Amor con Fianza, el reality show de Netflix que pone a prueba la fidelidad y la confianza de las parejas, ha lanzado su segunda temporada con una gran novedad: una pareja gay y una pareja lésbica.
Para quienes no estéis familiarizados con este reality, os cuento lo tremendo que es: varias parejas, en su mayoría heterosexuales, llegan a Cerdeña a pasar unas semanas. No son parejas que se caractericen por su respeto y madurez emocional, no. Están juntos, dicen estar profundamente enamorados, pero suelen haber tenido varios episodios de infidelidad, celos y control en su historial romántico.
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Y de la misma manera suicida en la que un celiaco se come una barra de pan, estas parejas acuden al programa para ser separadas (cada uno se va a una casa diferente) y ahí, por un lado, son “tentados” por chicos y chicas muy atractivos que desean conquistarlos y, por otro, se someten a un detector de mentiras donde responden preguntas de alta letalidad para la confianza de sus parejas.
El entretenimiento del espectador reside en ver cómo se destrozan y cómo son presas de su propia inmadurez y cinismo. Ellos o ellas pueden liarse con quienes quieran, pero si ven por la pantalla que lo hace su pareja, montan el drama del siglo.
Este reality lo conduce la gran Mónica Naranjo, que aporta una dosis de humor sobrio e irónico.
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Hasta ahora he sido bastante objetiva. A continuación solo verteré opiniones muy personales basadas en mi vida y en mi historia como mujer lesbiana de apariencia femenina, que muchas veces he tenido que escuchar las odiosas frases tan comunes de: “pero si no pareces lesbiana”, “lo que tú necesitas es probar con un hombre”, o que he sido interrumpida en numerosas ocasiones por hombres que querían “sumarse” a cualquier cosa que yo estuviera haciendo con otra mujer.
Inma y Vicky. Esta es la pareja de mujeres que llega desde Sevilla a Cerdeña. Son muy cariñosas y apasionadas. Se llaman de forma bidireccional “gordita”, y se prometen amor eterno. Pero cuando las separan unos días, el amor eterno se desinfla como un globo.
Inma recibe en su casa una tentación, Celia, otra sevillana con una confianza en sí misma tan brutal que puede rozar la pedantería. Celia e Inma tuvieron un romance antes de que Vicky apareciera. Pero incluso más, después una discusión que parecía ruptura, entre Vicky e Inma, Inma y Celia tuvieron una noche de sexo tan apasionada, que fue el mejor sexo de la vida de Inma (información que nos arroja el detector de mentiras y que deja a Vicky con la moral por el suelo).
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Inma no cae en la tentación de Celia, aunque tontea. Pero por Celia nos enteramos que Inma le ha puesto los cuernos a Vicky con dos hombres.
Aquí comienzan los spoilers… Por su parte, Vicky, recibe otra tentación. Una chica guapísima llamada Rocío, que quiere conquistarla. Pero Vicky no cae en la tentación con Rocío, cae con un chico. Álex, el típico alto musculoso que se cree irresistible.
Pero es que esto no acaba aquí. Rocío, la chica que iba como tentadora de Vicky… ¡se enamora de otro chico! Dice cosas del estilo de “jamás me imaginé que me fijaría un chico, pero lo que siento por Javi me ha sorprendido, me encanta”.
Ajá…
Y no solo escuchamos esto, también escuchamos comentarios de Vicky, justificando su tonteo con Álex, en plan: “a ver, es que a mi realmente me gustan los hombres, y los hombres como él, es mi prototipo totalmente”.
¿En serio?
Como mujer lesbiana siento que esta representación es nefasta. En esta edición de Amor con Fianza hay una pareja gay. También se ponen lo cuernos, pero con otros hombres. En ningún momento los vemos tonteando con una chica.
Y sí, ya sé lo que podéis pensar algunas, quizás son bisexuales. Y sí, claro, ¿pero es esta la representación lésbica y bisexual que queremos? ¿La que refuerza todos los estereotipos lesbófobos y bífobos de que las mujeres solo estamos con mujeres hasta que conocemos a un hombre de verdad?
Inma engañó a su novia con dos hombres, Vicky dice en directo que realmente le gustan los chicos, Rocío, a la que en principio solo le gustaban las chicas, vio a Javi y no se pudo resistir (y ojo, que Javi más tonto y más egocentrado no puede ser).
Esta representación es una invitación a que los mismos que te ven con tu novia en un bar se sigan acercando a proponerte un trío, después de todo es lo que parece que nos gusta a las lesbianas. Ves este programa y ya piensas que nuestro amor y nuestra sexualidad es profundamente quebradiza, no así la de los chicos gays, no, la representación de ellos queda bastante clara.
Sigo con los spoilers, porque no merece la pena ver el programa. Cuando todo acaba Inma y Vicky se reúnen otra vez en la playa. Llega el momento de la confrontación. Una de las “gorditas” está enfadada y la otra “gordita” pide perdón. Y aquí sucede lo más surrealista del programa. Inma saca un anillo y le pide matrimonio a Vicky. Sí, la misma que había dicho que a ella realmente le gustaban los hombres.
Vicky dice que sí y se besan tan felices.
Ya os podéis imaginar el matrimonio que van a tener…