Hace unos meses os contamos de un horrible caso en Chile, donde los vecinos, después de insultar y amenazar a una pareja de lesbianas, atacaron y destrozaron la entrada de su casa.
Hoy os volvemos a contar un episodio donde una pareja sufre acoso y agresión de parte de dos vecinas, solo por ser lesbianas. Esta vez nos situamos en Colombia.
María Perilla e Isabel Gaviria son novias desde hace 9 años y llevan uno casadas, se casaron en Miami, puesto que Isabel tiene la nacionalidad estadounidense. Residen en una urbanización en la que llevan tres años y medio soportando la discriminación de su vecina Jaqueline Hurtado Granada. Según afirma María, ésta última, incapaz de vivir su propia vida, las acosa porque en su reducido cerebro no acepta la idea de que dos mujeres puedan formar una familia.
Pero el domingo de los insultos pasó por primera vez a la violencia física. Jaqueline, que como hemos dicho anteriormente es incapaz de centrarse en sus propios asuntos, llamó a la policía para denunciar que sus vecinas, la pareja lésbica, se maltrataban. María Perilla tuvo que aclarar que la denuncia era falsa y presentó una queja ante la administración de la urbanización, acusando a Jaqueline de mentir e inventar conflictos inexistentes.
Jaqueline, enfadada, decidió encarar a María, y fue hasta su casa, acompañada por su pequeña creación lesbófoba, su hija Angie Hurtado Ruiz. Una cámara de seguridad registra como después de una discusión, Angie, comenzó una pelea cogiendo a María del cuello y golpéandola.
“Nos dijo que éramos unas enfermas, por lesbianas. Mientras éramos agredidas física y verbalmente, mi esposa logró salir corriendo a buscar ayuda, pues me tenían en el piso mientras me pegaban patadas y puños, lo cual me situó en un en total estado de indefensión: tenía a dos personas atacándome al mismo tiempo. Mi hermano llegó con otros vecinos a ayudarnos”, relata María, quien sufrió lesiones en rodillas, piernas y brazos, y tiene cuatro días de incapacidad.
Según declara María en sus redes sociales, la lesbófoba las amenazó también presumiendo que es muy amiga de delincuentes peligrosos.
María e Isabel acaban de denunciar a su vecina. Ambas están recibiendo ayuda psicológica por la ansiedad que les ha provocado el brutal ataque.
“Hay que hacer sonar la voz de la manera más fuerte, no puede uno quedarse callado, ni ser tolerante ante la discriminación. Es igual de importante que el feminicidio, la violencia intrafamiliar, porque hay un ataque sistemático a la minoría. Si no nos protegemos, nadie lo hará. Me he sentido apoyada y mi vida personal no es un secreto para mi familia, mis compañeros de trabajo o amigos. Denuncio porque si no lo hago yo, nadie lo hará. ¿Cómo será el día que tenga un hijo? Si no alzo la voz hoy, mañana atacarán a mi hijo”, sostiene María.
no se por que las personas juzgan nuestra forma de sentir y amar y nunca hacen un acto de estos cuando un hombre agrede a su esposa y sus hijos, no somos enfermos ni tenemos una enfermedad contagiosa solo que nuestro amor está dedicado a otro ser humano con nuestras mismas características. Si debemos denunciar estos ataques y hacernos valer como lo que somos seres humanos de carne y hueso, mientras callemos nunca tendremos el lugar que nos corresponde por derecho propio. Soy colombiana y me duele que en mi país suceda algo asi y soy orgullosa de ser lesbiana amo ami pareja y nunca cometeria contra ella los actos violentos que cometen las parejas heterosexuales.
Lamentable asunto. Por un lado, los gobiernos que por ignorancia, falta de información y veleidad política, no han cumplido con los acuerdos firmados en la ONU no solo para aprobar el matrimonio igualitario, sino para aprobar leyes que castiguen severamente éstos actos. Y si nos vamos al fondo del asunto, está la religión. Sí, ésa religión que trajeron los conquistadores, que es machista, misógina, homófoba y que enseña a sus creyentes a discriminar, dividir y odiar, a sentirse con el derecho de meterse en la vida de los demás. Ah, pero nadie le exige a su iglesia que acepte su responsabilidad en ésto, ni que al menos, respete y haga respetar la vida de los demás. ¿Será que Jesús no les enseñó a amar al prójimo como a sí mismos?