En las últimas décadas estamos asistiendo a una conquista incomparable de derechos LGTB en el mundo. No olvidemos que la inmensa mayoría de la historia de la humanidad la población LGTB era practicamente invisible y no tenía derechos, mientras que hoy hay multitud de países donde el matrimonio, la paternidad y la adopción homosexual son un hecho.
Sin embargo, no deja de ser una conquista reciente, en cuanto a que dos o tres generaciones no son tantas a la hora de normalizar y conocer todos los recovecos de una realidad. Aunque den lugar a familias igualmente genuinas y maravillosas, no tienen iguales circuntancias las parejas masculinas que las femeninas, ni éstas que las heterosexuales, ni siquiera ninguna de las anteriores que las monoparentales. Cada familia tiene sus particularidades y de una de ellas quiero hablar hoy.
Actualmente existen diferentes contextos legales para las parejas de madres lesbianas. Si el bebé es concebido dentro del matrimonio, el pequeño pasa a ser automáticamente hijo de las dos a nivel legal. Pero si es concebido sin existir dicho enlace, es necesario que la madre no gestante adopte legalmente al bebé para que ambas sean reconocidas como madres.
Vivimos en una época en que las personas tienen menos hijos por familia. Las parejas se separan antes si la relación no funciona y en ocasiones los hijos son pequeños. Nada de esto tiene por qué afectar de ninguna forma a los niños, pero es importante tener tacto y conocimiento a la hora de hacer un cambio en la familia.
Y de ahí enlazo con el título de este artículo. ¿Qué pasa si, no estando casadas, la otra mamá del hijo que estas gestando por inseminación simple te acaba de engañar con otra? Tienes la opción de llevarte a tu bebé al nacer y prohibirle verlo, al menos legalmente. ¿Lo harías? Una vez nacido tu bebé puede pasar que conozcas a otra mujer, y ella sienta a tu hijo como propio, asumiendo ambas que es vuestro hijo. Sin embargo, si la relación se rompe dolorosamente tras varios años, la rabia podría llevarte a defender que tu hijo es solamente tuyo y alejarlo de esa persona para siempre. Tal vez tu primera pareja, la que iba a ser la madre del bebé y a la que aun amas, ha vuelto a tu vida, y te propone de nuevo hacer una familia. ¿Aceptarías?
Lo cierto es que, si solo tú figuras como madre de la criatura, legalmente puedes hacer y deshacer a tu antojo. Sin embargo, aunque parezca que tu hijo no sufre ni entiende lo que esta pasando a su alrededor, este cambio de referentes maternos que aparecen, desaparecen y reaparecen puede hacerle mucho daño.
No hay una regulación específica ni suficientemente actualizada a las particularidades de las familias diversas, por lo que mi recomendación es la de que nunca nos durmamos en los laureles a la hora de formalizar la maternidad compartida de nuestros hijos. Es importantísimo que nos comprometamos con nuestra decisión de formar una familia con otra persona y, si no nos es posible casarnos antes de tener al pequeño, ya sea porque no comulgamos con el matrimonio o porque en nuestro país aun no existe dicha opción, proceder a la adopción legal lo antes posible.
Nuestro deseo y lo mejor para nuestros hijos, es que llegue un día en que, legal y socialmente, de igual que haya una relación genética o no la haya cuando hemos decidido formar una familia, y por eso es tan importante que actuemos de la misma forma haya un enlace genético o no. La paternidad no es intercambiable ni temporal. Sentirse madre o padre de alguien nada tiene que ver con la genética.
Si el bebé nace con dos mamás, esas serán sus mamás para siempre, estén o no presentes. Como en cualquier otra familia. Pero sus figuras de referencia no deben ser susceptibles de aparecer o desaparecer en función de nuestras relaciones personales y emociones egoístas, pues ese bebé es mucho más vulnerable y permeable de lo que parece. Necesita relaciones coherentes por lo que, si una de nuestras parejas ha pasado en su vida varios años y creado un vínculo particular, debemos ser muy cuidadosos y no sacar a esa persona de su vida de forma abrupta, sino hacerlo paulatinamente si es inevitable o permitir que se mantenga un vínculo entre ellos que trascienda nuestra propia ruptura con esa persona.
En conclusión, allá donde la ley tenga lagunas, entender cómo funciona el desarrollo emocional de nuestros hijos y respetar sus necesidades se ha de volver más importante y necesario que nunca.
Terapia on-line y presencial.
Tal vez te interese: ¿Es la hija de Angelina Jolie rara por vestir de niño y la hija de Tom Cruise una It-girl por llevar tacones?
Bonita historia
Hola. Buen articulo.
Yo tengo una hija, con mi pareja, nosotras nos casamos antes de que la bebe naciera.. yo viví todo el proceso de la inseminación…y me siento una gran madre, antes y desde que mi hija nacio… no necesito tener ni llevar su sangre para saber que es y siempre sera mi HIJA, mi tesoro…
Pero no todo es felicidad, mi pareja me niega todos mis derechos, ella por ser la madre biologica se cree muy superior, tanto que no quiere que mi hija me llame madre, o que tenga relación con mi familia…ella nunca salio del armario para su familia y eso creo que le hace pensar que si la niña crece y se cria conmigo lo puede ocasionar problemas… hace tiempo me pidio el divorcio y yo me negé. La situación se esta haciendo tan insoportable que al final, lo del divorcio sera un hecho. El problema viene ahora con nuestra hija, ella dice que se va de la ciudad en la que vivimos a 400 km de distancia a rehacer su vida, y que yo puedo ir a ver a la bebe cuando quiera… Pero que me olvide de que pase conmigo a solas vacaciones o fines de semana, que siempre que quiera estar con mi hija ella tiene que estar presente… Es muy duro, que no vea que yo soy su madre y tengo los mismos derechos que ella,,, y con su conducta tendremos que vernos en un juzgado, cosa que me duele por mi hija… no me gustaría tener que llegar a eso….
Alguien me puede aconsejar…. gracias