Nos encanta lo que el programa First Dates puede ofrecernos en lo que a visibilidad lésbica se refiere. No solo por lo que implica ver una cita de dos mujeres en televisión, no. Sino más bien por la posibilidad de hablar abiertamente de problemas que muchas veces nos afectan.
Patricia tiene 36 años y es diseñadora gráfica en Madrid. Busca “sinceridad. Me gustan las chicas humildes y empáticas”. Confiesa venir un poco harta de sufrir por amor. Quiere “un amor de verdad, para toda la vida”.
Paula tiene 23 y es profesora. Vive en Madrid. Nada más ver a Patricia tiene claro que le gusta. Y es recíproco.
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Las chicas estaban muy nerviosas, encantadas de conocerse, indagando sobre qué le gusta a la otra. “Pareja seria y estabilidad” era el proyecto de ambas.
A lo largo de la cita Patricia se confesó. “Yo era homófoba. Creo que mi familia me lo inculcó. (…) Estuve con un chico, cuatro meses sin sexo”. En el caso de Paula, nunca ha tenido una conversación con sus padres y su madre llamaba a su ex pareja “amiga”. Su lesbianismo es algo que en su casa saben pero no hablan.
Así sigue siendo la vida de muchas mujeres lesbianas en este país, para que luego nos digan que está todo hecho. Igualmente, ambas han tenido el increíble valor de irse a la tele y poner encima de la mesa sus miedos y deseos. ¿La recompensa? La tensión sexual entre ambas era increíble y, cómo no, se dieron una segunda cita. “Quiero seguir conociéndote y ver qué va surgiendo”, propone Paula. “Me apetecía besarla”, confiesa Patricia.
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¡Amor lésbico viento en poca y televisado!