Desde que Francia legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, el 18 de mayo de 2013, las parejas homosexuales casadas pueden adoptar de manera conjunta. Sin embargo, en el caso de las lesbianas, un bebé concebido por una de las mujeres no era legalmente hijo de ambas. Solo la madre biológica tenía potestad legal y a su pareja se le negaba el derecho a la adopción.
Ante esto el Tribunal Supremo francés acaba de dictaminar que las parejas de mujeres casadas en las que haya niños engendrados por reproducción asistida con un donante anónimo en el extranjero podrán reclamar la maternidad legal para ambas partes, a través de un proceso de adopción.
Lo paradójico es que el tratamiento de inseminación artificial o fecundación in vitro tendrán que seguir haciéndolo en el extranjero ya que Francia solo permite los tratamientos de reproducción asistida a las parejas heterosexuales que lleven juntas al menos dos años.