Millones de mujeres en las calles pidiendo igualdad
Ayer fue 8 de marzo y en todo el mundo las mujeres salimos a las calles a pedir feminismo y sororidad, o lo que es lo mismo, IGUALDAD. Igualdad de derechos para todas las mujeres. Y cuando decimos todas, queremos decir todas: las blancas, las racializadas, las lesbianas, bisexuales, heteros, trans, sordas, migrantes…TODAS.
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Millones de mujeres (y muchos hombres) han marchado por el mundo entero entonando lemas por todas conocidos. Desde el “Aquí estamos las feministas” a “El violador eres tú”. Pelos de punta, lágrimas en los ojos de orgullo de ver a niñas con las caras pintadas, gritando a pleno pulmón, a señoras de 90 años apoyando una lucha que es de todas y que, probablemente, cuando ella era joven ni soñaba con este movimiento.
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Santiago de Chile, Paris, Estambul, Buenos Aires, Madrid, Ciudad de México… Las mujeres del mundo pidieron llegar a casa seguras y no valientes, sin tener que enviar mensajes a sus amigas para su tranquilidad, poder liarse con quien quieran sin miedo a que nos violen o nos maten, no llevar las llaves en la mano, hacer que hablan por el móvil, acelerar el paso cuando sienten una presencia detrás, poder llevar minifalda, escote, tacones, maquillaje sin tener que escuchar como te dicen lo que piensan de ti o de no llevarlo y no ser juzgada por tu “falta de feminidad”. Queremos ser libres, tener la autodeterminación de nuestros cuerpos, amar a quien nos de la gana y no ser esclavas de una sociedad patriarcal que nos dice en todo momento lo que debemos hacer con nuestras vidas.
No sentimos muy orgullosas de las mujeres del mundo y salimos a las calles por todas aquellas que no pueden. Cada año somos más y más fuertes y este movimiento no tiene otro final que la consecución de la igualdad real.