2019: en esta escena os lo resumiré todo. Estoy en una cafetería en el barrio de Lavapiés, en Madrid, tomando un café, mi hijo de 18 meses está sentado a mi lado en maravilloso silencio, abstraído con el móvil. Sí, ya lo sé, no debería dejarle el móvil, pero es que la única manera de tenerle tranquilo un rato y poder disfrutar del café y la conversación con mis amigas. Todos somos un poco “malas madres” en ocasiones…
En la mesa está también mi amiga Susana, que tiene un niño de 8 años, aunque en ese momento Carlitos no está con nosotras en la cafetería. Esta semana le toca con su padre. Tienen la custodia compartida desde que Susana se divorció hace 5 años. Se divorció porque se dio cuenta de que realmente le gustaban las chicas, desde hace 3 vive con su novia, y ambas tienen a Carlitos dos semanas al mes.
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Estamos ahí charlando tan amenamente esperando a nuestras amigas Ainara y Lily, que tenían cita en IVI porque están en medio de un tratamiento para embarazarse, el método ROPA.
La escena es tan cotidiana que quizás no os dais cuenta de lo maravillosa que es. Y de lo difícil que ha sido llegar a este punto.
Yo soy lesbiana y madre soltera por elección. Me convertí en madre a través de una inseminación artificial. Hace unos años no hubiera podido vivirlo con tanta libertad. Ser madre soltera no era bien visto, y ya ser madre soltera y lesbiana… Hace años no me hubiera podido realizar una inseminación artificial, porque quienes tenían acceso a la reproducción asistida eran mujeres heterosexuales con pareja masculina que no podían tener hijos.
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Hace décadas atrás mi amiga Susana seguramente hubiera perdido la custodia de Carlitos frente a su marido por su orientación sexual. Pero la lucha de tantos años de tantos activistas ha posibilitado que haya igualdad de madres y padres heterosexuales y homosexuales.
¿Y Ainara y Lily? Ellas representan otro logro más. Desde 2005 podemos casarnos en España, y los hijos que tenemos con nuestra esposa se inscriben automáticamente en el Registro Civil como hijos de las dos, independiente de quien sea la madre gestante.
El método Ropa es un tratamiento exclusivo para mujeres lesbianas, al que pueden acceder estando casadas. En el caso de mis amigas se hará así: Ainara, que es dos años más joven que Lily, aportará los óvulos, sus óvulos se fecundarán con semen de donante, y los embriones se transferirán al útero de Lily, que será quien geste al bebé que tendrán y que esperamos ansiosas sus tías.
En la maternidad lésbica se refleja también la lucha de 40 años por los derechos LGTB en España. Y ahora que celebramos el Orgullo, tenemos que ser conscientes de todo lo que se ha luchado para llegar hasta aquí. Madres y futuras madres, esta es sin duda una victoria para sentirnos Orgullosas.