“Cuando yo era pequeña, entre los 7 y 12 años, jamás escuché en la radio ni vi nada por la tele en relación con la lucha LGTB. Sin embargo, durante los últimos años salen noticias y hay manifestaciones, sobre todo en relación con el derecho de adopción entre parejas del mismo sexo”.
Fany es búlgara y reside en Mallorca. Bisexual, vegana e inmigrante. Pura energía reivindicativa. Desde hace 8 años vive en España, pero no ha perdido el rastro a la lucha por los derechos de lesbianas y gays en su país de origen.
– ¿Cómo ve la sociedad búlgara a las lesbianas?
Poco a poco las lesbianas empiezan a ser visibles, en la calle, en el trabajo y en la lucha por los derechos LGTB. Bulgaria es un país muy pasivo pero ellas se están haciendo notar durante los últimos años. No hace mucho salió una noticia en la televisión que dejaba claro que la sociedad acepta mucho más a los gays que a las lesbianas y a raíz de ese reportaje se hizo una encuesta muy seria. Entre los resultados obtenidos en esta encuesta, un 25,5% de los encuestados estaría molesto por tener a una lesbiana en el trabajo, en cambio, a un 38,2% le molestaría tener a un gay como compañero.
– ¿Qué crees que caracteriza a una lesbiana de Bulgaria o la diferencia de las de otros países vecinos como Serbia, Rumania, Grecia, Macedonia o Turquía?
No he podido comparar el aspecto exterior de las lesbianas de los países cercanos pero desde luego que todo va por modas. No hace mucho, fácilmente se localizaba a una lesbiana por su pelo corto y la forma de andar, es ridículo pero era así. Una amiga bisexual de Bulgaria me presentó a sus amigas lesbianas y no había visto tanta variedad en mi vida. Había desde la típica “camionera” hasta “barbies”. La forma de vestir, el corte de pelo no debería caracterizar a nadie. No creo se deba llevar un uniforme de lesbiana para que todos sepan tus preferencias sexuales y amorosas.
– Defínete en 3 palabras y cuéntanos 1 proyecto que tengas en marcha durante 2012
Natural, espontánea y soñadora. Llevo ya varios años muy involucrada en la lucha por la justicia animal. Desde que descubrí su esclavitud, su desigualdad y su explotación no puedo estar de brazos cruzados. Para mí el veganismo es una parte esencial de mi vida, me he involucrado al 100% con esta causa y seguiré luchando hasta que llegue el día en que el asesinato de un animal se vea como ahora el de una persona.
2012 es un año de lucha, por los derechos de los animales humanos y el de los no humanos.
– ¿Cuál crees que ha sido el principal cambio en tu vida desde que saliste del armario?
¿Cambio? No sabría decir porque hace tanto tiempo que tengo clara mi sexualidad que la aceptación o el rechazo nunca me ha preocupado. Siempre he tenido claro quien soy y me quiero siendo como soy. El único momento extraño fue cuando se lo dije a mi madre y ella primero se lo tomó en broma. Cuando vio que iba en serio me dijo algunas cosas muy curiosas del tipo: “Seguro que tu ex novio te dejó por eso”, “Cuando tengas marido e hijos no lo digas nunca” y “Procura que no lo sepa nadie porque si no te tratarán como a tu amigo Pablo”. Pablo o Violeta como le gusta a ella, es mi amiga del alma, un transexual al que yo amo con locura. Hasta que se mudó a otro país éramos inseparables. Recibimos muchas burlas juntas pero jamás nos importó. Por eso mismo le respondí a mi madre que si alguien no acepta como soy no vale la pena que esté a mi lado.
– ¿Cuándo o cómo fue la primera vez que sentiste una fuerte atracción sexual por una mujer?
Me da mucha vergüenza admitirlo pero fue la primera vez que vi porno. Tenía 7 años y en casa de una amiga queríamos ver una película… por error pusimos la cinta de cine porno de su hermano mayor. Esperando ver “El Rey León” pensé que aquella cinta tendría que darme asco pero fue todo lo contrario. Era una escena lésbica y no solo no me disgustó sino que me encantó. Pero claro, si aún no me gustaban los chicos no podía pensar que me gustaran las chicas… Hasta que me enamoré de mi mejor amiga cuando tenía 12 años, fue entonces cuando me quedó claro que no era solo atracción sexual. En ese momento tuve claro quién soy.