No ha sido la mejor temporada, pero ha dejado momentos inolvidables
Esta última y definitiva temporada de Vis a Vis ha sido increíble. No me entiendas mal. Cuando digo increíble me refiero a que no había ser humano que se lo creyera.
¿Como es posible que una persona se vuele los sesos y luego esté en su lecho de muerte con la cara intacta? ¿Como es posible que el hermano de Sandoval, con retraso mental, pueda espiar a unos narcotraficantes mafiosos por la ventana sin ser visto? ¿O que se pierda un autobús lleno de niños y nadie los eche de menos?
En fin, que es imposible creerse un microsegundo de toda la temporada pero lo cierto es que la serie tiene momentos verdaderamente memorables. Con los altos y bajos, seguimos sintiendo que Vis a Vis es una de las mejores series lésbicas de producción española.
ATENCIÓN: ¡CIENTOS DE SPOILERS!
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En mi caso tuve que esperar al penúltimo capítulo para dejar de bostezar y para que mis ojos se quedaran incrédulos y pegados a la pantalla. Porque sucede lo que nadie se atrevió siquiera a esperar: ¡Zulema y Maca tienen sexo!
Tienen que ser las drogas y el haber tenido un día duro lo que baja sus respectivas defensas y hace aparecer el deseo sexual. No el amor, pero si el cariño. No tierno, pero sí sexy. Al final resulta que protagonista y antagonista se acuestan, final redondo para cualquier serie de acción, que es en lo que esta última temporada convierte a Vis a Vis.
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En el último capítulo asistiremos también a la sagrada muerte de Zulema. Esa muerte que siempre le ha perseguido y que ocurre solo cuando ella decide. Cuando ella quiere. El sacrificio de su vida permite la liberación de Maca, otro giro redondo que le da sentido a su final y a su relación.
Más allá de su historia de amor y odio, las historias paralelas de la serie no consiguen captar lo más mínimo la atención del espectador. Nos encanta ver a Goya (Itziar Castro) evolucionando a un personaje más tierno y profundo, podemos palpar lo enamorada que está pero no podemos dar credibilidad al personaje de Triana. Su histrionismo nos desconcierta demasiado. Tampoco la historia de La Flaca logra tener el más mínimo sentido en ninguna de sus apariciones. Totalmente prescindible. Del narcotraficante y su hija adoptiva…mejor ni hablemos. Desgraciadamente El Oasis vive de las rentas, porque sus nuevas incorporaciones no son rescatables.
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Si tuviéramos que elegir una historia de las nuevas sería la de la familia que llega al hostal. El padre abusador, una madre que mira para otro lado y una hija desesperada por alejarse de su padre. Una historia que va cogiendo sentido y tiene un final interesante.
Lo mejor: El final. Saray (Alba Flores) reaparece para bailar sobre la tumba de su amiga, suena un flamenco hondo, la gitana baila bajo la lluvia, mientras Maca da a luz a su primer hijo. Un momento doloroso, inolvidable y hermoso, como la serie.
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