En busca de la autoestima perdida

En este momento que nos han tocado vivir, el de la era de las comunicaciones, tiempo de Facebook, Twitter y demás redes sociales, la mayor parte del tiempo lo vivimos prisioneras e ignorantes de nosotras mismas.

A veces nos sentimos abrumadas por las circunstancias externas, por la cantidad enorme de información que recibimos, luchando contra los demonios de nuestros prejuicios, creencias, valores, emociones. Y nos sentimos cansadas.

Claro que queremos ser nosotras mismas y sentirnos libres aunque, en algunos momentos, cuanto más queremos serlo más nos sentimos desorientadas. Quizás sea por el hecho de que nos hemos construido una vida alrededor de como pensamos que somos, nuestra propia autovaloración, y tratar de cambiar eso no es sencillo, nadie dijo que lo fuera, aunque tampoco es imposible.

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Somos capaces de encontrarnos con otras personas y compartir con ellas, pero al mismo tiempo no somos capaces de encontrarnos a nosotras mismas.

¿Quiénes somos?, ¿qué hacemos?, ¿cómo lo hacemos?, ¿para qué lo hacemos? Son preguntas que nos planteamos a menudo y sus respuestas van formando la idea que tenemos de nosotras como personas.

Estas circunstancias hacen que no tenga nada de extraño que la mayoría de las personas vaya “en busca de la autoestima perdida”.

Ser, por fin, una misma. Dejar de preocuparse por el efecto que causamos. Actuar sin temer ni el fracaso ni el juicio de los demás. No temblar más ante la idea del rechazo. Y, tranquilamente, encontrar nuestro lugar en el mundo y entre los demás.

Avancemos poco a poco en el camino de la autoestima. A construirla, a repararla, a protegerla. Este camino de vida te ayuda a aceptarte y a quererte, aun siendo “imperfecta”. No para resignarte, sino para evolucionar mejor. “Imperfectas”, pero libres y felices.

El mundo no es más que un reflejo de cómo nos tratamos a nosotras mismas.

Empecemos por entender el auténtico significado de la Autoestima. Tan denostada y algunas veces mal entendida palabra, ya que la utiliza la publicidad haciéndonos creer que si comemos tal cosa o nos ponemos tal crema ésta subirá como la espuma, y el peligro por lo que esto sucede es que se trivializa demasiado una idea muy importante.

De todos los juicios que hacemos en la vida ninguno es tan importante como cuando nos juzgamos a nosotras mismas. El hecho de como nos valoramos es la base en la que actuamos, elegimos nuestros valores, fijamos nuestras metas y plantamos cara a los desafíos que nos presenta la vida. Nuestra respuesta a las circunstancias externas la forman en gran parte la idea de quienes somos y quienes creemos que somos, nuestra propia autoestima.

La Autoestima es estar dispuestas a ser conscientes de que somos capaces de ser competentes para enfrentarnos a los desafíos básicos de la vida y de que somos merecedoras de felicidad. Empecemos por ahí.

La Autoestima es una rasgo que, a lo largo de la Historia, pocas culturas han valorado en las mujeres. La “femineidad” se identificaba con la pasividad no con la afirmación; con la complacencia no con la independencia; con la dependencia no con la autonomía; con el autosacrificio no con la autosatisfacción. Romper con estos estereotipos femeninos y desafiarlos manteniendo una visión que honre nuestros esfuerzos y potenciales es, en si mismo, un acto de sana autoestima.

Construir una sana autoestima es como construir una casa, necesita unos fuertes cimientos, un suelo y paredes agradables, y un techo que nos cubra.

Esta vez hablaremos de los dos principales pilares que sostendrán toda la construcción por lo que han de ser fuertes y bien resistentes:

-Respeto por una misma y Eficacia personal

El respeto que tienes por ti misma es la confianza en tu derecho a ser feliz. En que los logros y el éxito que quieres, la amistades que tienes, el amor que sientes, el respeto y la satisfacción personal son adecuados para ti y que te los mereces por ser quien eres.

La eficacia personal es, ni más ni menos, que la confianza que tienes en tu capacidad de pensar, aprender, elegir y tomar las decisiones adecuadas para ti.

¿Parece sencillo, verdad? Sin embargo, ¿cuantas veces tomas decisiones que no te honran?, ¿cuantas veces piensas más en los demás que en ti misma?, ¿cuantas veces tomas una decisión totalmente emocional y luego tratas de justificarla racionalmente?

Como dije al principio, nadie dijo que fuese fácil aunque no es imposible.

Seguiremos hablando de “construcción”. Pondremos el suelo, las paredes y el techo en el próximo artículo.

“La libertad no es un fin, es un medio para desarrollar nuestras fuerzas.” Giuseppe Mazzini

Vive ahora …. vive el presente, es un momento que no se vuelve a repetir.

Elena Guillomía

Coach y Asesora de Habilidades Personales para la Mujer LB

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www.consentido.com.es

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5 comentarios en “En busca de la autoestima perdida”

  1. Los límites y las barreras se las pone una misma a través de los miedos. Hay que batallar con una misma para romper los muros de hormigón que nos construimos a nuestro paso

  2. Me ha gustado mucho el escrito, la autoestima es muy dificil de trabajar, y cuando parece que la tienes ya pillada y fortalecida, se te puede quebrar. Muchas gracias por los consejos. Un abrazo

  3. Yo tengo una discapacidad visual importante y he crecido con el rechazo. Lo he mamado desde pequeña. Y llega un momento en que ya me resbala todo y me dedico a ser como soy: uso mis ayudas técnicas en público si me hacen falta, si no veo bien algo lo digo sin tapujos, saco mi bastón blanco por la noche… y a quien le moleste tiene 3 opciones: o me acepta, o se larga o se joroba. De todas formas, por mucho que nos esforcemos siempre habrá alguien a quienes no le caigamos bien. Nadie está a salvo de ser rechazad@: si llevas gafas, si no tienes un movil de última generación, si eres negr@, si perteneces a una minoría religiosa, si eres mujer, si vas en silla de ruedas…éres un/a pária.
    Llega un momento en que te cansas de contentar a la gente y mandas todo a tomar viento. Te das cuenta que no tienes que desperdiciar tu vida en tener contentos a los demás a cambio de estar “calladita en el rincón para no estorbar”. ¿Acaso ellos son más importantes que yo? ¿Y eso por qué?.

    El hecho de vivir rodeada de gente tóxica no ayuda. Es como limpiar un rio de lodo. Hay alguien que sigue echando lodo por otra parte. Ansío que llegue el día en que pueda vivir independiente.

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