Como ya comentamos en el artículo de octubre, vamos a seguir hablando de “construcción”. Construir una sana autoestima es como ir montando una casa. Así que como los cimientos ya los hemos puesto, vamos con el suelo y las paredes, además de un techo que nos cubra.
¿Qué tipo de suelo estás pisando? O dicho de otra manera, ¿eres siempre consciente de lo que piensas y sientes, de ti misma? Vivir conscientemente y autoaceptarse son las bases sobre las que se asienta la autoestima cuando la ponemos en acción.
Una vida consciente es respetar nuestra realidad sin tratar de escapar de ella, y mucho menos negarla, no vale hacer trampas no sirven para nada. Sin embargo, tratar de comprender todo aquello que atañe a nuestros intereses, valores, objetivos y sueños es algo muy importante para ser conscientes tanto del mundo interno de una misma como del mundo externo que nos rodea.
¿Te aceptas a ti misma tal y como eres? Aceptarte no significa resignarte, sino conocerte a ti misma para poder cambiar aquellas cosas que no te agradan. Lo que no aceptes es como si no existiese, ¿y cómo puedes cambiar lo que no existe? Así pues, comprendamos y experimentemos, sin negar ni rechazar nuestros verdaderos pensamientos, emociones, sentimientos y acciones. Ser respetuosas con nosotras mismas, aún cuando podamos pensar, en el peor de los casos, que no somos dignas de admiración, de hecho aunque no nos gusten, es básico. ¡Niégate a vivir en conflicto contigo misma!
¿Cuál es el tipo de pared que tocas?, ¿es acaso rugoso y duro, o suave y agradable al tacto? Ya sabes, como siempre depende de ti.
La autorresponsabilidad y la propia afirmación son los otros dos puntos que te rodean.
Ser autorresponsable es reconocer que somos las autoras de nuestras decisiones y acciones, que somos tanto la causa como el efecto de nuestra propia realización como personas, que nadie va a venir a arreglarnos la vida, a hacernos felices o aumentar nuestra propia autoestima. Si no lo haces tú, nadie lo hará por ti aunque así lo creas. Si es eso lo que piensas, te durará bien poco.
Afírmate, respeta tus deseos y necesidades y busca la manera de expresarlas de una forma adecuada en la realidad. Trátate con cariño y respeto en tus relaciones con las demás personas. La autoafirmación es estar dispuestas a ser quienes somos y hacer que los demás lo sepan y lo tengan en cuenta en todos los sentidos. Es defender nuestras convicciones, valores, emociones, sentimientos, sueños.
Y ahora sólo nos falta ponerle un tejado a nuestra “casita” de ensueño. ¿Prefieres un techo plano con terraza?, ¿ o acaso lo tuyo es el tejado a “dos aguas”? A mi particularmente me gustan ambos.
Vivir con determinación e integridad es nuestro tejado al gusto.
Vivir con un propósito es tremendamente importante ya que es lo que va a hacer que encuentres soluciones a los problemas que te pueden acuciar en un momento determinado de la vida. Esto es pura determinación. Tenemos la capacidad de asumir la responsabilidad de identificar nuestros sueños u objetivos, llevar a cabo acciones que nos acerquen a ellos y mantenernos firmes en la voluntad de alcanzarlos.
La integridad es tener unos principios de conducta sobre los que mantenernos firmes en nuestras acciones. Ser congruentes entre lo que pensamos, decimos y hacemos. ¿No te has descubierto alguna vez pensando una cosa y diciendo o haciendo otra? Esto que te digo es más habitual de lo que podemos pensar, y así se entra en conflicto con una misma. Así que piensa, siente y haz lo mismo en positivo, desde luego.
Mantén tus promesas y respeta tus compromisos, tanto contigo misma como con los demás. Como digo siempre, nunca he dicho que esto fuese fácil, aunque lo que también te puede decir es que es posible como también muy liberador.
Ya tenemos nuestra casa construida, ahora la decoración corre de tu cuenta. Vive ahora, vive el presente, es un momento que no se vuelve a repetir.
Elena Guillomía
Coach y Asesora de Habilidades Personales para la Mujer LB