Cuenta la leyenda que dos lesbianas no pueden ser amigas sin que nunca haya pasado nada entre ellas. A lo largo de la vida todos decidimos quiénes son las personas a las que queremos tener a nuestro lado y a las que no. En nuestro caso, a nosotras, las lesbianas, pasa que aunque cuando descubriésemos nuestra homosexualidad no conociésemos a muchas lesbianas, poco a poco y sin darnos cuenta nos hemos rodeado de ellas (o ellas nos han rodeado a nosotras), y por falta de tiempo u otros motivos no podemos tener idilios amorosos con todas ellas (o sí). Tarde o temprano nos damos cuenta de que aquella chica que conociste en Ikea y con la que tuviste un flechazo al tocar las dos a la vez la misma estantería no es tu media naranja, pero que podría ser tu compañera ideal para montar muebles.
Por cierto, hablando de Ikea y de sus muebles, ¿qué nos pasa a algunas lesbianas en Ikea? Si por cada vez que he mirado desafiante un mueble y le he dicho a mi acompañante “Tranquila, que esto lo monto yo rápidamente” mientras inconscientemente me doblaba las mangas de la camisa y me metía por detrás de la oreja uno de esos lápices que cogemos pensando que le vamos a dar más utilidad de la que han tenido en ese preciso momento de entendida del bricolaje me regalaran una camisa de cuadros y una caja de herramientas, os aseguro que muchas tendríamos más cambios de vestuario que la mismísima Lady Gaga en un concierto y la casa llena de cuadros torcidos (o rectos, ya depende de la maña de cada una) y muebles con nombres parecidos al apellido de esa chica tan simpática que conociste cuando estuviste de Erasmus en Suecia. A veces pienso que Ikea debería premiar esos momentos, algo así como un premio a la clienta que más se ha crecido al ver el mueble que tiene que montar y que más entusiasmo le ha puesto a la idea de ser ella quien lo monte, llamémoslo el “Taladro de oro” (si alguna lectora trabaja en Ikea sería maravilloso que dejase caer la idea y ya de paso presentase mi candidatura, que yo encantada iría a recoger mi premio). Además, tirando de tópicos, con eso de que las lesbianas nos llevamos las maletas a la segunda cita, Ikea debería ser consciente de que gran parte de su fortuna es gracias a las lesbianas que sin pensarlo dos veces, se han ido a vivir juntas, han ido a Ikea a escoger el mobiliario de su nueva vivienda, han tenido su momento de entendidas del bricolaje y han acabado comprando más de alguna cosa. Taladro de oro para ellas y revisión de la política gayfriendly de la empresa pero ya.
Dejando a un lado el tema del bricolaje y volviendo a lo de ser amigas, creo que sólo conozco a dos chicas que aseguran que son amigas desde hace varios años y nunca ha pasado nada entre ellas y sospecho de la heterosexualidad de una de ellas.
Oniria
Jajajaja, me ha hecho mucha gracia lo de Ikea y el bricolaje 😉
bueno yo soy amiga de una lesbiana…. claro que en realidad ella es la mejor amiga de mi chica y…. OMG!!! Y si es cierto??? y si entre ellas hay tension sexual…. que no Anita…. que tu chica solo te quiere a ti…. pero me parece que a partir de ahora la susodicha se montara los muebles sola…. no pienso volver a prestarle a mi novia….. jajajajajaja ADORO VUESTROS ARTICULOS!!!!
¿y en qué te basas para dudar de su heterosexualidad? …¿gaydar o details?
Debo ser rara… tengo bastantes amigas lesbianas y algunas muy allegadas y no he tenido nada con ninguna de ellas xDDDDDDDDD soy la oveja gris del bollerismo
Bueno, yo no se las demás, yo tengo varias amigas lesbianas con las que no me he acostado ni pienso hacerlo. No me parece algo tan extraño!