Así solía imaginar yo que sería mi vida: estaría casada con una mujer parecida a Kim Basinger, tendía tres hijos rubios como ella, tres hijos pelirrojos como yo, y todos los perros y gatos que pudiéramos meter en nuestra hermosa casa sin parecer locas.
Pero cuando llegué a los 36 años solo tenía un perro, hace poco había tenido que dormir a mi gatita de muchos años, no solo no tenía un símil de Kim Basinger sino que hace un año había terminado mi última relación. Y desde entonces el Tinder solo me había regalado lesbiandramas.
El día de mi cumpleaños tomé la decisión más importante de mi vida. Sería madre soltera por elección. Sabía que el tiempo de mis óvulos corría más rápido que antes, y no quería que el paso de los años y la falta de novia fueran un impedimento para formar mi familia.
Cuando anuncié mis deseos de embarazarme mis amigas se preocuparon, temían que un bebé fuera a hacerme la vida más difícil al no tener novia, que me arrepintiera, que ya no volviera a ligar en la vida, que no pudiera conciliar con mi trabajo, etcétera. “Estás loca”, me decían. Mis padres, al contrario, me animaron, me dijeron que era perfectamente capaz de hacerlo sola y hacerlo bien. Que aunque ellos viven en otra ciudad, podía contar con ellos cuando quisiera.
Llegué a la clínica IVI por recomendación de dos amigas que habían tenido gemelos a través del método ROPA. Me pareció una opción confiable, logran embarazos en el 90% de los casos. También tienen su propio banco de semen, por lo que no es necesario comprarlo en otro lugar.
Después de la consulta inicial vimos que todo estaba bien, que no se presuponía que yo tuviera problemas de fertilidad. La inseminación artificial es un proceso bastante fácil. Recibes estimulación ovárica para generar más ovocitos e introducen semen (de un donante que tenga características físicas similares a ti) en tu útero, para que sea mucho más fácil conseguir un embarazo. Lo difícil es la gestión de las emociones, la ansiedad, los miedos, las ganas de hacerse un test de embarazo desde el primer día.
Para mantenerme en paz y ayudar así a mi cuerpo comencé a meditar, respirar, visualizar. Lo recomiendo.
Dos semanas después de la inseminación tenía que ir a hacerme una prueba para ver si estaba embarazada. Quise ir sola. Tenía miedo. Miedos infundados porque el resultado fue positivo. No sabía que se podía llorar tanto solo de felicidad.
Me fui temblorosa a casa… temblorosa en el metro, temblorosa caminando. Dentro de mi tenía una personita. Que sensación tan extraña y maravillosa a la vez.
Mis amigas, las que antes estaban en desacuerdo, fueron las más felices con el embarazo, y comenzaron a llenarme de ropa de bebé y bodys con mensajes divertidos.
La vida aún me tenía algunas sorpresas más preparadas. En el cumpleaños de una ex conocí a una chica que no se parecía en nada a Kim Basinger, no. Era mucho más guapa. Hubo química, nos gustamos. Pero claro, yo tenía que decirle que estaba embarazada de tres meses. Y claro, pensé que saldría corriendo. Y así fue. Ella buscaba un bombón y yo era todo un huevo kínder.
Pasaron los meses, y no sabéis cuánto los disfruté. En julio y en medio de una horrible ola de calor nació Marc. Uf, el amor en su máxima expresión. El primer mes fue complicado, la lactancia es difícil en su primer momento. Grietas, bajada de la leche… Marc nació con bajo peso y necesitaba alimentarlo cada dos horas. Por lo que olvidé lo que era dormir. Pero el amor y las hormonas te mantienen ahí, en la entrega total.
Todo mejoró al poco tiempo. Dejé de escuchar los mil consejos distintos que recibía sin preguntar e hice lo que me nacía, lo que pensaba que era mejor para Marc y para mi, nuestra preciosa y pequeña familia.
¿Es difícil ser madre soltera? Sí y no. Si tienes personas que te ayuden de vez en cuando, es bastante fácil de llevar.
Cuando Marc tenía seis meses volvimos a coincidir con la guapa chica que conocí al comienzo de mi embarazo. Volvimos a tener química y conexión, pero más que conmigo, su atracción inmediata fue hacia otro lado: mi pequeño. Ellos conectaron tan bien que me quedé sorprendida.
Parece que mi pequeño era mi más grande atractivo. Muchas chicas me han preguntado: ¿Es difícil para una madre soltera y lesbiana ligar? No, al contrario. Tenéis que pensar… somos el paquete completo.
Por Verónica