Jane Addams (1860) fue la mayor de ocho hermanos, primogénita de una familia conservadora del Estado de Illinois, que tuvo claro desde muy temprana edad que su lugar era la academia universitaria y la reflexión científica.Tras lograr que su familia aceptara que estudiara en la universidad, Jane Addams comenzaría su carrera como médico. Ésta, sin embargo, se vería interrumpida por una enfermedad congénita en la columna vertebral que la obligaría a estar en cama durante largos meses de convalecencia y que haría su vida, en algunos momentos, dramática. En ese mismo periodo de juventud sufre una profunda depresión como resultado de su delicado estado de salud y como consecuencia de la muerte de su padre y del terrible sentimiento de culpabilidad que le provoca el enfrentamiento entre ambos. Probablemente los dos acontecimientos estarían unidos. Viajó durante meses por Europa y, siguiendo sus propios deseos y desafiando las convenciones de la época, rechaza la vida doméstica y familiar en pro de una vida pública intelectual que pondría al servicio de los demás.
Es en este viaje por Europa cuando Jane descubre la Toynbee Hall de Londres, un centro para personas desfavorecidas que encendería su interés por el trabajo social. Decide, junto a Ellen Starr, abrir por tanto un centro de las mismas características en Chicago, a la que llamarían Hull-House. La idea era establecerse en los distritos industriales de la ciudad y proporcionar cobertura en diversas áreas a la clase trabajadora de Chicago, que carecía de las garantías sociales mínimas: clases para niños y también para adultos, atención sanitaria gratuita para enfermos, una cocina pública, diferentes servicios culturales como una biblioteca, teatro y cine gratis y diversas labores asistenciales hicieron de Hull-House un icono de la cultura social de EE.UU. y un proyecto pionero del trabajo social aplicado.
Socióloga, reformista, feminista y escritora, a Jane Addams puede considerársela la madre del Trabajo Social aplicado y una mujer profundamente intelectual. Muy ligada a la Escuela de Chicago y a la institucionalización de la sociología como ciencia, las investigaciones y los avances que la estadounidense impulsó desde su reflexión y su labor asistenciales han sido fundamentales para el desarrollo de la academia occidental y también para el desarrollo legislativo de los Estados Unidos en materia de asistencia e inclusión social. Su contribución mediante una militancia directa y las diversas y numerosas publicaciones que hizo en el campo la relacionan estrechamente con el movimiento sufragista de los años 20 y la convierten en una figura pública más que relevante. Fue una mujer muy comprometida con los desequilibrios de su tiempo y luchó durante su vida por los derechos de los sectores menos favorecidos, presionando a los sucesivos gobiernos a favor de reformas legislativas por los derechos de la clase trabajadora, la mujer y los niños.
En este sentido, también su vida personal, que llevo con naturalidad y dignidad, primero junto a Ellen Starr, después junto a Mary Rozet Smith durante los más de treinta años que duró su relación y que ellas definieron como matrimonio, fueron armas contra la injusticia y la invisibilidad de las minorías sexuales o sociales. El papel de Addams por la normalización del lesbianismo en un tiempo no demasiado propicio para ello ha sido uno de los jaques más relevantes a la cultura heteronormativa por parte de un personaje femenino. Su profunda contribución a la sociedad en general provoca que los detalles de su vida personal queden en cierto modo en segundo plano, pero no por ello la hacen menos valorable, sino todo lo contrario. Su particular historia enriquece de forma muy loable la historia del lesbianismo social y cultural.
Jane Addams fue la primera mujer que ocupó la presidencia de la Conferencia Nacional de Asistencia Social, la primera mujer en recibir el título honorario de la Universidad de Yale, la primera presidenta del Congreso Nacional de Organizaciones Benéficas, la primera presidenta del Comité Administrativo de Escuelas y presidenta del Congreso Internacional de Mujeres de La Haya y miembro de la prestigiosa Escuela de Chicago, precursora de la sociología académica, entre otros cargos. Como podemos observar, Jane Addams fue una mujer excepcional. En 1931 recibió el Nobel de la Paz, consagrándose como la segunda mujer en la historia que recibía dicho galardón.
Es increíble ver la cantidad de mujeres que han habido y hay luchando por los derechos de la mujer.
Está claro que vuestros artículos y otros tantos que casualmente leo todos los días, confirman sino mi teoría de la manipulación sociológica y psicológica que llevamos siglos y siglos sufriendo y padeciendo las mujeres.Pasando por vejaciones, violaciones, asesinatos, manipulaciones…
Me ha sorprendido leer la libertad con la que viajaba Jane Addams en su época.
Supongo que es el miedo la mejor arma de doble filo hallada por aquéllos sedientos de poder, sino más provocado por falta de recursos intelectuales, modales, principios éticos y morales.
Por lo pronto os agradezco vuestra labor, abrís ojos y mentes… Un saludo 🙂