“Nunca pensé que me enamoraría de una chica que conociera en una aplicación para ligar, pero así lo quiso el destino.
Yo llevaba una vida bastante ajetreada, trabajo, estudios, casa… y no tenía tiempo (ni paciencia) para salir a conocer gente. Todo el mundo hablaba de estas aplicaciones, que estaban muy bien, que era muy cómodo ligar desde casa… pero siempre he desconfiado mucho de estos sitios. Y nada, después de un año soltera y de haber dado un paseito por Tinder, me hice una cuenta en Wapa, pensando que quizás ésta podría ser más seria que la anterior.
Sin mucha expectativa de conocer a una chica en condiciones y muchísimo menos, de enamorarme, empecé a hablar con una y con otra… pero al final, ¡más de lo mismo! Ninguna me llamaba la atención, ya sea por el físico, aburridas, nada en común… en fin. Reconozco que soy, como se dice en mi tierra, muy ‘mijita’, y hasta ese momento, a mis 36 años, solo me había enamorado una vez y ya pensaba que nunca volvería a hacerlo.
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Y, de repente, cuando ya había decidido eliminar la aplicación, me habla una chica de nombre “Algo bonito”. Le pregunté por qué ese nombre, me dijo que eso era lo que buscaba ahí, vivir algo bonito con una chica… ¡me gustó! De entrada, súper simpática, interesante, centrada y con la que se podía mantener una buena conversación… ¡ostras! Esto era nuevo para mí y no me lo esperaba. Pero faltaba algo, aún no la había visto, no tenía foto de perfil, y pensé, ojú, seguro que es un orco, algún fallo tiene que tener (yo tan positiva como siempre). Con miedo, le pido que me mande una foto pensando que me pondría alguna excusa, pero todo lo contrario, cuando me la mandó resultó ser una chica súper guapa, preciosa, con una sonrisa tan dulce… y lo mejor de todo, exageradamente femenina.
Directamente pensé, no puede ser. La busqué en Instagram, nos empezamos a seguir y sí, era ella! Y vivía a 10 minutos de mi pueblo. No me lo podía creer. Desde el primer momento parecía que nos conocíamos de toda la vida, como si hubiéramos nacido para estar la una con la otra. Es increíble como la vida puede cambiarte de un día para otro. Como simplemente, hablando con una persona por un chat, puedes crear un vínculo tan grande.
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Al principio hablábamos de lo típico; cuáles eran sus aficiones, qué música le gustaba (por dios que no le guste el reguetón!), cuál era su película favorita… y en general, qué buscaba en la vida. Y ya, en la segunda llamada telefónica, empezó el salseo… con cuántas personas te has acostado, preferencias en el sexo, posturas, fantasías eróticas… esas charlas eran maravillosas, divertidas, y sí, excitantes.
Cada día deseaba que llegara la noche para charlar con ella, era el mejor momento del día… ese momento en que nos metíamos en la cama a hablar y a sumergirnos en nuestros mundos.
Estuvimos así tres semanas. Y diréis, ¿por qué esperasteis tanto tiempo?, y no sabríamos decir por qué, solo que nos encantaba como iba transcurriendo todo y poder conocernos bien antes de dar el paso definitivo… nos dejábamos llevar y sabíamos que lo nuestro no se quedaría en un simple polvo. Nos estábamos empezando a enamorar y aún ni nos habíamos tocado, besado ni mirado a los ojos. Y creo que así fue súper mágico.
Nos conocimos en persona un 26 de marzo y lo que pasó, ya os lo podéis imaginar… solo deciros, que a los ocho meses estábamos viviendo juntas. Y hoy, casi dos años después, estamos en proceso de ser mamás.
Sé que puede parecer una historia como otra cualquiera, pero es la historia de dos mujeres treintañeras que pensaban que después de tantas relaciones, de idas y venidas, no iban a encontrar nunca su media naranja. Cansadas de perder el tiempo con relaciones que no iban a ninguna parte, por fin se encontraron, y tuvo que ser en una aplicación para ligar… ¡BENDITA APLICACIÓN!”
Por Fátima Cansino.
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