A pesar de la discriminación que sufre el colectivo LGTB en Portugal, numerosos son los locales que acogen a este público cada vez más importante en nuestro país vecino. Lisboa no es sólo la capital política sino también social, allí se reúne todo tipo de gente y como no, gays y lesbianas de toda la geografía lusa.
Donde se respira un mayor ambiente gay es en el Barrio Alto, alrededor de la Plaça do Principe Real. Cerca de la Asamblea de la República, los bares que se encuentran en la Rua de S. Marçal o en la Plaça Luis Camoes son los más gay-friendly de la ciudad.
Algunos de los locales más de moda en la capital portuguesa son las discotecas Trumps, en la calle Impressa Nacional, uno de los lugares más emblemáticos del ambiente. Allí se puede bailar hasta altas horas o tomar una copa disfrutando de un público que mezcla hombres y mujeres a partes iguales. Otro pub de características parecidas es el Memorial, algo más abierto que el Bric a bar que sólo cuenta con hombres gays en su clientela.
No sólo estas grandes discotecas acogen a la clientela gay, en Lisboa hay una gran variedad de bares, restaurantes (el Pôe-te-na-Bidra o el Bar 106, por ejemplo) saunas, cafés y otros sitios algo más originales donde el ambiente gay es destacable. El Centro Comercial Do Chiado es uno de los punto calientes de la ciudad, no sólo por sus tiendas sino también por los bares y restaurantes que podemos encontrar en él.
Otros sitios mucho más calurosos y bellos son las playas portuguesas que, especialmente en el sur, están frecuentadas por gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. La Playa de Meco y Playa 19, que recibe este nombre por ser la parada número 19 de un tren que recorre la mayoría del país, son dos buenos ejemplo. Si además de lucir palmito en Portugal nos interesa ver una buena peli, lo mejor es acercarse al país vecino durante la celebración del Festival de Cine Gay y Lésbico de Lisboa que este año cuenta ya su decimocuarta edición y que proyecta películas y cortometrajes que posteriormente se podrán ver en todo el circuito de pantallas grandes.
A principios de los 80 el movimiento asociativo homosexual fue desarrollándose en Portugal con asociaciones como Abraço ganando así presencia social e incluso política. Aparecieron también las primeras figuras públicas de homosexuales como Ary dos Santos, célebre escritor de temática gay
A mediados de los 90 otro impulso a la comunidad gay vino de la mano del Partido Socialista Revolucionario al crear el Grupo de Trabajo Homosexual dedicado específicamente a la lucha contra el machismo y la homofobia. Esto desencadenó la creación de diversas asociaciones entre ellas el Opus Gay o la revista Korpus.
La homofobia ha dejado terribles episodios en algunas ciudades de Portugal. En enero de 2007 tres jóvenes asaltaron a varios homosexuales después de atraerlos a una falsa cita a través de internet. Meses más tarde, otras ocho personas fueron detenidas por la misma razón. Aunque la peor parte se la lleva el colectivo transexual que ha visto como alguno de sus miembros han sido asesinados víctimas de la agresión y la intolerancia.
Poco importaba que desde la constitución de 1975, Portugal se convirtiera en el primer país de Europa en introducir la prohibición explícita de la discriminación por orientación sexual en su constitución o que en 2001 se reconocieron las Uniones de hecho de parejas homosexuales. Siete años después, en una encuesta realizada en marzo de 2008, el 65% de los portugueses considera que la discriminación por orientación sexual está muy o bastante extendida en su país.
A pesar del reconocimiento legal, patente queda la discriminación que sufre el colectivo homosexual no sólo con los agresivos sino en el rechazo de algunas sufren en acciones de lo más cotianas. A una persona que ha tenido relaciones sexuales con otra de su mismo sexo, por ejemplo, no le está permitido donar sangre.
El matrimonio homosexual fue discutido en 2008 en el parlamento portugués pero finalmente rechazado. En febrero de 2009, el Partido Socialista retomó el debate e introdujo este punto dentro de su programa electoral, a lo que la Iglesia Católica respondió mediante su portavoz de la Conferencia Episcopal con el voto negativo. Después de mucho luchar, el 5 de enero de 2010 el parlamento portugués finalmente aprobó el matrimonio para homosexuales convirtiéndose en el sexto país europeo en hacerlo.