La pareja lésbica rusa que convive con refugiados ucranianos en Valencia

Esta es una historia muy particular. Ellos son, por un lado, un matrimonio residente en Kiev y, por otro, un grupo de estudiantes. Todos estaban de turismo por Valencia cuando Putin invadió Ucrania y no pueden volver a un escenario de guerra. Ellas, una pareja de lesbianas refugiadas junto a sus dos hijos en la misma ciudad debido al auge de las leyes que criminalizan la homosexualidad en Rusia.

Ninguno puede volver a sus países, cada uno por diferentes razones. 

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Altn y Bartia, la pareja de mujeres, son de Kalmuria, único territorio ruso de religión budista. Todavía no conocen el castellano y se ayudan de una traductora. “Hemos sido humilladas y nuestros hijos han sido aislados en el colegio”, explicaban recientemente a El Confidencial refiriéndose a su vida en Rusia, a la lesbofobia y la discriminación racial.

Todavía están a la espera de recibir el estatus de protección internacional para poder legalizar su situación de refugiadas y tener sus papeles. Una es enfermera y la otra peluquera. No tienen más de 30 años. 

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Esta pareja de chicas comparte casa con los siete estudiantes ucranianos y el matrimonio que lamentablemente, tiene a sus hijas en Ucrania, junto a sus abuelos. “En una zona tranquila, lejos de Kiev”, comentan algo aliviados.

Rusas y ucranianos, heterosexuales y homosexuales, conviven en paz cuando el dictador no está al acecho. La Unión Europea acaba de abrir las fronteras y dar asilo temporal a todos los ucranianos que huyan de la guerra, por lo que España se prepara para recibir a miles de desplazados más. 

Ni ellas ni ellos quieren la guerra, tanto ellos como ellas demuestran que es posible vivir en paz y en armonía. Sin duda un ejemplo a seguir. 

Todo nuestro amor y empatía para los millones de ucranianos y rusos que están viendo sus vidas devastadas porque un psicópata ha querido jugar a la guerra. 

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Imágenes: V.R.

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