Muchas parejas de lesbianas famosas se llevan más de diez años de diferencia, como son Ellen DeGeneres y Portia de Rossi, Jodie Foster y Cydney Bernard o Sarah Paulson y Cherry Jones. Quizás no te sorprende al verlo en la televisión, pero cuando te pilla cerca te puede parecer curioso, extraño, diferente, difícil… Dicen que la edad no importa cuando dos personas se quieren y este mes Edurne nos lo confirma: cuando dos personas se gustan no hay ningún tipo de barreras por en medio.
Edurne, es una chica simpática y sincera, a la que no le importa contar cómo se ha sentido en estos últimos meses. Ella tiene 18 años y empezó a estudiar en septiembre en una academia de peluquería en Palma de Mallorca.
Cada día iba en bus hasta Palma y se paraba en el bar de la estación de autobuses a desayunar. Allí normalmente le atendía una camarera con una sonrisa que hacía que cada mañana se levantara con ganas de ir a clase para poder verla antes desayunando.
Mañana tras mañana hablaban de cosas intrascendentes hasta que poco a poco se fueron conociendo. Se llamaba Verónica y tenía 30 años.
Edurne buscó a Verónica en el facebook y entonces empezaron a hablar algo más. Edurne sentía que tenia un feeling especial con Verónica, y aunque nunca había sentido nada parecido por ninguna otra chica, tenía bastante claro que Verónica la atraía mucho. Aunque tenía novio desde hacía dos años, no tuvo miedo de explicarle la situación y dejarlo, aun sin saber si Verónica tenía pareja o si era lesbiana (aunque podía intuirlo).
Al final un día Edurne tuvo la necesidad de contarle a Vero que se sentía atraída por ella, ya que Verónica tenía que presentarse a unas pruebas de policía y, si las superaba, se tendría que ir de Mallorca y quizás no se volverían a ver. Así que le preguntó por el messenguer si era lesbiana, a lo que respondió que sí. Entonces Edurne le explicó que le gustaba y que desde el primer día que la vio sintió algo especial por ella, pero que no quería que las cosas entre ellas dos cambiaran. Sólo se lo quería decir porque sentía que era lo que debía hacer. Verónica dijo que mejor lo hablaran en persona. Cada mañana Edurne iba a desayunar a la misma cafetería, pero no sacaron el tema; seguían como siempre, y entre ellas creció una bonita amistad.
Edurne no esperaba tener una relación con Vero; tan solo quería ser un punto de apoyo, ya que pasaba por un mal momento. Verónica una noche tenía una cena con su equipo de fútbol, a la que invitó a Edurne para que la acompañara. Después de la cena, de camino a casa, acabaron la conversación que tenían pendiente, y Verónica le comentó que no era el mejor momento para empezar una relación. Aún así, había momentos en los que parecía que a Vero le gustaba Edurne, cosa que la desconcertaba, pero parecía que no tenía muy claro sus sentimientos y tenía un poco de miedo a expresarlos. Edurne me cuenta que se veían cada mañana en la cafetería y todas las noches hablaban por el MSN, y si algún día no era así parecía que le faltaba algo. Pero en un tiempo se distanciaron un poco, hasta que hablaron y Verónica le comentó que no quería que la malinterpretara, pero que se sentía muy bien cuando estaban juntas. Estaba empezando a expresar lo que sentía y le contó que tenía miedo por la diferencia de edad, la familia… Esto hizo que su relación avanzara y empezaron a tener pequeñas citas. “No hubo más que caricias y abrazos, pero me hacía sentir muy bien. Cada vez fuimos más nosotras mismas sin tener miedo a expresarnos abiertamente”, me explicaba Edurne.
El corazón estaba ganando a la razón, y finalmente ambas se dieron cuenta de que se gustaban. A los tres meses de conocerse se dieron su primer beso, al despedirse después de cenar juntas. “Iba a darle un beso en la mejilla, cuando me puso la boca. En esos momentos pasaron mil cosas por mi cabeza, en plan: ¿Qué? ¿Seguro? Y me lancé, pero solo fue un pico”. Al día siguiente vieron una película, ya que a Edurne esa película siempre le había recordado mucho a Verónica. Y cuando la película acabó se dieron su primer beso de verdad.“Estaba nerviosa, pero fue diferente, emotivo, con sentimiento, ilusión… En fin, precioso”. Después de ese beso ha habido muchos más y con Verónica ha podido llegar a comprender que no importa la edad ni el sexo de la persona cuando se habla de amor.
La vida de una chica de 30 años suele ser muy distinta a la de una de 18. Con 18 estás empezando a dar rumbo a tu vida, estás construyendo tu futuro. En cambio con 30 suele ser más estable. Aún así, con este testimonio podemos ver que en el amor todo vale, y que el papel más importante está en los sentimientos y en el corazón. Os deseo mucha suerte en vuestra relación y que sigáis adelante, aunque os pongan impedimentos en vuestro camino, ya que juntas todo lo podréis superar.
Aiish mi historia..que bonito recordarla,gracias por tenerla aquí! Que sepais chicas,que ya llevamos dos años juntas y hay un bebé en camino 🙂