España avanza. Somos, según publicaciones, uno de los países del mundo con más derechos en materia Lgtb. Está claro que siguen sin ser suficientes y la lucha está en la calle. Pero, ¿qué hay de los “luchadores profesionales”? El Ejército español está lleno de gays y lesbianas. Algunos tienen más suerte que otros en su salida del armario y en los derechos que sus superiores quieren otorgarles.
Ciertamente, no me ha sido difícil encontrar a varias familias que quisieran contarme cómo es su vida perteneciendo al Ejército. Lo que sí es complicado es poder dar la cara. Y es que todavía, éste es un sitio muy complicado para formar familias y, aún más, si tienes quejas.
He elegido tres historias de tres familias muy distintas. Aún siendo muy distintas se conocen entre sí. ¿Es quizá el ejército muy pequeño o es el mundo lésbico el que lo es?
MAYTE Y CARMEN
“Nunca imagine que me iba a ser tan difícil decidir tener un hijo trabajando en las Fuerzas Armadas. Nuestra ilusión era tener dos. Yo antes estaba destinada en Las Palmas y me destiné a Madrid junto a mi pareja para una conciliación familiar sin pedir ninguna comisión de servicio. Pero todo es muy complicado. Así que ya esa ilusión de tener otro hijo pues no se nos pasa ni por la cabeza. Y lo único que pensamos ahora es en qué haremos cuando nuestro hijo tenga que entrar al colegio.”
Mayte y Carmen pensaron que trasladándose a la misma ciudad les sería más fácil formar una familia, pero nada más lejos de la realidad. Soñaban con tener un par de hijos, una casa, una vida normal, pero sabían que sería complicado porque sus familias no pueden ayudar mucho.
Son las dos militares, aunque trabajan en distintos sitios. Mayte trabaja en el Cuartel General del Aire, en Moncloa, mientras que su mujer trabaja en la Base aérea de Torrejón. Unos 32 kilómetros las separan.
“Tenemos un niño de 2 añitos y a pesar de que ambos trabajos tienen guarderías no podemos optar a ellas, pues es una pasta entre comedor, uniformes, cuota guardería, etc con lo que tenemos que apañarnos como podemos.”
Para cuidar de él entre las dos, han tenido que acogerse a una reducción de jornada donde les quitan un total de 380 euros al mes. Y eso que aún no entra al colegio, ya que probablemente tengan que coger más de una hora de reducción ya que los colegios abren mas tarde. “La vida en Madrid es muy cara”, me cuenta Mayte. Y no está falta de razón: entre el alquiler, la gasolina y el resto de gastos no se pueden permitir la guardería porque con sus sueldos no dan para mucho. Así pues, se turnan entre guardias y descansos, pero es un lío porque mientras una trabaja la otra tiene el descanso para cuidar del niño. El caso es que a veces coinciden saliente con guardia y la que se queda no duerme en días. Y en el peor de los casos coinciden en las guardias y tienen que andar pidiendo favores.
“Llevamos un año y medio así y estamos agotadas porque apenas tenemos tiempo para nosotras. En Moncloa tener una vida familiar es casi imposible. Es vergonzoso que trabajando donde trabajamos y haciendo el trabajo que hacemos; que estamos para ayudar a los demás y sin embargo a nosotros en nuestro propio trabajo quién nos ayuda.”
La idea es saber cuán difícil es ser madre y lesbiana en el ejército. Y parece que para estas chicas no está siendo muy fácil. No les pusieron pegas a la hora de las correspondientes bajas maternales pero como dicen ellas “Nuestro trabajo es complicado a la hora de formar una familia, no creo que sea por ser lesbiana sino por ser madre.”
INMA Y PATRI
Mi nombre es Inma y soy militar en el Ejercito del Aire y quería compartir mis vivencias en este trabajo siendo lesbiana y además madre.
“Debo decir que me siento realmente afortunada, ya que en mi trabajo jamás he notado un trato diferente y mucho menos discriminación de ningún tipo por el hecho de ser lesbiana, ni por parte de compañeros, ni de jefes, ni nadie del entorno. No voy publicando mi orientación sexual (eso es intimo y personal de cada persona), pero tampoco lo oculto.”
Cuando Inma llevaba 8 años en el ejército conoció a una mujer especial. Tuvieron una hija y se casaron. Para ella todo se vivió con naturalidad y no notó diferencia alguna con el resto de sus compañeros en circunstancias similares. Recibió las felicitaciones de todo su entorno laboral, tanto por el nacimiento de su hija como por su boda. “Tuve mucho apoyo por parte de mis compañeros y jefes a la hora de hacer cambios de días de trabajo.”
Al nacer la niña antes de casarse, Inma no pudo obtener el permiso de maternidad, por lo que ahora están en trámites y cuando finalicen y se los aprueben podrá disfrutar de las 16 semanas de permiso por adopción que la Ley estipula. “Estoy deseando que llegue ese momento porque hasta ahora la niña no es legalmente mi hija. Mis jefes saben mi situación familiar y estoy muy agradecida por la comprensión y el apoyo que me han mostrado en todo momento. Ahora solo me queda esperar que se regularicen todos los papeles y seguir disfrutando de mi familia.”
CRIS Y MIRY
“Desde que entré en el ejército en 2002 no he ocultado mi orientación sexual. Tanto es así que en un cambio de destino los rumores llegaron incluso antes que mi presentación. Era un cuartel muy pequeño y ahí todo corre como la pólvora. Notaba que me miraban y como cuchicheaban pero nadie se atrevía a decirme nada al respecto. Hasta que solté la bomba y todo quedó en el olvido.” Así recuerda Cristina sus primeros años en el ejército. Cuando era solo una cría de 18 años.
Por aquellos tiempos poco le importaba a Cris el qué dirán.
“En mi tercer y de momento último destino es donde mi vida personal ha cambiado mas, puesto que me he casado y estamos esperando nuestro primer bebe.”.
La historia de Cris es muy esperanzadora porque no ha tenido un solo problema con nadie, pareciera que el ejército es un mundo liberal donde nada importa: ni el género o la orientación sexual. Realmente me alegro de haber encontrado tres historias en las que parece que vivimos algunos siglos por delante del XXI, es casi como haber creado una película de ciencia ficción.
“Cuando di la noticia de que me iba a casar mis jefes y compañeros estaban súper interesados en saber cómo iba el proceso, dónde lo íbamos a celebrar, cómo iban los preparativos, etc. Además, el día de la boda, sorpresa la que nos llevamos mi mujer y yo cuando llegamos al hotel y fuimos a pagar la habitación y ya habían pagado ellos.
Cuando inicie todos los pasos necesarios para ser mamá, se lo comenté a mis jefes más directos porque tenía que ir a hacerme pruebas a la clínica y nunca me pusieron ni una sola pega.
Y ya con el deseado positivo ha sido todo estupendo, rápidamente me solicitaron la ropa de premamá e intentaron aliviar mi carga de trabajo.
Estoy segura que cuando nazca nuestra pequeña también se alegraran mucho porque realmente han vivido todo el proceso conmigo, animándome en los momentos bajos y por supuesto felicitándome en los buenos y ahora cuidándome.”
Parece que llevásemos un gran camino recorrido tras estas bonitas historias pero la mujer lleva tan solo desde 1988, según el Observatorio de Igualdad, con acceso a formar parte del Ejército. Por si alguien no lo sabe, el conjunto del Ejército español se divide en cuatro: La Armada, el Ejército del Aire, Ejército de Tierra y Estado Mayor de la Defensa (que es el encargado de planificar y dirigir todas las operaciones militares, tanto en España como en el extranjero). Las estadísticas de 2013 dicen que hay aproximadamente unos 150.000 militares en activo y 5.000 reservas y solo el 14% (aproximadamente 20.000) son mujeres. Y encima debemos dar gracias a que en poco más de 25 años hayan dejado de mirarnos por encima del hombro o puesto la zancadilla a la hora de llegar a puestos de mando.
Parece ser que por alguna razón el Ministerio de Defensa quiere hacer ver que son inclusivos con la mujer y por eso, hace no demasiados años, nació el Observatorio de Igualdad militar viniendo a sustituir al hasta entonces Observatorio de la Mujer en la Fuerzas Armadas que según palabras del Ministerio fue “Un agente determinante en la consecución de muchos de estos logros y un activo contribuyente en el desarrollo de un marco normativo de la conciliación de la vida personal, familiar y profesional en el ámbito de nuestras FAS y de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres militares”
A modo de reflexión final diré que da la sensación de que 25 han sido suficientes para avanzar hacia una igualdad pero que dicha igualdad aún no es real y que queda mucho para que lo sea. Las mujeres, lesbianas o no, lo tienen muy difícil para conciliar la vida laboral con la familiar. Da igual que seas militar, oficinista, ingeniera o médico; los horarios laborales no están hechos para las familias sino para el vil metal y hasta que alguien no vea dinero en las familias esto no va a cambiar.
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