¡STOP! ¡SPOILERS!
Si no has visto la última temporada de OITNB, mejor cambia de artículo:
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A las que os quedáis: sí. Hay una boda en Orange. Realmente hay muchas. Y cuando decimos realmente nos referimos a bodas y noviazgos en la vida real. Por ejemplo el de las actrices que interpretan a Daddy y a la guarda McCullough, que son novias en la vida real, o a la boda de Samira Wiley y Lauren Morelli.
La ficción esta temporada también se lleva su parte. El noviazgo de Alex y Piper se consolida en la última entrega de OITNB, pero no parece que vayan a poder cumplir la promesa -de casarse- que se hicieron en el último capítulo de la temporada anterior hasta dentro de cuatro o cinco años cuando se espera que salga de la cárcel Alex.
La sexta temporada ha sido como vienen siendo las anteriores: los primeros capítulos un poco lentos y con algunas tramas que no logran captarnos porque los personajes novedosos no acaban de consolidarse. Son demasiado redondos, sin aristas. Las malas son muy malas, y sus personajes se quedan a la altura del betún al lado de personajes tan profundos y buenimalos como el de Red. Secundamos la crítica del New York Magazine; “La serie sigue siendo uno de los más fuertes dramas de Netflix. Tiene todo lo que necesita, pero también tiene mucho más de sobra”.
Por suerte llegados los últimos capítulos el guión abandona su dispersión habitual y por fin rinde tributo a sus personajes principales, resolviendo las preguntas que se abrieron al final de la temporada anterior.
Se fallará el juicio de Taystee, Red tendrá que pagar con 10 años de cárcel la muerte de su mayor enemigo y Piper saldrá en libertad condicional, no tan feliz de ser libre como hubiera imaginado pues deja al amor de su vida dentro. Horas antes de irse sus mejores amigas en la cárcel le prepararán una boda sorpresa con Alex. Nicky es la encargada de unirlas en las alegrías y en las penas por el resto de sus vidas:
https://www.youtube.com/watch?v=JuVgvFtpX5I