Esta historia comenzó en el 2011 a mediados de noviembre. Ese día no tenía nada de especial, sólo yo dirigiéndome a la universidad como todos los días. La única diferencia era que en ese preciso momento mi mente se rodeaba de muchas dudas, agobiada por la soledad y con deseos de tomar un camino errado pero es increíble cómo el destino es capaz de cambiar todo con una sola decisión que tomes. En ese momento estaba entrando a la universidad sin ningún motivo y a lo lejos observo un amigo al que usualmente no hubiese saludado porque se encontraba algo ocupado pero ese día no tenía nada mejor que hacer así que quería hablar con alguien. Me acerqué y puse me mano en su hombro para saludarle. Lo que sucedió en ese momento fue lo más increíble, lo más casual y destinado que jamás me ha pasado: otra mano se puso en ese hombro al mismo tiempo al mirar era una chica genial…
Sam, ella miró mi mano y vio mi brazalete con un notable arcoíris sonrió y me dijo que le gustaba. Yo miré su muñeca y también tenía un brazalete igual. Nuestro amigo se levantó, nos presentó y nos dejó hablando ya que estaba “muy ocupado” en ese momento…
Sigo sin creerlo pero fue un encuentro totalmente hermoso y perfecto… Luego de eso hablamos por varios días. Nuestra “primera cita” fue de lo más inusual: Sam me invitó a una marcha por los derechos de los estudiantes, fue raro pero muy emocionante nunca habría hecho algo así de no ser por ella. Luego de unos días, la invité a mi casa en la cual por esos días se encontraba sola, fue ahí donde tuve mi primer beso. Y si lo fue, robado de manera inesperada y a mis 18 años en ese tiempo.
Desde ese momento comenzó una relación, pero sin importar cómo parezca el inicio, no todo fue un cuento de hadas. Hubo grandes problemas entre nosotras. El primero era mi primera relación real, tuve una o dos virtualmente pero era la primera vez que podía sentir a ese persona a mi lado, eso me hacía sentir insegura y sin saber qué hacer.
El segundo problema, el más importante de hecho y totalmente contraria a mi situación, Sam había pasado por demasiadas relaciones que la habían lastimado de muchas maneras, volviéndola insegura y un tanto fría, por miedo a que si se acerba demasiado a mí, saldría lastimada. Yo no sabía realmente si de esa manera era una relación pero estaba consciente de que no todo estaba de la mejor manera. Quise preguntarle muchas veces pero siempre había una evasión.
Luego de un par de meses en esa situación Sam decidió hablar conmigo. Ese temido “tenemos que hablar”. Yo supe de inmediato que algo pasaba. Me pidió tiempo y se fue sin reparos. Yo me encontraba destrozada, pues sentir ese dolor la primera vez es una experiencia aterradora.
Luego de eso, nuestras miradas trataban de esquivarse pero era imposible parar lo que sentíamos la una por la otra. Sam se acercó a mí pero yo no iba aceptar volver a una relación si no había un cambio de parte de ella. Porque aunque suene mal que lo diga, yo era consciente de que si algo iba mal no era mi culpa.
Después de eso las cosas fueron mejorando poco a poco, pero el cambio más radical se vio una tarde de mayo días después de que Sam cumpliera 18 años. Ella me dijo que podía pedirle algo. Yo le pedí un abrazo de verdad, ella me miró y me estrechó como nunca nadie lo había hecho. Fui tan feliz en ese momento que no pude contener las lágrimas. Después de eso ella quedó totalmente impactada al ver una reacción así de mi parte. Su cambio fue enorme, ya no había distancia y no la habrá nunca más. No digo que este es el final de la historia porque con casi tres años de relación nuestra historia apenas comienza y si de algo estoy segura es de que esa decisión que me llevó a conocerla es la mejor que he tomado porque, a pasar de todas las dificultades, la felicidad y el amor que me brinda supera cualquier cosa que pueda pasar.
Y es por esta historia por lo que creo y siempre creeré en los encuentros destinados.
Qué bonita historia de amor os felicito y que vuestra felicidad perdure para siempre. Un abrazo
gracias por compartir mi historia , al leerla nuevamente eh recordado los momentos que hicieron que mi vida cambiara