La mejor serie del año, “El cuento de la criada”, es una distopía feminista y lésbica.

Una obra maestra. 

Eso es el cuento de la criada.

Tanto la serie, emitida en Hulu y HBO, como el libro en el que se inspira, (The handmaid´s tale, de Margaret Atwood).

La primera reproduce fielmente y sin muchos cambios al segundo. Ambos son una explosión de talento y originalidad. El libro, por su ritmo y su profundidad, al que la serie suma su gran fotografía, escenografía, música…así como la interpretación inconmensurable de su protagonista, Elisabeth Moss (Offred).

Se ha llevado 8 premios Emmy 2017 entre los que se encuentra el de Mejor serie dramática, y no es para menos. 

En la serie dos de los personajes principales son lesbianas. Moira, la mejor amiga de la protagonista, está interpretado por nuestra querida Samira Wiley, (Orange is the New Black) -foto izquierda-.A la valiente Ofglen la interpreta con mucho talento la guapísima Alexis Bledel -foto inferior-. 

La trama transcurre en la República de Gilead, que no es otra que el antiguo Estados Unidos convertido en una dictadura conservadora, retrógrada y paranoica. Es muy interesante cómo la serie va narrando, por medio de flashbacks, cómo EEUU se convirtió en tal teocracia; de una forma bastante fácil que recuerda mucho a la gestación de los grandes genocidios de la humanidad como los causados por Hitler, Pol Pot o Mao.  No resulta extraño que muchos seguidores de Donald Trump hayan criticado a la serie por creerla una ataque contra la administración del presidente (Hasta ellos mismos se dan cuenta de la relación entre ambos gobiernos).

Aunque los personajes habitan una especie de infierno, lo crudo de esta historia es que, más que una distopía, retrata a la perfección la vida de las mujeres en muchos lugares del mundo en el presente (sorprende que el texto sea de 1985).  La ablación, la cultura de la violación y el uso de mujeres como si fueran mercancía parece un recurso terrorífico de “El cuento de la criada”, pero es algo normal en Nigeria, Arabia Saudí, India, y un largo etcétera.  La historia de los dos personajes lésbicos es tan estremecedora como común. Tanto es así, que muchas manifestaciones y performance feministas han girado en torno a esta magnífica creación. “-El cuento de la criada- no es un manual de instrucciones” rezaba esta pancarta en una manifestación feminista reciente, como crítica a que las prácticas sádicas y utilitarias del cuento se estén reproduciendo en tantas partes del mundo.

 

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