Desde el 3 de julio de 2005 los ciudadanos de este país tenemos el derecho de casarnos con alguien de nuestro mismo sexo. Pero también el derecho a divorciarnos. ¿Lo afrontamos igual?
¿ Conocemos todas las posibilidades que nos ofrece la ciencia para concebir a nuestros hijos? Estoy segura de que no y por eso este mes tratamos la donación de óvulos entre parejas de lesbianas y la legislación vigente que trata la reproducción asistida humana.
Avanzan los tiempos y con ellos las necesidades de buscar soluciones a ciertos problemas biológicos que afectan a la maternidad entre lesbianas. Está claro que teniendo dos úteros es más fácil concebir un bebé y también sabemos que nuestros hijos nunca podrán compartir carga genética con ambas mamás. Pero ¿qué sucede cuando una de las dos desea tener un hijo biológico pero no quiere quedarse embarazada o no puede, y la otra desea quedarse embarazada pero no le importa tanto la carga genética que tenga su futuro hijo?
En agosto de 2009 nació Lluna, la primera niña con dos mamás biológicas. Mónica y Verónica pensaron en la posibilidad de que una de ellas gestara el óvulo fecundado de la otra y no pararon hasta conseguirlo. Esto sentó precedente en la ley española y ahora, gracias a ellas, todas tenemos la posibilidad de hacerlo. Amparadas por el vacío legal conseguiremos nuestros objetivos hasta que la ley, que no se ha modificado todavía, cambie a nuestro favor.
En el capítulo 2, artículo 6 se menciona que “todas las mujeres mayores de 18 años y con plena capacidad de obrar podrán ser receptoras o usuarias de las técnicas reguladas en esta Ley (Ley 14/2006, de 26 de mayo), siempre que hayan prestado su consentimiento escrito a su utilización de manera libre, consciente y expresa” y que “La mujer podrá ser usuaria o receptora de las técnicas reguladas en esta Ley con independencia de su estado civil y orientación sexual”.
¿No os resulta singular que la ley diga que cualquier mujer libre y voluntariamente, con independencia de su estado civil y orientación sexual, pueda acceder a la reproducción asistida pero que, curiosamente, la Seguridad Social de este país se lo pase por el arco del triunfo?
Por experiencias de personas allegadas puedo decir que si te plantas en la Seguridad Social y dices que no puedes tener un hijo con tu mujer (algo evidente), te contestan que el ser lesbiana no es una causa de infertilidad y, por ello, no puedes acceder a ningún tratamiento, pero ese mismo médico estará encantado de atenderte en su consulta privada por un módico precio que va desde los 1.300 € de una IAD (inseminación artificial con semen de donante) hasta los 7.000 € aproximadamente que puede costarte una FIV (fecundación in vitro). O también pueden decirte que sí te aceptan y dejarte en lista de espera por siempre jamás. Y eso, solicitando tratamientos convencionales; si planteas el implantar un óvulo fecundado de tu mujer en tu propio útero pues poco más que se ríen en tu cara.
Pero gracias al dinero y a esta maravillosa ley que deja vacíos legales, cualquier clínica privada estará encantada de atender tu solicitud. Gracias a la repercusión y al debate que surgió a raíz de la concepción de Lluna, muchas parejas de lesbianas están optando por este tratamiento por considerar a las dos madres como biológicas: una sería biológica como tal por aportar el óvulo y la otra madre gestante, y al tener que parirlo también madre biológica.
Es un tema controvertido incluso entre las propias lesbianas, ya que no todas entienden la necesidad de correr más riesgos de los necesarios al ser imprescindibles tratamientos para las dos y por el doble gasto que supone. Pero lo que es obvio es que es un claro avance en los derechos de las lesbianas, ya que si las parejas heterosexuales pueden donarse sus gametos entre ellos, ¿por qué las lesbianas no iban a poder hacerlo? Está claro que, de momento, la ciencia no ha avanzado tanto como para que podamos tener hijos propios sin la necesidad de ningún donante, pero esto es un gran paso hacia delante.
Una nueva generación de niños va a nacer en estos tiempos y van a revolucionar el mundo, igual que los móviles 3G.
Un poco de humor es lo menos que podemos tener al ver cómo de ser absolutamente invisibles pasamos a ser portada de periódicos y telediarios y cada vez más se oyen nuestras voces; esas voces que lo único que hacen es reivindicar lo mejor para nuestros hijos. No dejéis de luchar nunca por ell@s.
Para las que no estén muy puestas en estos temas pero lo necesiten o vayan a necesitar en breve, os dejo el punto 3 del artículo 7 del capítulo 2 que se refiere a la filiación de los nacidos: “Cuando la mujer estuviere casada, y no separada legalmente o de hecho, con otra mujer, esta última podrá manifestar ante el Encargado del Registro Civil del domicilio conyugal, que consiente en que cuando nazca el hijo de su cónyuge, se determine a su favor la filiación respecto del nacido.” Es algo muy sencillo pero que en los juzgados de paz todavía no están muy acostumbrados a ver y os pueden liar con papeleos innecesarios. La FELGTB ha hecho una pequeña guía práctica sobre este tema que os puede resultar muy interesante.
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