Así fue el Orgullo de Madrid desde la carroza MíraLES. La cara A y la B

El sábado 9 de julio se celebró en Madrid el Orgullo LGTB más grande de Europa y, sin duda, uno de los más concurridos y famosos del mundo, el Orgullo de Madrid.

Con una asistencia de un millón y medio de personas según los organizadores, y entre 600 y 700 mil personas según la delegación de gobierno. 

Desde la segunda planta de la carroza MíraLES

MíraLES, como cada año, salió a las calles. A través de nuestra carroza nos visibilizamos como medio de comunicación lésbico con 13 años de trayectoria.

Había ganas de Orgullo, dos años sin celebrarlo se nos hicieron muy largos. Esas ganas se notaban en la alegría de todos los asistentes. Este año Hofmann nos acompañó en la carroza y causó sensación con los miles de imanes en forma de corazones arcoíris que repartió durante el recorrido. También nos acompañaron la revista Oveja Rosa y Madres Lesbianas.
 

Chicas recibiendo sus imanes

Pero no todo fue alegría. Este Orgullo tuvo una cara B. Una cara B muy negra.

Este año sacar nuestra carroza, y todas las carrozas que no pertenecen a grandes empresas, no ha sido fácil. Todas esas pequeñas carrozas que sí representamos el Orgullo LGTB, como las que que son gestionadas por mujeres lesbianas y bisexuales (MíraLES, Tijeritas, 100 lesbianas visibles, Fulanita de Tal…) nos hemos encontrado con muchas trabas, nuevos y muy altos costos, y nuevas exigencias impuestas por poderes políticos y por la organización que parece que lo único que quiere es asfixiarnos, dejarnos sin representación, favorecer a las grandes empresas que sí pueden, por ejemplo, contratar a un ingeniero a cuatro días de la manifestación, para un informe nuevo de última hora, por casi mil euros. 

Y no, no somos las carrozas de grandes empresas. No tenemos esos recursos. Pero sí tenemos algo mucho más poderoso que no se toma en cuenta: ser la cara real del colectivo LGTB.

 

Por otra parte, el ayuntamiento se ha desmarcado de sus responsabilidades con la seguridad, quitando, por ejemplo, el vallado en gran parte del recorrido, entregando esa ardua tarea a voluntarios y voluntarias de las carrozas, gente joven sin formación en seguridad. 

Las ganas de Orgullo se notan, las sentimos todos. Pero necesitamos también ganas de defender el Orgullo, porque es nuestro, porque es nuestra manera de vivir y gritar nuestra diversidad. Porque el Orgullo de Madrid no puede favorecer solo la visibilidad de las grandes marcas, no. Porque los 365 días del año somos los otros y otras, las pequeñas pero visibles, las que mantenemos el espíritu LGTB.

 

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