Emma Stone hizo en “La batalla de los sexos” uno de los mejores papeles de su vida. Una película que el año pasado batió records en premios y buenas críticas, y que cuenta uno de los hitos feministas de la historia de la humanidad:
El partido de tenis que enfrentó a Billie Jean Kean,la mejor jugadora de tenis de aquel 1973, con Bobby Riggs, un extenista profesional. Un evento único -un hombre y una mujer compitiendo juntos- que llegó a ser retransmitido en las pantallas de medio mundo y que reventó la absurda creencia del momento de que el tenis femenino era un juego de niñas que no merecía estar bien pagado.En La batalla de los sexos, una película que te recomendamos encarecidamente, aparece otra mujer antagonista, que competía en la época contra Billie Jean por el número 1: Margaret Court, de la que te hemos hablado en Mirales por sus múltiples declaraciones homófobas.
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Billie Jean, nacida en California en 1943, estaba por entonces casada con un hombre. Comprensible en una época en que ser lesbiana era simplemente inaceptable para una estrella internacional como ella. Pero se había enamorado de su peluquera, Marilyn Burnett, un amor que vivió en la sombra hasta que fue traicionada por esta, que la demandó para beneficiarse de su prestigiosa situación económica acogiendose a la ley Palimony, que otorga a las relaciones extramatrimoniales el acceso a la renta de la persona. La prensa se hizo eco y fue acusada de “lesbianismo”, “un nuevo caso de homosexualismo“, términos que entonces tenían tintes perversos y culposos. Billie Jean fue instigada por sus representantes a pedir perdón y así lo hizo. Pidió perdón por “esa parte de su vida, esperando la comprensión de sus admiradores”. Tenía una familia homófoba. El mundo era homófobo, y yo misma era homófoba, explicaría tiempo después.
Billie Jean era una luchadora incansable por la visibilidad y igualdad deportiva entre hombres y mujeres en el deporte. Como número 1 cobraba menos que cualquier jugador de tenis profesional masculino de la época y eso es lo que le llevo a boicotear el Gran Slam de Wimbledon y a aceptar el reto contra Bobby Riggs. Reto que acabó en victoria y supuso la resignificación definitiva del tenis femenino, y que le llevó a conseguir su objetivo: Que hombres y mujeres cobraran lo mismo en Wimbledon.
Su entonces marido y representante se convirtió en su amigo y mejor apoyo, y con el tiempo Billie se atrevió a vivir públicamente su nueva relación con la que, hasta hoy, es su pareja, Ilana Sheryl, también tenista profesional. Antes de este hermosa historia de amor, a Billie Jean se la relacionó con Martina Navratilova, Virginia Wade y Rosemary Casals.