Mayte Martín es uno de esos nombres del mundo del flamenco que se conocen tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, tanto por amantes del flamenco como por cualquier amante de la música. Fascinó nada menos que a Peter Gabriel, que la eligió en los 80 para representar a España en varios festivales internacionales. “Mi voluntad no era romper moldes —aseguraba Mayte al ABC a principios de este año– y tampoco me he considerado una rebelde sin causa. Tuve que hacerlo para no pasar por el tubo, para no renunciar a mis principios, a mi concepto de arte y a mi ética“. Esa frase resume básicamente lo que es Mayte: alguien fiel a su alma, a su cante, a su talento, a su creación. Con ese aura es imposible que la gran cantaora pudiera vivir en un armario. Mayte es ella, caiga quien caiga, por eso nunca se ha amoldado a las exigencias de ninguna discografía o ha asumido su cante a ninguna estrategia publicitaria. Cante jondo y boleros -cambió de tercio junto a Tete Montoliú en el fascinante álbum Free Boleros– que ha dado 8 álbumes en 23 años; Mayte tampoco ha sentido nunca la necesidad de producir canciones como rosquillas.
En el último, Tempo Rubato, Mayte publica canciones que ha ido componiendo a lo largo de la vida: “Es el trazado sonoro de mi registro vital y amoroso. Lo más hermoso de la vida es no tener pudor de desnudarse ante el mundo. Y el colmo de la felicidad es que el mundo mire con amor tu desnudez (…) En mi adolescencia empecé a tomar conciencia de que ser distinta podía no ser del todo fácil. Pero siempre he creído que es mucho más difícil no vivir de acuerdo a tu verdad. La vida es muy corta y muy larga para vivirla fingiendo ser quien no eres (…) Nunca me he sentido rechazada (por ser lesbiana). Lo he sido y punto, dándole al otro la oportunidad de verme y traspasar la barrera del rechazo a lo diferente, a lo distinto. Recuerdo que con 17 años solía caminar de la mano con mi novia y sonreír ante la mirada curiosa de los demás, en lugar de ponerme desafiante. Siempre me devolvían la sonrisa”.
Un verdadero ejemplo de visibilidad. Cuando Mayte tenía 17 años -en plena transición- España era muy diferente a lo que es hoy y han sido las personas como ella las que han logrado hacer del país el más lgtbfriendly del mundo. Un referente incomparable para nosotros, y tal vez el referente lésbico más importante en el mundo del flamenco junto a Rocío Molina.
https://www.youtube.com/watch?v=nWDYK-Wlq0M