Daniela Amaya estrena su segundo disco, Umbral, tras el éxito en 2016 de El Silencio.
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Daniela era kinesióloga pero disfrutaba de tocar con su banda Bajosoul, con quien inesperadamente empezó a triunfar en su país. Al poco tiempo, dio el salto en solitario investigando la mezcla entre el pop, el folk y el rock con su disco debut En silencio, que le permitió dar un salto mas internacional.
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Con Umbral, Daniela se atreve incluso con tintes de electropop. Un trabajo mucho más conceptual que el anterior, y más auténtico. Sus letras son manifiestos de lucha, pulsiones de vida, que, en este segundo disco, relatan el propio proceso vital de Daniela de expresar su identidad como música, mujer y lesbiana. “Quise hacerlo por mi, como parte de un sueño de vida, lejos de cualquier tipo de expectativa, o presión por parte de un tercero”. Canciones como “Déjame seguir” o “Perros fieles” hablan de su lucha, del miedo, de la injusticia y el odio.
“Este es un álbum que relata mi propio proceso de aceptación y liberación, como mujer artista, mujer lesbiana, como música y persona creativa que tiene sueños y que espera contribuir a un mundo más inclusivo“. Hay una segunda parte en el disco más calma y llena de sensaciones más placenteras y pacíficas. Ahí nos encontramos con “Montserrat” o “Nuestra ciudad”. Traspasar este “umbral” del miedo, los fantasmas y los prejuicios, acaba siendo posible.
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Es un álbum compuesto durante dos años. Ocho canciones producidas por Nicolás Alba, mezclado por Javier Bassino y masterizado por Chalo Conzález.