La historia de esta mujer nos evoca al entorno de Narcos y a la historia de Vis a Vis. Condenada en Colombia por estar involucrada en un homicidio, Martha hubo de someterse no solo ausencia de su libertad, sino también a la perdida de muchos otros derechos. Entonces comenzó su batalla, en un entorno nada favorable para conseguirlo. Por 13 cárceles la fueron desplazando para que cesara su contacto con su pareja y así sus exigencias. Pero no lo consiguieron.
La joven recurrió a la fiscalía para que le permitieran el Vis a vis con su novia que todos y cada uno de los centros le negaban por no ser heterosexual. La fiscalía le dio la razón, pero el director de la presión se negó a acceder a ello, calificando la solicitud de “bochornosa” y “denigrante”. Martha siguió con su batalla, interpusiendo una tutela y tratando de recurrir a la Corte Constitucional. Se acabaron los caminos de la justicia. Acudió a la Red Nacional de Mujeres, a Colombia Diversa y al Centro por la Justicia y el Derecho internacional para pedir que se respetara el derecho de las lesbianas a encontrarse con sus parejas. En el diario que escribió, Mi historia la cuento yo, Martha habla del maltrato que tuvo que soportar día y noche, su reclusión en el calabozo por semanas donde vio incluso morir a compañeras reclusas, el manoseo del asesor jurídico en Cali, su convivencia con las ratas de la celda, el uso de los baños como dormitorios…
Pero llegó la victoria. No para ella, todavía. Pero si para su amiga Alba Nelly. Martha le redactó una tutela el 30 de julio de 2001 y lo consiguió, Alba tendría derecho a un Vis a vis con su pareja, Noelva. El noticiero anunció esa noche la victoria de las lesbianas de la cárcel y las reclusas lo celebraron corriendo por los pasillos. Dos años después Martha salió de la cárcel, acortada su condena por buena conducta, época en el la Corte Constitucional reconocería que la visita íntima es un derecho consagrado para todas las personas, independientemente de la orientación.
Dieciocho años después de presentada la solicitud, en 2014, la CIDH se pronunció de fondo sobre el caso y le dio la razón a Álvarez. El organismo afirmó que el Poder Judicial y el Estado Colombiano maltrataron ininterrumpidamente a Martha por razones de discriminación. El pasado 14 de julio el Estado se comprometió a evitar dichos abusos de aquí en adelante y respetar los derechos de la población LGTBI, y se creó un observatorio constitucional de decisiones judiciales en torno a la población LGTBI. A la par, se entregarán 6000 ejemplares del diario de Martha Álvarez a las presiones del país. Martha recibió disculpas públicas del Estado Colombiano el miércoles pasado -6 de diciembre de 2017-, representado por el Ministerio de Justicia y el Inpec. (El primer perdón del Estado a una persona LGTBI).
Marta Tamayo, miembro de la Red Nacional de Mujeres y quien acompañó a Álvarez desde 1994, sostiene que este caso “marca un hito”. Y recuerda que en los años noventa, cuando las profesoras lesbianas iban a debatir el Estatuto Docente en la Corte Constitucional con la cara oculta por miedo, Martha Álvarez buscaba alguien que la defendiera y Tamayo buscaba alguien que diera la cara. Así se volvieron inseparables en esta batalla jurídica.
Martha ha rehecho su vida en EEUU como asistente de farmacia, y se ha mostrado profundamente feliz de que por fin se haga justicia y se pida perdón:
Fuente: El Espectador