Los mosuo, la cultura matriarcal que soñaba el creador de Wonder Woman

Hace un mes os contábamos en el artículo Wonder Woman y las amazonas: su sexualidad según sus autores   como William Marston, el creador del personaje Wonder Woman, defendía que para él La mujer maravilla era mucho más que un cómic. Para Marston crear este personaje fue su forma de hacer activismo en pro de lo que él consideraba la única salvación posible de una humanidad enferma de violencia: Desembocar en una sociedad matriarcal donde las mujeres tuvieran el poder sobre las propiedades y decisiones. El autor consideraba que ese sería un mundo más justo y pacífico.

Pues bien, es muy posible, como muchos historiadores aseguran, que en los origenes de nuestra civilización existieran estas sociedades. No solo multitud de textos, de la época griega y romana así como de la antigua China, hablaban de ellas, sino también disponemos de pruebas arqueológicas que demuestran la existencia de varias de estas civilizaciones, tanto en oriente como en occidente. En ambos extremos del mundo, los esculturas más antiguas encontradas hasta la fecha son figuras de diosas representadas como dadoras de vida y creadoras de cielo y tierra.

Mientras desenterramos el pasado, disponemos en el presente de una muestra de veracidad incontestable: en una región del sur de China llamada Luoshui, entre las provincias de Sichuan y Yunnan, existe una sociedad de aproximadamente 40.000 personas, que ha mantenido su estructura matriarcal y matrilinial -el primer apellido es el de la madre- gracias al aislamiento que vivieron durante siglos. Viven de la agricultura, la ganadería y de sus bosques y lagos. Esta sociedad gira entorno a la figura femenina. (Bien sabemos que el lenguaje refleja el inconsciente social: En esta sociedad para denominar lo bueno o lo grande se usa el termino “madre“. Lo pequeño se refiere como “padre“). La matriarca será elegida por sus cualidades por decisión del conjunto de mujeres de la familia. Ella decidirá sobre las tareas y los gastos, y tomará las decisiones importantes.

Cada familia vive en una gran casa de madera propiedad de las mujeres y que se heredará de madres a hijas. La mayoría de las casas reciben el nombre de una antepasada femenina, a la que realizan ofrendas. Ancianos y niños duermen en la sala grande central mientras las mujeres lo hacen en sus “cuartos de flores”. Las relaciones románticas consisten en que el amante o los amantes que ellas elijan visiten su cuarto de flores, duerman con ellas y vuelvan a su hogar (la casa de su madre) a la mañana siguiente. Incluso aunque una relación dure toda la vida, se seguirá haciendo de la misma manera.  Si se pierde el interés, bastará con que él deje de visitarla o que ella no abra más la puerta. Como económicamente hombre y mujer son independientes, las relaciones se establecen desde la total igualdad. La asignación del “cuarto de flores” a una mujer comienza a la edad de 13 años, cuando se considera que ha alcanzado la madurez. Los hijos que nazcan de estos encuentros pertenecen a la madre y pasan a vivir en su casa.

Los mosuo disponen incluso de su propia mitología. Veneran a las Diosas de las Montañas y a las del Agua, siendo el lago Lugu el lago Madre, y las montañas grandes se consideran deidades femeninas, mientras que las pequeñas son masculinas. La más importante de todas es Gamu, la Montaña Madre, que gobierna a los dioses y al destino. Su imagen se venera en el interior de las casas en un pequeño altar con un incensario donde se queman ramas de pino, siguiendo la tradición de su religión, el budismo tibetano, y la tradición espiritual dapa que profesan. 

Desgraciadamente esta étnia esta desapareciendo. El gobierno Chino niega su existencia, asimilandolos a la minoría Naxi, y ejerce presión desde hace 50 años para que abandonen sus prácticas sexuales y asuman las del resto del país. Además, el turismo ha llegado a la zona en hordas, y esta afectando radicalmente a sus costumbres.

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