La guillotina las separó
Un romance que no podemos defender con imágenes o testimonios, pero que parece obvio cuando tener “relaciones lésbicas” fue una de los cargos que cayeron sobre Maria Antonieta el día de su muerte en la guillotina. Lo cuenta Nathalie Colas del Francs en su libro Madame de Polignac, íntima de María Antonieta (2016) y lo retrata la película de Benoit Jacquot, Los adioses de la reina.
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Cierto es que la descarriada reina de Francia era casada con el rey Luis XVI, pero en la época un matrimonio oficial aristocrático, aunque fuera el de la reina, no era impedimento para vivir la lujuria y el libertinaje que les permitía su elevado estilo de vida. Yolande de Polignac era una mujer guapísima y divertida, y su cercanía y complicidad con María Antonieta comenzó desde que intercambiaron la primera mirada (Imagen inferior: Yolande De Polignac).
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La reina y Yolande se hicieron inseparables, y su intimidad las enfrentó a la opinión y los rumores de la corte de Versalles. Muchos de sus familiares y amigos estaban rotundamente en contra de los constantes detalles y privilegios que Maria Antonieta facilitaba a su “amiga”. María Luisa Teresa de Saboya, princesa de Lamballe, era, hasta la llegada de Yolande, la compañera inseparable de María Antonieta, y nunca pudo perdonarle que se encandilara tan fácilmente con Yolande y la abandonara. Se dice que fue ella, despechada, la que fue extendiendo el rumor de la relación lésbica.
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María Antonieta, como buena enamorada cegada, se ocupó de las deudas de su amante y las de toda su familia, desoyó completamente las críticas de sus amigos en la corte y los rumores de la calle, algo a lo que acostumbraba la monarca. Sus estragos la llevaron a la muerte a manos de un pueblo completamente indignado con la indiferencia de su reina. (Imagen inferior: Maria Antonieta en la Corte).
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Cuando la revolución francesa llegó, Yolande vio claro que quedarse les supondría la muerte. “Adiós a la más querida, estas palabras son horribles, solo tengo fuerzas para besarte”, fueron las palabras con las que la reina se despidió, tal vez consciente de que no volverían a verse. Nathalie asegura que su romance fue evidente, pero nunca fue verbalizado y siempre trataron de ocultarlo dentro de lo posible. Yolande fue el último amor de la reina, y tal vez el más intenso.
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Al poco tiempo María Antonieta y el Rey fueron encarcelados y guillotinados, ambos por su abandono del pueblo francés. En el caso de la reina, fue también acusada de libertinaje y de mantener relaciones lésbicas. Era 1793.
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