Gabriela Mistral y Doris Dana: niñas errante

Yo sé que nadie, ninguna persona en este mundo, puede saber qué cosa es nuestra vida sino (excepto) nosotros mismos. La bella vida nuestra es tan imperceptible, tan delicada, por llena de imponderables, que casi no es posible verla. Es posible solamente vivirla, gracias a Dios. Yo vivo en una especie de sueño, acordándome de todas las gracias que me has hecho. Y lo que vivo es una vida nueva, una vida que siempre yo he buscado y nunca hallé. Es una cosa ella sacra y concentrada. La vida sin ti es una cosa sin sangre, sin razón alguna. Tú eres “mi casa”, mi hogar, tú misma. En ti está mi centro. (Y el solo quererte me purifica). Ella es el abandono, la confianza completa.  Yo sé que tú eres fiel como una piedra. Mi memoria es ahora un mundo, se vuelve un Universo vasto y completo. Y a la vez incompleto, porque ha crecido tanto aunque parecería que no pudiese crecer más. Ay, amor grave y tan dulce, tan sin peso a la vez. ¡Alegría mía! Gabriela Mistral

Estamos ante el contenido de un manuscrito que Doris Dana mantuvo guardado hasta el final de sus días en su caja fuerte como un documento muy preciado. Y con él se abre el libro titulado Niña errante. Cartas a Doris Dana, de Gabriela Mistral (Editorial Lumen, 2010), obra que estuvo rodeada de una gran controversia y cuya aparición tuvo una gran repercusión mediática. Y es que a Chile, país natal de Gabriela Mistral, no le hizo ninguna gracia que se cuestionara la orientación sexual de la que fuera Premio Nobel de Literatura.

Desde Mujeres del siglo XX comenzamos el año dando luz a la relación sentimental entre estas dos mujeres y aportándoles testimonios verídicos para que ustedes juzguen por sí mismas.

Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, más conocida como Gabriela Mistral, nació en Chile en 1887. Maestra, pionera del sistema educativo aún vigente en Chile, escritora, poeta, cónsul, directora de liceo y poseedora de numerosos honoris causa por las universidades de Guatemala, California y Florencia. En 1945 se convirtió en la primera persona latinoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura. Sus éxitos literarios son indiscutibles, así como la influencia que ejerció en poetas posteriores como Pablo Neruda y Octavio Paz. Colegios, calles y plazas llevan hoy su nombre a lo largo y ancho del mundo. El mismo nombre que acuña el Premio Interamericano de Cultura (Premio Gabriela Mistral), instituido por la Organización de los Estados Americanos (OEA), en 1979.

De nuestra diplomática y feminista chilena, cabe destacar la que está considerada como su obra maestra: Desolación, que recoge los poemas que la autora escribiera a la edad de 23 años, una década antes de su publicación.

Doris Dana, escritora norteamericana, nació en 1920 en la ciudad de Nueva York. Se la conocía por ser representante y albacea de Gabriela, aunque estuvo lejos del papel de secretaria que se le quiso imponer. Ambas compartían su pasión por la enseñanza. Fue Doris quien, en 1945, diseñó el programa de reeducación para la Alemania de la posguerra. Asimismo, desempeñó el papel de profesora de la Universidad de Nueva York.

Gabriela y Doris se conocieron en la biblioteca de Barnard College. Doris era 30 años más joven que Gabriela. Desde el primer encuentro, estas dos mujeres comenzaron un camino que las llevaría directamente al amor.

A pesar de que los libros que Gabriela dejó a Doris se hallan hoy en día en la Biblioteca Nacional de Chile por cesión de la biblioteca de Nueva York, Doris Dana los había donado al Barnard College de la Universidad de Columbia, Nueva York (lugar donde se conocieron). El motivo que llevó a Doris a actuar de esta manera lo conocemos a través de sus propias palabras: “Entregando esta colección a Barnard, una universidad que ha hecho mucho por los derechos de las mujeres, mi esperanza es llamar la atención sobre una de las grandes mujeres de nuestro tiempo”.

Curiosamente, siempre se ha tratado a Doris como la secretaria de Gabriela (suponemos que con el fin de acallar lenguas). Afortunadamente, la niña errante de la escritora chilena tuvo la oportunidad de aclararlo el 22 de noviembre de 2002 (cuatro años antes de fallecer), en una entrevista que publica el diario chileno El Mercurio y en la que se le plantea esta cuestión directamente: “Nunca fui la secretaria de Gabriela como dicen en Chile. Hablo español, pero no lo escribo y mientras vivió conmigo, ella siempre tuvo otras personas que redactaban sus cartas y documentos”. Y añade más adelante: “Yo ayudaba en todo lo que podía como escritora. No como secretaria, no conocía la lengua. Ella era cónsul en donde andaba y siempre tuvo que buscar una secretaria que pudiera hacer los documentos oficiales.

Paso ahora a transcribirles algunos fragmentos de las cartas que recoge el libro que introduce este artículo. Un libro de recomendable lectura.

Duerme, querida, cabecita de cobre, ojos de Yin, discreta y fina según el marfil, color de la flor del manzano, duerme. Dios te junte los párpados (de Gabriela a Doris, 26 abril 1948, Veracruz). Aquí es necesario explicar que Gabriela tuvo un hijo al que le llamaba cariñosamente Yin-Yin, que en hindú quiere decir “fiel”. Gabriela decía que Doris vino en su lugar, para salvarla de ese gran dolor con el que vivía tras la muerte de Yin y para aliviarle su corazón.

Mi amor: (…) Y tengo celos de estas nubes que pueden verte más pronto que yo. Y el viento (el viento me abraza) y yo ruego al viento “abraza a ella para mí, haga que ella que es mi abrazo, tierno, y pasionado” (sic). Yo me pongo en el viento y en la lluvia tierna, para que estos, viento y lluvia, puedan abrazarte y besarte para mí. Doris Dana (21 de Abril de 1949).

Doris mía: (…) Procuro cuidarme para ti. Yo no tengo razón de vivir. Cuando llegaste, yo no tenía nada, parecía desnuda y saqueada, paupérrima, anodina como las materias más plebeyas. La pobreza pura y el tedio y una viva repugnancia de vivir. Todo lo has mudado tú y espero que lo hayas visto (…). Un abrazo tierno, Gabriela (24 de Noviembre 1949).

Doris. (…) Tal vez el caso tuyo actual sea el de que el amor que me diste ha pasado a otro y es a estas horas la dicha de otro (…). Pero, así y todo, te pido no escribirme. Déjame curarme, déjame reaprender mi pobre vida de antes (…). Te lo repito por última vez: yo no soy la bestia de mera calentura física que tú has visto en mí (…). Pero eso no fue hecho por otra cosa, fue un amor violento de alma y cuerpo. Gabriela (31 Noviembre 1949).

Tras la muerte de Doris, salió a la luz una serie de cajas que albergaban muchos documentos que dan fe de esta relación. Entre ellos, unas grabaciones de su vida, del día a día con Gabriela. Se trataba de más de 40 CD inéditos, con más de 50 horas de registro que Doris se preocupó de grabar. Tal y como imaginarán, estas grabaciones escandalizaron a medio Chile, que no tardó en intentar desviar este amor y compararlo con un cariño materno-filial.

La diferencia de edad no pudo con el amor que las unía, aunque desataba en ocasiones los celos de Gabriela, quien temía que Dora (guapa y joven) cayera en otros brazos y la abandonara. Vivieron bajo el mismo techo durante 11 años, hasta la muerte de la poeta chilena. Su relación fue dura porque tenían que disfrazarla de otra clase de amor, pero de puertas hacia dentro vivieron un romance intenso y lleno de momentos cotidianos. Lo que viene a ser el amor.

Más información:

Sobre el hijo de Gabriela Documentos, cartas, fotografías y vídeos de Gabriela Mistral Locas Mujeres, documental de María Elena Wood que trata sobre la relación de Gabriela Mistral y Doris Dana (Ingeniovisual y Wood Producciones, 2010).

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4 comentarios en “Gabriela Mistral y Doris Dana: niñas errante”

  1. sebastian rodiguez

    no me ayudo para mi tarea , no es recomendable ………………………..pongan su comentario…………………………..esta pagina da asco

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