El mundo es un pañuelo. Demasiado pequeño. Parece gigante, ¿verdad? Pero en realidad no lo es tanto. Aunque ahora resido en Barcelona, me crié en un pueblo muy poco conocido de la zona de Valencia. Es curioso. Pero todo está conectado. La primera vez que estuve con una chica resultó ser la ex de una amiga de una de mis mejores amigas. Parece un juego de palabras, pero así funciona todo, al final todas terminamos mezcladas y conociéndonos. ¡Vaya paradoja!
Todos somos seres individuales en busca de alguien que nos complemente y nos acompañe en nuestro viaje en el transcurso de la vida. Es un hecho. Platón decía que buscábamos nuestra mitad perdida porque éramos seres circulares. Yo discrepo con el filósofo partiendo de la base de que somos individualistas, pero es cierto que no nos gusta demasiado vivir en soledad, queremos compañía.
A veces nos resulta complicado conocer a una chica que no haya estado liada con alguien de nuestro pasado, ¿o no? ¿A quién no le ha sucedido alguna vez? Es muy típico… Conoces a una chica y resulta ser la ex de tu ex, o si no, resulta ser la ex de tu mejor amiga, y ya se sabe que entre amigas no está bien visto que te enrolles con sus ex novias, y ya tenemos un problema… Sobre todo si vives en una zona limitada donde no hay mucho donde rebuscar. Todo está conectado, es una cadena, para llamar a Iker Jiménez y que lo investigue Cuarto Milenio, ni una chica que no haya estado con alguien de tu pandilla.
Mi grupo de amigas está formado por cinco chicas contándome a mí, y pese a que nuestros gustos son de lo más dispares, siempre hay alguna que coincide con una chica que ha estado encamada con una de nosotras, y se monta cada cisco que es para grabarlo en vídeo. Todavía me acuerdo cuando Sil tuvo un affaire con Rebe, la ex de Sandra. Esta montó en cólera y casi terminan de los pelos, y eso que ella la había dejado porque no sentía nada, pero claro, ya se sabe que cuando a otra le gusta la cosa cambia. Somos muy nuestras.
Y es que yo entiendo esa ley no escrita que tenemos entre las amigas. Siempre es molesto ver a tu chica con otra, y más si es conocida nuestra. Pero depende del caso. Si se trata de una relación duradera y estable, bien. Pero, ¿y si fue sólo un rollete? ¿Ahí también debe cumplirse dicha ley? Porque entonces se estrecha el cerco, y nuestras posibilidades menguan. En estos tiempos nos es difícil encontrar pareja, sobre todo porque nuestras expectativas son altas y entre nuestras barreras, las trabas que nos ponen nuestros seres cercanos con sus consejos típicos como “No sé si es la persona adecuada”, “No os conocéis todavía”, “No te apresures”, “Ve poco a poco”, “Yo que tú no me fiaría” y demás complejidades… Parece una odisea.
Pero por fin un día sucede. La vida te concede una tregua y llegas una tarde a una cafetería, sin muchas esperanzas, desganada. Pides una copa, sales a la puerta, enciendes un cigarro y de repente la ves: una chica estupenda, más guapa que cualquiera (como diría Sabina). Cruzáis varias miradas, os sonreís y te das cuenta de que ella es el eslabón perdido, que no forma parte de ese círculo en que te movías, no es la ex novia de nadie, tienes vía libre. Habláis, reís, bailáis, y todo marcha bien; fumáis un cigarro mientras tiritáis de frío entre carcajadas y arrumacos. La noche os sorprende besándoos en un portal cerca de casa. Sí. Es ella. Una chica nueva. Diferente a las demás. La que esperabas para hacerte compañía en ese transcurso que es la vida. Tu compañera de viaje.
No siempre es todo de color de rosa, claro que no. Ni tampoco tan negro como lo queremos pintar. Muchas veces la fórmula exacta consiste en vivir al día, sin más preámbulos. El amor no se busca, se encuentra, y aparece donde menos te lo esperas. Y aunque la vida es una cadena, también existen eslabones sueltos dispuestos a unirse con nosotras y hacernos el trayecto más ameno, menos duro. Todo puede pasar. Nunca cerréis la puerta, las cosas pueden cambiar en un breve instante, y ese microsegundo nunca se sabe cuándo va a aparecer delante de nuestros ojos.
Verónica Font
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Esta interrelación es interesante porque si te enrollas con tu chica nueva pasará a formar parte de la cadena y así sucesivamente hasta que tarde o temprano tú y yo y todas habremos compartido a través de otros eslabones una noche fantástica… esta cadena mágica no está nada mal.
[…] pequeño ¿o si? La cosa es que a medida que ha ido pasando el tiempo me he dado cuenta de que sí, podemos conectarnos mutuamente chicas. Quizá no a un grado tan exagerado, pero no podemos […]
Me parece que falta apuntar las posibilidades de que ese eslabón perdido del que hablas, sea un alma confundida que aún no sabe si entender o no y puede hacer tus sías aún más complicados.