener un hijo dentro de una pareja homosexual o cuando ya se tiene un hijo de una relación anterior heterosexual y se inicia una relación con alguien de tu mismo sexo el tema del armario tiene que estar completamente zanjado. Es injustificable hacer creer a un niño/a, con nuestros actos o comportamientos, que lo que hacen sus padres o madres está mal; nosotros somos su referente principal en la vida y no debemos dejar que duden de nosotros. La mejor forma de que ellos no entren nunca en un armario es saliendo nosotros primero para que puedan vivir una vida plena, sin complejos, aceptando su realidad como algo natural y, si fuera necesario, aprendiendo las armas necesarias para defenderse de posibles ataques sin tener que avergonzarse porque nunca nadie les dijo que su situación era distinta, que esa persona que vive en casa y a la que llaman por su nombre también es su papá o su mamá. Actitudes como darse la mano por la calle, hablarse de forma cariñosa, besarse en presencia de los niños/as o hacer cualquier tipo de actividad familiar son, en parte, lo que hace que un niño/a viva su realidad lo más natural posible. Si a todo esto le sumamos el pertenecer a alguna asociación de familias LGTB donde los niños/as puedan compartir sus juegos y una buena respuesta a tiempo tendremos niños/as sin complejos.
*CEAPA: Confederación Española de Asociaciones de Padres.
*FELGTB: Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales.
*AMPAS: Asociación de Madres y Padres.