Un relato sobre el amor entre lesbianas que universaliza la relación de pareja
Liliana Paolinelli, la directora de Margen de error, película que pretende universalizar el amor de pareja en forma de pareja lésbica, charla y reflexiona junto a Susana Pampín, protagonista de su último film.
Una sinopsis muy cortita pero muy significativa: el amor lésbico y con gran diferencia de edad, las dudas, la lealtad.
La vida de Iris, una mujer que pasa los 50 años, se desbarata cuando aloja en su casa a Maia, la hija de su gran amiga, quien despierta en ella sentimientos y fantasías que hacen alborotar su vida social y la relación con su pareja. Todo lo que parecía consolidado peligra cuando se entera de que la chica está enamorada de una mujer mayor… ¿Será ella?
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“En general he abordado historias en relación a mi vida y a lo que voy atravesando. Estoy repitiendo temáticas. Es la tercera película en la que trato historias de lesbianas. Con Margen de error me pasó que se juntaron dos o tres hechos de mi vida. Hablo de mi vida, confiando en que esto le puede pasar a otras personas. Una de las cosas coincidió con la visita de la hija de una amiga que venía a estudiar a Buenos Aires, donde vivo. Tiene 18 años, ¡cuántos años han pasado! La película toma otro rumbo, el de la ficción”.
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Al mismo tiempo, Liliana vio una foto de una exprofesora con sus amigas en los Esteros del Iberá y pensó que tenía que retratar a esas lesbianas. Una imagen muy potente, y después, el tema de acercarse a la edad de sus amigas cuando Liliana era muy joven. “Nos juntábamos en Saldán en los años de 1990. Me acercó a la edad que tenían cuando yo las veía un poco viejas (risas). La pasábamos divino. Eran muy vitales, nos divertíamos con ellas. Quise hablar del paso del tiempo, de la madurez, y poner en tensión dos generaciones: lo que le pasa a Iris (Susana Pampín) con Maia (Camila Plaate)”, sintetiza.3
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Si se trata de reparación o reivindicación a la distancia, da para discutirlo. “Es una necesidad de contarlo. No de reivindicarlo porque se vivía la sexualidad muy de puertas hacia adentro. Me parece importantísimo que quede testimonio de cómo era. Antes una pareja de mujeres no podía ir de la mano. Besarse, menos. Había mucho código. Me dan gracia palabras que se utilizaban para decir ‘tal es lesbiana’. Se decía ‘tal entiende’. No se utilizaba la palabra ‘lesbiana’. Se decía ‘gay’. Era una estrategia que había que desarrollar para socializar entre las lesbianas. También era común que en los grupos de tortas (sic) se armaran parejas entre ellas. Era una práctica corriente y entendible por esa clandestinidad”.
Paolinelli escribió el guion completo sabiendo que quería trabajar con Susana Pampín. La vio en obras y en la filmografía de Martín Rejtman, un director que le encanta. Coincidieron. Y ahí nomás aparece otra vez el tema del amor, asunto que Liliana Paolinelli ha indagado en sus películas (Por sus propios ojos, Lengua materna y Amar es bendito).
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La directora buscó a sus amigas, las actrices cordobesas Eva Bianco y María Pessacq (radicada en Catamarca), para los roles de la pareja de Iris y la madre de Maia, respectivamente. Camila Plaate, la actriz tucumana, fue una sorpresa. Debía ser una actriz joven pero experimentada. Surgió de un casting.
“En cine es la primera vez que hago un protagónico. Solo me había pasado con Rejtman que alguien escribiera el guion sintonizando en mí. Fue muy feliz el proceso. Lo leímos juntas. Liliana es muy abierta a las sugerencias. Yo no tengo manera de no meterme con el trabajo que hago. Siempre doy mi opinión”.
Sobre la construcción de Iris, comenta que quiso hacer el papel de esa mujer que se toma el colectivo equivocado (figurativamente hablando). “Me encantó actuar el registro de lo gracioso y patético a la vez”, dice. Ese cruce le parece a Pampín lo más divertido de actuar. “Me sale bien porque es este cuerpo mío, tengo 54 años, y hay cosas graciosas que, personificadas en esta señora, son patéticas”.
En la charla, directora y actriz destacan que uno de los valores de la película es que, si bien hace foco en un micro mundo específico, el de las mujeres lesbianas, maduras, de clase media, clase media alta, cualquiera puede identificarse con lo que le pasa a Iris.
“Me pareció hermoso que fuera una película con el 99 por ciento de mujeres y que en ellas pasa de todo: amores, odios, borracheras. No existe en este país la posibilidad de contar personajes femeninos complejos, y un entramado como en esta película, de personajes lésbicos. Y los equívocos del amor, el viaje que cada uno emprende cuando uno proyecta en el otro. Iris, con una relación adormecida, de tantos años. El tono de la comedia que es apta para todo público. A ellas les pasa algo parecido a lo que les pasa a otros. Las lesbianas no son unos bichos raros. Es decir, no hay un solo tipo de lesbiana como no hay un solo tipo de heterosexuales”, comenta la actriz.
“Las cosas me han llegado cuando fui capaz de hacerlas. Llega en la madurez de mi vida como actriz. No me planteé ser protagonista. Me formé en el teatro independiente de Buenos Aires, movida por el deseo de trabajar con ciertas personas. Tuve la suerte de que me convocaran. Fui siguiendo ese camino”.