El mundo está lleno de LesbiFacts que nos ocurren constantemente a muchas de las lesbianas del planeta. En este artículo vamos a darle un repaso, con el sentido del humor encendido, a algunos de los que andan rondándome por la mente en los últimos tiempos. Seguro que más de una os sentís identificadas.
Lesbifact #1:
¿Quién no ha buscado con ilusión alguna vez, sola o en compañía, una película lésbica buena? Pero buena, buena… No una de esas películas que tus amigas idolatran pero que ¡sólo tienen un sutil semi-inexistente guiño lésbico! Que claro, a ti, que buscas crear un cierto clima, no te convence en absoluto. De hecho te sorprende que para ellas Hannah Montana no sea una serie de culto, ya puestas, por ejemplo. Tú quieres una película de esas que encienden la temperatura de la habitación, con una historia bien escrita, que además acaben como tienen que acabar y te dejen satisfecha por dentro (tal vez en varios sentidos si se tercia).
Pues bien, esto a mí no me sucede casi nunca, lo confieso. O bien las lesbianas interesantes del filme pasan por traumas y violencia o una atmósfera cargante y dificultosa, o se ponen los cuernacos a la primera de cambio (con hombres habitualmente, se ve que eso está muy de moda).
Suelen, sobre el minuto 50 más o menos, descubrir u ocurrírseles contarnos, que tienen una enfermedad terrible y morirse al poco.
O cuando quedan 10 minutos para que todo acabe (ambiente en el sofá ya creado, la zarigüella en el nido, la bandera del arcoíris ondeando feliz al sol), les sucede a nuestras chicas una catástrofe terrible o agresión indignante y cómo no, se mueren o si la película pretendía ser “realista”, acaban separadísimas, con una vida triste o miserable (niebla gris fría en el sofá, la zarigüella muerta, la bandera pisoteada en un charco fangoso).
O bien doy con una película con un punto de comedia, de estas que pretenden ser guais y positivas, donde las escenas de sexo brillan por su ausencia (como cualquier estreno de Hollywood, ¿a qué sí?) o lo que es peor, con abracitos y/o planos en sombras “súper atrevidos” de hombros para arriba (que hay más acción en un solo segundo de The L Word, vamos).
Venga, estoy segura de que se os están viniendo a la cabeza varios títulos posibles. Sé que existen películas fuera de estos parámetros malignos, pero tengo la peor de las suertes y para mí son como tréboles de 4 hojas que a veces aparecen en mi camino.
Lesbifact #2:
Ya que estoy hablando sobre películas, ¿por qué no seguir con el género más castigado de todos los tiempos? El porno. No, aquí, no se suelen morir las protagonistas, eso es cierto. Ni hay tono deprimente de fondo (la musiquilla que ponen lo hace difícil). Pero, por Dios, ¡¿habéis visto esas uñas?! Rosa chicle, brillantes, larguísimas… listas para hacerte gritar nada más verlas, así en frío.
Olvidemos por un momento a los solícitos personajes masculinos que suelen aparecer para ayudar a las pobres lesbianas que no saben cómo practicar el sexo bien, claro, es lo que tiene ser lesbiana. Sé que es difícil olvidarlo, pero es algo que sucede el 70% de las veces, así que ya tendríais que estar acostumbradas. ¿Habéis visto esos besos? Antes de conocer los vídeos porno, yo no sabía que lo más importante en todo beso lésbico es lamer, repetitiva, visible y ostentosamente, la lengua de la otra chica. Así no me extraña que las abuelas en los parques se escandalicen al ver a una pareja homosexual hacerse cariñitos; luego viene el ataque de las lenguas.
Lesbifact #3:
Y ya que estamos con el porno, ¿nunca os han hecho el comentario este gracioso de que seguro que tenéis la casa llena de “aparatos” guiño, guiño? Porque todo el mundo sabe (vox populi, por supuesto) que las lesbianas, si no es con aparatos, oye, es que no sabemos qué hacer. Si deberían hacernos junto al DNI un carné de SexShop, así, a lo biblioteca. Y cuando quien te ha preguntado pilla que estás siendo sarcástica o simplemente le explicas que a veces te gusta experimentar o jugar con juguetes XXX pero que tú también tienes sexo “natural” igual que él/ella, entonces, como quien asiste a un truco de magia, te dice “¡¿Pero cómo?! Si no podéis… Si no tenéis… Si os falta…” Criaturillas. Claro, en la escuela no se habla de estas cosas y su mayor fuente de información lésbica es Hollywood y la industria pornográfica.
Desde luego, no sólo se trata de este tipo de preguntas. Siempre hay quien ve blanco lo que otros ven negro y viceversa. Si quiero, puedo oír mentalmente la voz de una amiga diciéndome: “Pero… si a vosotras —las lesbianas— no os gustan las cosas “grandes”, si por eso no os gusta un hombre… ¡¿Cómo que usáis aparatos?! Si sólo os mola un tamaño pequeño, si por eso…” Nada, que no se enteran, que la diversidad no está sólo en la persona que ames o con la que quieras estar en tu cama, sino también en todo lo que quieras hacer con ella.
En fin, chicas, me quedan muchos más temas, momentos, anécdotas y pensamientos lesbifácticos para los que este artículo no guarda más palabras ya, pero que en próximas entregas seguro que aparecen. De hecho, os invito a compartir conmigo los vuestros propios vía email a [email protected]
Laura Morillas García.
Mi blog Atlanthis, mi Twitter @_Atlanthis
Es flipante el cacao mental que tiene la mayoría alrededor de la sexualidad humana, en particular el homosexual, el bisexual, trans, etc. Está claro que es, como bien dices, una falta de educación sexual que no existe en absoluto. Saludos.
Lesbifact #2
Es que no han visto a Siin Sage!!!
Esa mujer tiene tanto morbo que me mata al igual que shyla jennings
Ooooh dios miio, comparto totalmente contigo!
No conozco a Shyla Jennings, hoy mismo lo hago 😛 Saludos!
¡jajaja! me parto, has reflejado totalmente la incultura sexual que tiene la gente. con el lesbifact #3 me he sentido taaan identificada… aunque siempre he sabido responder con clase. pobrecillas, ¡lo que se pierden estas heteros que no han tenido un puto orgasmo decente en su vida! jajajja
Hola lau, de dónde eres …
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