Las lesbianas gordas existimos, aunque no se nos muestre como referentes

Soy gorda. No soy obesa pero sí soy gorda. Tengo varias tallas y varios kilos demás según lo que se considera “normal” para mi edad y mi altura. 

Tengo celulitis, montón, no solo en las piernas, como es lo habitual. Me gusta mi cuerpo, todo en él es generoso, me gustan los pliegues, no tengo intención de bajar de peso y estoy harta de los discursos paternalistas que me lo recuerdan supuestamente inspirados en “mi salud”.

Lesbianas gordas y visibles

 

Soy gorda, sí, y además de gorda soy lesbiana. Pero las gordas lesbianas parece que somos una especie en extinción, pero no de la sociedad, que va, sino que estamos ajenas en toda esta ola de visibilidad lésbica que desde años nos arrasa en los medios de comunicación y en la gran cantidad de series y películas.

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Las gordas lesbianas existimos, es más, somos muchas, pero no nos vemos, no nos muestran como referentes. Tengo que hacer dos grandes excepciones. La actriz española Itziar Castro, que se hizo famosa por su papel de Goya, una reclusa bollera de la serie Vis a Vis. Agradezco la visibilidad que da a su cuerpo y a su orientación sexual en las redes sociales. 

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Y también la cantautora Mary Lambert, que con su “Body Love” reivindica nuestro derecho a estar gordas y querernos. (Más abajo os pongo el vídeoclip). “Este poema es lo más importante que he escrito en mi vida, lo hice en un momento en el que lo necesitaba. Me autolesionaba y me acostaba con todas las que pensaran que yo era atractiva. Odiaba mi cuerpo, era miserable y quería morir. Ahora tengo la visión más asombrosa de mi cuerpo”, dijo en una reciente entrevista a la revista Curve.

Mary Lambert

No penséis que las mujeres gordas lo tenemos fácil, el sistema patriarcal nos castiga mil veces más que a los hombres gordos, además tenemos que escuchar cosas bastante lamentables como “tienes una cara bonita, si te cuidaras más”, “si no bajas de peso te será difícil encontrar novia”, entre otras perlas. 

Al ser lesbiana y estar alejadas de la aprobación masculina siempre creí que éramos más libres que las gordas heterosexuales, la vara que nos medía sexualmente era la de otra mujer, no de un hombre, y las mujeres no estaban tan alineadas con el patriarcado y lo que se espera de un cuerpo femenino. 

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Pero últimamente eso ha cambiado, he podido apreciar más “gordofobia” por los espacios lésbicos. Y coincide justamente con que la representación y visibilidad lésbica también han crecido. 

Ya no es como antes. Las lesbianas están por todas partes, en muchas series de televisión, en muchas películas, y qué decir en Instagram, donde triunfan con miles de seguidores. Pero no “todas” las lesbianas. Sino que las lesbianas delgadas, estilosas, de larga melena o un acertado y pensado corte de pelo.

Dentro de la categoría de lesbianas delgadas hay un amplio abanico: tatuadas, femeninas, masculinas, hippies, intelectuales, con un look muy cuidado o totalmente descuidado, deportistas, ejecutivas, etcétera. Pero delgadas. 

Y las lesbianas gordas, las lesbianas gordas de toda la vida nos vamos haciendo invisibles y empezamos a encontrar más rechazo. Podéis incluso comprobarlo en las páginas de Instagram en la que se suben imágenes de muchas parejas de lesbianas. Las guapas delgadas lo petan. Las gordas acumulamos más grasa que likes. 

Es triste ver cómo acabamos reproduciendo la mirada masculina patriarcal sobre nuestros cuerpos. Solo nos queda la visibilidad. Dejar claro que las lesbianas gordas existimos, aunque no se nos quiera mostrar. Porque así como estamos no sumamos, no somos “deseables”, por ende no somos tan tolerables.

 

 

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