Las Cañitas: un proceso por lesbianismo a principios del siglo XVII

En junio de 1603, Inés Santa Cruz, una ex “monja/beata/priora”, y su compañera Catalina Ledesma fueron presas y juzgadas en la ciudad de Salamanca por “bujarronas” y porque “trataba la una con la otra carnalmente con un artificio de caña en forma de natura de hombre” e Inés “con sus manos la abría la natura a la dicha Catalina hasta que derramaba las simientes de su cuerpo en la natura de la otra por lo cual las llamaban las cañitas y esto es público y notorio entre las personas que las conocen”. De ello, “había mucho escándalo y murmuración en el barrio”.

Cuando el historiador Federico Garza Carvajal encontró en el Archivo de Simancas el manuscrito que recogía el proceso de estas dos mujeres, se dio cuenta inmediatamente de que lo que tenía en sus manos era importante. A pesar del interés que han venido despertando últimamente los estudios LGTB en ámbitos como la literatura o la antropología, nadie se había topado aún con ningún testimonio real sobre un caso de lesbianismo en la Península Ibérica que pudiera remontarse a esa fecha.

La labor de transcripción e investigación realizada por Garza a partir de este testimonio queda reflejada en el libro que presenta estos días en Madrid. Un trabajo escrupuloso y delicado, gracias al cual podemos conocer algo más de nuestra historia como mujeres y como lesbianas en la Europa occidental. Hemos charlado con Federico Garza para saber más sobre estas dos mujeres y sobre su particular historia.

1. ¿Cómo conoció la existencia de este proceso y de qué manera empezó a interesarse por él?

            Yo sabía que el manuscrito existía gracias a Rafael Carrasco, historiador español afincado en Francia. Sin embargo, fue Isabel Aguirre quien, en 1995, como jefa de la sala del lector en el Archivo General de Simancas y dado su conocimiento profundo de los fondos del archivo –mientras yo investigaba sobre la sodomía masculina española en el Siglo XVII–, me puso sobre la pista. Ella localizó y puso en mis manos el proceso seguido contra Inés Santa Cruz y Catalina Ledesma, que había dormido plácidamente en los laberintos del archivo durante siglos.

2. La legislación referente a la homosexualidad entre los siglos XV-XVII, ¿qué actitud tenía frente a las lesbianas? ¿Cuál era verdaderamente la naturaleza de la ilegalidad, o de la transgresión?

Muchos de los textos relacionados con la sodomía, escritos durante la época moderna, se refieren en exclusiva al hombre, como si la sodomía representara un dominio exclusivo de éste. Pero si estas pragmáticas y demás textos jurídicos de la edad moderna habían atribuido las nociones de sodomía en exclusiva a los hombres, los teólogos, desde la época bíblica, ya habían comentado sobre la posibilidad de la sodomía entre las mujeres.

            Una de las descripciones más tempranas que habla de la sodomía –en el Antiguo Testamento ya se condena este pecado en Deuteronomio 23, 17 y Primer Libro de los Reyes 15,12–, como acción contra natura, aparece en el Nuevo Testamento en una de las cartas de San Pablo a los Romanos, en la que se refería tanto a la sodomía entre los hombres como a la de las mujeres. Según San Pablo, tanto hombres como mujeres habían abandonado el “uso natural” del orden prescrito cuando los hombres se juntaban con hombres y las mujeres con mujeres, holgados en el vergonzoso acto contra naturaleza.

            En el siglo XIII, Gregorio López, en su comentario titulado Omes en la Setena Partida, escribió que aunque la ley se aplicaba a los “hombres, también incluía a las mujeres”, en especial cuando una mujer cometía con otra “coito contra la naturaleza”. Así pues, reconocía López, “la sodomía femenina era posible y debía ser castigada”. Aunque consideraba la “sodomía femenina como un pecado grave, no se podía comparar con el atroz vicio sodomítico cometido entre hombres, porque a diferencia de la sodomía entre mujeres, la sodomía entre hombres perturbaba el orden natural de las cosas en mucho mayor grado”. La sodomía entre mujeres no alteraba la economía de la creación, puesto que no había posibilidad de coito que comportara el desperdicio de semen; y a diferencia de los hombres, la sodomía entre mujeres no ofendía directamente la imagen de Dios. Por tanto, el coito de mujer con mujer no se encuentra castigado por ley divina ni humana. En consecuencia, según López, las mujeres no tenían que sufrir el calor de las llamas, sino una pena menos severa que la muerte, excepto cuando hubieran empleado entre ellas aliquo instrumento virginitas violetur.

            Antonio Gómez, un moralista del siglo XVI, escribió que si dos mujeres cometían el crimen de sodomía contra la naturaleza mediante aliquo instrumento materiali, debían ser quemadas, como dictó en un caso que había instruido y que afectó a dos monjas en Madrid. Sin embargo, en ausencia de un instrumento empleado para la penetración, Gómez se mostraba partidario de una pena menor que la de la muerte.

            La visión polisémica de los moralistas de la sodomía y su multiplicidad de significantes daba por hecho que tanto el hombre como la mujer podían cometer sodomía. Aún así, aunque un crimen, muchos moralistas consideraron la sodomía entre mujeres más bien un falso delito, y una acción “no auténtica, imperfecta, desprovista de semen desperdiciado o dispersado”. En consecuencia, los tribunales a menudo delegaron estos casos y sus sentencias a los obispos locales.

 

3. Actualmente, ¿en qué estado se encuentran los estudios de historia LGTB en el ámbito mundial y, concretamente, en España? ¿Qué puede significar, en este contexto, la aparición de este documento?

            En el ámbito mundial, es decir en los países anglosajones, nórdicos, en Europa central e incluso en algunos países latinoamericanos los estudios de historia LGTB, en general, están mucho más avanzados que en España.

            El proceso, único e histórico, contra Santa Cruz y Ledesma se conserva en el Archivo General de Simancas. De hecho, el manuscrito de 142 folios es un relato de los procesos de 1601, 1603 y 1606 y de las sentencias dictadas por las reales cortes. El documento, relatado por varios escribanos, es sumamente repetitivo e incluye los gráficos, por no decir pornográficos, cargos de los sucesos expuestos por los magistrados de las cortes, las declaraciones de las testigos oculares (en ambos casos todas son mujeres), las confesiones de Santa Cruz y Ledesma, las largas descripciones de las torturas infligidas contra ellas, las sentencias dictadas y ejecutadas, y finalmente los recursos de las acusadas.

            Esta detallada crónica sobre la relación amorosa de Inés de Santa Cruz y Catalina Ledesma representa, que yo sepa, el único proceso conocido hasta la fecha, tanto en España como en Europa, que dilucida sin tapujos el tema del lesbianismo durante la época moderna. Según Brown, no existen “cientos sino miles” de procesos contra la sodomía entre hombres pero “casi ningún caso” sobre lesbianismo. Weiesner-Hanks, igualmente, reconoce que solo hubo un puñado de procesos por lesbianismo en toda Europa y “los casos que llegaron a juicio solían ser de mujeres que llevaban ropa de hombres, usaban un consolador u otro aparato para realizar el acto, o se casaban con otras mujeres”.

            Aunque la historia de Inés y Catalina fue relatada por varios escribanos, supuestamente adscritos al poder Estado-Iglesia, una deconstrucción directa de los procesos revela el intento en España de encasillar a las personas a través de la diferencia, reduciéndolas a una condición marginal. Indirectamente, nos permiten percibir en primer lugar la reacción de dos mujeres que no aceptan motu proprio esa discriminación; y en segundo término, su disposición a pelear por lo que consideraban una imposición de las estructuras represivas. Independientemente de las discusiones de la vieja y nueva escuela sobre la objetividad de la historia en casos como éste, lo cierto es que no podemos negar su utilidad para explicar la propia historia.

         Precisamente por estas razones, la segunda parte de Las Cañitas contiene el proceso contra Santa Cruz y Ledesma transcrito por mí ad verbum con la esperanza de que otras personas en diferentes ámbitos como lo es la historia, la antropología, la literatura comparada, etc. puedan utilizar el manuscrito para aportar diferentes perspectivas sobre la temática. La novedad de este libro se sustancia tanto en el rigor de la investigación archivista llevada acabo en diferentes archivos estatales españoles como en la singularidad de esta causa, porque aunque existen libros sobre la práctica y persecución del lesbianismo en Europa, nunca se había publicado un proceso tan explícito de tales características. Inés de Santa Cruz –una ex-monja/beata de posición acomodada y con influencias familiares en la Real Chancillería de Valladolid–, y Catalina Ledesma –de baja condición, analfabeta, sirviente doméstica y casada–, protagonizan esta historia de amor, malos tratos, celos, y el peso durísimo de la ley que consideraba la sodomía –tanto femenina como masculina—un delito y pecado contra natura.

4. En el estudio que precede a la transcripción del proceso menciona algunos casos de religiosas que a finales de la Edad Media, o ya entrado el Siglo de Oro, se vieron envueltas en escándalos sexuales con otras mujeres. ¿Cree que hubo muchos casos como el de estas dos mujeres? ¿Por qué no han llegado hasta nosotros más testimonios de procesos de este tipo?

            Yo diría que sí hubo más casos de lo que hasta hora se ha pensado. Quizás aún no han llegado hasta nosotros más testimonios por lo que representa esta temática dentro y fuera de la academia española. Los estudios tanto sobre la sodomía femenina como sobre la masculina siguen siendo tabú, una especie de suicidio académico.

5. La edición de Las cañitas es verdaderamente exquisita. Háblenos de su colaboración con Daniel Gómez y por qué decidieron editar de esta forma el manuscrito, fuera de los círculos académicos.

         La editorial Make & Do Books (Valladolid) es una editorial de reciente creación que da sus primeros pasos a la par que el libro Las Cañitas. Nos hemos hecho, como quien dice, un favor mutuo. Cuando Patricia Heras, la editora, supo del hallazgo y posterior labor que se desarrolla en la obra, pensó que algo tan relevante a nivel histórico y sociológico tenía que publicarse lo antes posible y en un soporte a la altura del contenido.

            Otro acierto es el exquisito diseño y la maquetación del libro a cargo de Daniel Gómez Bonet (Estudio MAKEANDO, Valladolid). La edición está cuidadosamente encuadernada en piel de color malva carnal, que le da un tacto sedoso. La portada está marcada a fuego y el libro está troquelado; viste una cinta de seda negra que le da el aspecto de un viejo legajo como los que se conservan en el Archivo General de Simancas. La calidad del papel, la numeración del texto hecha a mano y la documentación gráfica también forman parte de un guiño posmoderista a los escribanos del XVII.

 

6. Lo que puede entreverse a partir de los documentos legales que recogen el caso de Inés de Santa Cruz y Catalina Ledesma parece ser una historia no muy feliz de abusos y maltrato. ¿Qué opina sobre esta relación? ¿Cómo se imagina a las dos mujeres?

            Si nos basamos en el manuscrito, en efecto la relación amorosa entre Santa Cruz y Ledesma es una historia tormentosa llena de pasiones, celos, abusos de poder y malos tratos (tanto físicos como psicológicos). Santa Cruz, al menos 15 años mayor que Catalina, intentaba imponer todo su poder económico y moral para mantener a Ledesma a su lado. Da la impresión que fue una mujer dominante, calculadora, fuerte, inteligente y que sabía perfectamente bien cómo burlarse del sistema Estado-Iglesia. Ledesma, por su parte, aparenta ser una persona ingenua, menos controladora, más libre, alguien que también vivía contra-corriente.

7. ¿Cuáles son, en su opinión, los desafíos actuales de los investigadores respecto a la historia de la homosexualidad? ¿Qué aspectos podrían (o incluso deberían) abordarse más urgentemente?

            Quizás, como nos relata el historiador Bernabéu Albert, la “palabra que mejor defina la actitud de la historiografía en castellano hacia la homosexualidad, tanto masculina como femenina, sea la incomodidad”. Efectivamente, podría decirse que tanto las editoriales tradicionales como las revistas de prestigio apenas cuentan con unas cuantas referencias, por no decir ninguna, rehuyendo de manera deliberada o mostrando poca sensibilidad por estos temas.

            A pesar de esta resistencia, tanto editorial como por parte de los autores, empiezan a publicarse textos relacionados con el tema lésbico español en siglos pasados como es el caso de Elisa y Marcela, casadas por la iglesia en A Coruña a principios del siglo XX. Por su parte, uno de los desafíos de Las Cañitas es que relata explícitamente los actos sexuales atribuidos a mujeres tal y como aparecen gráficamente escritos y detallados por los escribanos. Estos relatos representan una de las aportaciones más destacadas del manuscrito. Y lo son, precisamente, porque las tendencias lésbicas de Inés de Santa Cruz y Catalina de Ledesma han sido anotadas por hombres que eran la manus longa de una política española represiva ejercida a través del Estado-Iglesia. En términos generales, todos los aspectos relacionados con la política de la academia, de las editoriales, y la falta de subvenciones para investigadores deberían abordase urgentemente. La historiografía sobre la homosexualidad debería formar una parte más importante del espectro cultural español. A fin de cuentas, como nos recuerda la filósofa Beatriz Preciado, “la sexualidad es como las lenguas: todos podemos aprender varias”.

Las Cañitas se presenta el sábado, 11 de mayo de 2013, 19:15 h en Espacio Trapézio, Mercado San Antón, Madrid.

Presentación de la mesa, Miriam Estrada, Directora, Espacio Trapézio

Introducción del libro, Garza Carvajal

Leerá fragmentos del proceso 1603, Mili Hernández, Librería Berkana, Madrid

Leerá fragmentos del proceso 1606, Laura Zorrilla, Filóloga, Editora, Madrid

Diseño, Daniel Gómez Bonet, Profesor, Diseño Gráfico, Escuela de Diseño, Valladolid

Sinopsis, Patricia Heras, Historiadora y representante de Make & Do Books, Valladolid

 

Sobre el autor:

Federico Garza Carvajal (1959, Laredo, Texas, EE. UU.)

Ha sido profesor adjunto de Inglés-Español en la Universidad Económica de Bratislava (Eslovaquia) y en la École supérieure de commerce et de management de Lille (Francia). Se educó en la Universidad de Texas (EE. UU.), la Universidad de Navarra, la Sorbonne (París) y la Universidad de Amsterdam (doctorado en el año 2000). Antes de llegar a Francia fue profesor de Historia en el Centro de Estudios y Documentación Latinoamericanos (CEDLA) en la Universidad de Amsterdam y en el Centro de Estudios Mexicoamericanos en la Universidad de Texas. Los intereses académicos de Garza Carvajal giran alrededor de la teoría posmodernista y los diferentes discursos sobre la sexualidad, identidad e inmigración. Ha publicado A las 6: Reflexiones sobre luz, agua, hormigón (2006); Butterflies Will Burn: Prosecuting Sodomites in Early Modern Spain and México (2003); Quemando Mariposas: Sodomía e imperio en Andalucía y México (2002); VIR: Perceptions of Manliness in Andalucía and México, 1561-1699 (2000). Vive a caballo entre París y Valladolid.

 

 

Más información:

www.abc.es/gestordocumental/uploads/Otras/ArtesyLetras(1).pdf

www.abc.es/20120704/local-castilla-leon/abci-amor-imposible-siglo-xvii-201207040850.html

www.elnortedecastilla.es/20120718/mas-actualidad/cultura/sexualidad-como-lenguas-todos-201207182046.html

http://soledadentretenida.blogspot.com.es/2012/06/las-canitas.html

http://victordelrio.es/avistamientos/?p=484

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/05/04/actualidad/1367696954_992222.html

 

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8 comentarios en “Las Cañitas: un proceso por lesbianismo a principios del siglo XVII”

  1. Pues sí. Las apariencias engañan. Yo esperando leer un artículo sobre la cerveza y las lesbianas, y me encuentro con otra joya de la Iglesia.
    Le viene dpm al programa de radio de este mes.

  2. Qué interesante!!! Y qué fuerte que se condenara sólo si usaban algo en forma de pene… Si no no se consideraba un delito… ¿No os suena? Seguimos arrastrando las migajas de esas normas sociales taaan antiguas. En cuanto pueda me compro el libro, es importante, es nuestra historia

  3. Desde luego, las mismas normas de la edad media. Pido apertura, coherencia, que cada ser humano aprenda con todo lo que está ocurriendo de la crisis economica, moral…, bueno pues que aprenda a razonar por si mismo sin que influya la religión, la tradición, la politica o lo que sea.

  4. Me pareció excelente la entrevista con “MIRALES” y tu reflexión en torno a diversos aspectos: la preferencia sexual, la pasión, la moral del lugar y la época, el castigo y la condición política y represiva del “Estado-iglesia” que en las cuestiones jurídicas era representada por la santa inquisición. Sin duda también la importancia de los documentos que has buscado y que por fortuna tuviste un ángel que depositó el documento original en tus manos. la peculiaridad y singularidad de tu trabajo te da la calidad ética para cuestionar la marginalidad de estas investigaciones en los medios formales y también los universitarios en todas las latitudes
    Estoy muy contento con tu discurso y con la relación que tuviste con la editorial y los diseñadores de este precioso libro-objeto.
    MUCHAS FELICIDADES NUEVAMENTE QUERIDO FEDERICO JUNTO CON LOS QUE HICIERON POSIBLE SU PUBLICACIÓN

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