LesbiFacts: las dificultades de ser visible en el día a día

El pasado 17 de mayo, Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, me levanté con la adrenalina activista corriendo por mis venas. Tenía ganas de escribir algún artículo de los que te hacen pensar, de ondear banderas de colores, de darle rienda suelta a mi orgullo de ser. Sin embargo, me fui a hacer recados que no podía descuidar.

Mientras esperaba el autobús, apareció un señor mayor entrañable y se sentó en el banco; yo estaba de pie, sin embargo. Estábamos hablando del tiempo cuando de pronto dijo:

―Va a crecer usted mucho estando de pie. Luego su esposo la verá y le dirá que adónde va tan alta.

Esposo. Toda mi respuesta fue una sonrisa de cortesía, en silencio.

Sí, yo, una lesbiana visible y activista convencida, de las que sujetan la pancarta en la manifestación del Orgullo, no fui capaz de decirle a un señor muy majo de mi barrio: “Esposa, esposa”.

No es la primera vez que me pasa ni será la última. ¿Por qué no le dije nada?¿Por miedo? ¿Por pasividad? No estoy segura. Total, no iba a volver a ver a ese hombre en mi vida, ¿qué más daba? Pero quizá si hubiera contestado, él habría contado la historia en el hogar del jubilado y al menos nos habría dado un poco de visibilidad, además de que habrían tenido entretenimiento para toda la mañana.

En estas reflexiones estuve toda la mañana y, sinceramente, me sentí mal al darme cuenta de mi propia cobardía. ¿Cómo era posible que el miedo al rechazo me hubiera dominado hasta tal punto? ¿A mí, que llevo el bollerismo en la sangre y que en esa situación no tenía nada que perder y sí mucho que ganar?

Sin embargo, la vida puede ser sorprendente y a veces nos da segundas oportunidades.

Un poco más tarde esa misma mañana en Méndez Álvaro, me disponía a salir del Metro para ir a la Renfe cuando una mujer con maleta me abordó y me preguntó cómo ir a la Estación Sur. Yo iba a pasar por la puerta así que le dije que se viniera conmigo. Fuimos hablando por el camino y nos contamos un poco nuestras respectivas vidas.

―Yo tengo dos hijas. Una es podóloga y la otra, odontóloga ―“¡Qué partidazos!”, pensé para mis adentros―. Y también tengo un hijo. Él es militar. ¿Tú tienes novio?

En ese instante, en la milésima de segundo que transcurre entre que te hacen una pregunta y la esperada respuesta, mi mente se debatió entre decir un seco “No, novio, no.”, entre quitarme la espinita de por la mañana, entre las consecuencias que podría acarrear el…

―Novia. ―me sorprendió mi propia voz.

―¿Tienes novia?

―Sí.

Yo en ese momento esperaba oír el típico “Ah…”, ése que no se sabe si es sorpresa, decepción… y que tantas veces he oído al decir que era lesbiana (en este pequeño inciso yo propongo un nuevo término para ese tonillo: “sorprepción”).

―Pues muy bien. Entonces no te lo presento ―me sonrió. ―Muchas gracias por acompañarme.

La mujer terminó invitándome a su casa a merendar si alguna vez voy a Alcalá.

La vida nos da sorpresas y ésta para mí fue muy especial. Me di cuenta de que es increíble lo difíciles que hacemos las cosas y lo fáciles que son en realidad, de que somos nosotras las que nos complicamos la existencia, muchas veces innecesariamente.

¿Por qué no hacer estas salidas del armario con desconocidos en este tipo de situaciones? Lo que podemos perder es muy poco y lo que ganamos puede ser mucho.

¿Y vosotras? ¿Habéis salido del armario con desconocidos?

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15 comentarios en “LesbiFacts: las dificultades de ser visible en el día a día”

  1. jajaja, en el colegio me llamban antonio, y en otro comentario ya dije que sali del armario con 25. Pero desde que me corte el pelo con doce años, tela de confusiones. Cuando ya me centre y me libere, en fin no es k sea una camionera pero como hice natacion, y mi familia somos flacos y altos, da igual como lleve el pelo muchacho, chaval, …..y yo señora soy una chica, pero no ve kno tengo barba, no se si cuenta, pero es muy comun en mi vida.

  2. María Fernández

    El otro día hice mi primera salida del armario de este tipo. Fui a comprar un regalo muy especial para mi chica especial, algo que no es habitual regalarse entre amigas y cuando la señora de la tienda preguntó si quería una bolsa, me llené la boca con un: “sí, pero envuélvamelo también para regalo, que no es para mí, que es para mi chica”.. No sé qué cara puso la señora, porque casualmente en ese momento se volvió para preparar el envoltorio. Para cuando me lo dio, ya había transcurrido el tiempo suficiente como para que, pensase lo que pensase, se despidiese de mí con una estupenda sonrisa…

  3. Pues creo que soy activista pero no visible en el entorno personal, muy pocas personas de mi familia lo saben aunque sí la mayoría de mis amigxs.
    Mi activismo me resulta más cómodo precisamente con gente desconocida que presupongo no volver a ver nunca, sin embargo y por el contrario todavía no me atrevo a ir sola a los locales de ambiente donde se da por hecho que seré aceptada y bien recibida (soy tela rara ya lo sé):s El día de la visibilidad me planté toda convencida en callao pero vi a todo el mundo tan junto, tan unido, que se conocía .. que terminé por no quedarme a la lectura del manifiesto …

  4. Sí, sí, yo últimamente y gracias a la chica con la que estoy, me estoy abriendo más, tanto a mi misma con lo que siento y cómo soy, como con los demás, familiares, amigos, conocidos y desconocidos.

    Es una sensación genial.

  5. No te sintas mal, a veces nos pasa. Perdemos la oportunidad de mostrarnos y educar a alguien. Te cuento algo: mi novia y yo tenemos seguros de vida en los que ella es mi beneficiaria y yo la suya. Un día de estos llamaron de la aseguradora para actualizar los datos. Dijo mi nombre y a la siguiente pregunta se me queda mirando y me dice “quieren saber tu parentezco conmigo” “¿Qué les digo? Y le contesto: “Pues que soy tu pareja. Se tienen que acostumbrar a escucharlo igual que nosotras a decirlo”

  6. María Fernandez

    Este tipo de cosas ayudan mucho. Esa naturalidad, ese hacer sentir a los demás que nos sentimos normales. En mi larga etapa hetero me dolía mucho que mis amigos gays y mis amigas lesbianas desapareciesen del mapa, se ocultasen como si hicieran algo malo, desconfiaran tanto y pensaba “pero.. ¿de verdad que tengo cara de ser de esas a las que les parece mal…? Pero Javi, si estoy deseando que me digas que no tienes novia, sino novio, cómo se llama y que estás enamoradísimo”. El problema que estoy teniendo ahora son los armarios de los demás, no los míos

  7. Hace unos dias bromee con un proveedor… me gustarias hasta a mi, si fueras mas joven y mujer!
    Puso cara poker y solto una carcajda de “ya lo sabia…”, dias despues nos hemos vuelto a ver y su actitud no es ni mejor ni peor que antes… a veces los prejucios y los miedos son mas nuestros…

  8. Muy buena la nota! Yo tardé varias citas en confesárselo a mi ginecologa, que varias veces ya me había preguntado por mi “anticoncepción” y yo me hacia la distraída, hasta que en la última visita, cuando volvió a preguntarme le contesté: soy lesbiana, no la necesito! (yo tmb me sorprendí al escucharme) y ella me sonrío y me dijo: que bueno, que alivio, acá todas se preocupan mucho por qué metodo anticonceptivo usar, tenes un problema menos!!!! jajaja…

  9. Si.. yo creo q somos nosotras mismas quienes nos enrrollamos la mente, en ocasiones, y sin necesidad! me ocurrio con el gine! tanto pensar como salir del closet en ese momento y fue super sencillo…
    Gine: Sexualmente activa
    Yo: si
    Gine: usas algún metodo anticonceptivo
    Yo: no
    Gine: Porq?
    Yo: Mi pareja es mujer!
    Gine: (levanto su cara, me miró) ok. chevere!.. y continuo!
    … fue tan sencillo! Y yo dandome mala vida!

  10. yo creo q he salido mas veces del armario con desconocidos q con los mas allegados, no se supongo q es porque su opinión o su parecer me da un poco igual pero el hecho de que un allegado te pueda hacer un comentario dañino duele mucho mas

  11. Me encantó el artículo. Yo apenas voy comenzando. Gracias! Aunque la valentía y confianza son personales, el acompañamiento siempre ánima.

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